/ miércoles 4 de noviembre de 2020

Repique inocente | Elección en “Gringolandia”

En México hay una marcada antipatía hacia el presidente estadunidense Donald Trump, que este martes contendió con Joe Biden por la presidencia de Estados Unidos. Entre republicanos y demócratas, a México le ha ido mejor con los primeros.

Para cuando redacto esta media plana, se desarrolla la jornada electoral en Estados Unidos, en la que los gringos eligen a su presidente de entre dos opciones, reelegir a su presidente, el republicano Donald Trump, y el aspirante demócrata Joe Biden.

Quisiera tener a la mano una bola de cristal y adivinar quién ganara la elección. Desafortunadamente ese no es uno de mis súper poderes —tengo otros, pero no quisiera abrumar a mis fieles cuatro lectores—.

Lo que sí puedo decir es que los centros de estudios políticos de la Unión Americana, los think tanks —los de esta columna hace mucho que no aparecen, debido a la pandemia—, los medios de comunicación y la comentocracia gringa aseguran que la competencia ha sido más cerrada de lo que parece.

En México, muchos quisieran que ganara Joe Biden. La mayoría le tienen tirria al multimillonario presidente Trump.

En el caso del arriba firmante, es público y notorio que, con el único afán de incordiar al respetable, soy partidario del republicano neoyorquino que todavía despacha en la Casa Blanca.

Si me preguntan, y si no también, que para eso soy el que redacta estas líneas, prefiero a Donald Trump por un mero pragmatismo económico: a México le va mejor con los gobiernos republicanos.

Los demócratas no dicen que van a construir un muro, pero fue el demócrata Bill Clinton quien comenzó a levantar una pared en la frontera. Los demócratas no acusan a los “bad hombres” que llegan en calidad de inmigrantes, pero el demócrata Barack Obama ostenta el récord de la mayor cantidad de deportaciones de paisanos. Sólo por mencionar dos de los más recientes gobiernos demócratas.

En esta campaña, ni siquiera hubo alguna expresión a favor o en contra de México de parte del señor Biden o de su compañera de fórmula, la californiana Kamala Harris. Es decir, para la campaña demócrata México ni pinta. Ni fu ni fa. Ni para bien ni para mal sino todo lo contrario.

Eso sí, no puedo negar que los demócratas son simpáticos. Barack Obama hasta vino a Toluca —¿para cuándo bautizan una calle con su nombre?—. Clinton tocaba el saxofón. Jimmy Carter fue Premio Nobel de la Paz. Lyndon Johnson luchó contra el racismo. Kennedy visitó la Basílica de Guadalupe. Si se tratará de un concurso de popularidad en México, los demócratas ganarían de calle.

Los republicanos, por el contrario, son antipáticos. Empezando por el actual presidente.

Pero gracias a la pugna de Trump con China, México se convirtió en el principal socio comercial de los gringos. Eso significa dólares contantes y sonantes en las cajas registradoras de las empresas y en los bolsillos de los miles de familias mexicanos que tienen un pariente trabajando en “Gringolandia” y mandando dólares mes con mes.

Estados Unidos eligió ayer martes a su presidente número 46. Y a final de cuentas, gane quien gane, México seguirá siendo “el patio trasero” —frase acuñada por Adolfo Aguilar Zínser— o “el buen vecino” —gracias a Roosevelt—. Porque tal parece que sea como sea, llevamos la de perder.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz

En México hay una marcada antipatía hacia el presidente estadunidense Donald Trump, que este martes contendió con Joe Biden por la presidencia de Estados Unidos. Entre republicanos y demócratas, a México le ha ido mejor con los primeros.

Para cuando redacto esta media plana, se desarrolla la jornada electoral en Estados Unidos, en la que los gringos eligen a su presidente de entre dos opciones, reelegir a su presidente, el republicano Donald Trump, y el aspirante demócrata Joe Biden.

Quisiera tener a la mano una bola de cristal y adivinar quién ganara la elección. Desafortunadamente ese no es uno de mis súper poderes —tengo otros, pero no quisiera abrumar a mis fieles cuatro lectores—.

Lo que sí puedo decir es que los centros de estudios políticos de la Unión Americana, los think tanks —los de esta columna hace mucho que no aparecen, debido a la pandemia—, los medios de comunicación y la comentocracia gringa aseguran que la competencia ha sido más cerrada de lo que parece.

En México, muchos quisieran que ganara Joe Biden. La mayoría le tienen tirria al multimillonario presidente Trump.

En el caso del arriba firmante, es público y notorio que, con el único afán de incordiar al respetable, soy partidario del republicano neoyorquino que todavía despacha en la Casa Blanca.

Si me preguntan, y si no también, que para eso soy el que redacta estas líneas, prefiero a Donald Trump por un mero pragmatismo económico: a México le va mejor con los gobiernos republicanos.

Los demócratas no dicen que van a construir un muro, pero fue el demócrata Bill Clinton quien comenzó a levantar una pared en la frontera. Los demócratas no acusan a los “bad hombres” que llegan en calidad de inmigrantes, pero el demócrata Barack Obama ostenta el récord de la mayor cantidad de deportaciones de paisanos. Sólo por mencionar dos de los más recientes gobiernos demócratas.

En esta campaña, ni siquiera hubo alguna expresión a favor o en contra de México de parte del señor Biden o de su compañera de fórmula, la californiana Kamala Harris. Es decir, para la campaña demócrata México ni pinta. Ni fu ni fa. Ni para bien ni para mal sino todo lo contrario.

Eso sí, no puedo negar que los demócratas son simpáticos. Barack Obama hasta vino a Toluca —¿para cuándo bautizan una calle con su nombre?—. Clinton tocaba el saxofón. Jimmy Carter fue Premio Nobel de la Paz. Lyndon Johnson luchó contra el racismo. Kennedy visitó la Basílica de Guadalupe. Si se tratará de un concurso de popularidad en México, los demócratas ganarían de calle.

Los republicanos, por el contrario, son antipáticos. Empezando por el actual presidente.

Pero gracias a la pugna de Trump con China, México se convirtió en el principal socio comercial de los gringos. Eso significa dólares contantes y sonantes en las cajas registradoras de las empresas y en los bolsillos de los miles de familias mexicanos que tienen un pariente trabajando en “Gringolandia” y mandando dólares mes con mes.

Estados Unidos eligió ayer martes a su presidente número 46. Y a final de cuentas, gane quien gane, México seguirá siendo “el patio trasero” —frase acuñada por Adolfo Aguilar Zínser— o “el buen vecino” —gracias a Roosevelt—. Porque tal parece que sea como sea, llevamos la de perder.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz