/ miércoles 24 de febrero de 2021

 Repique inocente | Enemigo público

En el sexenio obradorista le ha tocado a la exsecretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, ser la enemiga pública número uno. Cada sexenio tiene el suyo.

Todos los sexenios tienen su villano favorito.

La de este sexenio es Rosario Robles Berlanga.

La exsecretaria de Desarrollo Social y exsecretaria de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano está presa desde hace un año. Acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada, así como de omisiones que permitieron desvíos de recursos públicos, en el esquema conocido como La Estafa Maestra.

La villana favorita del sexenio pasado fue Elba Esther Gordillo Morales, la exdirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, también acusada de desvío de recursos públicos.

Hace un par de sexenios los hijos de Martha Sahagún, los hermanitos Bribiesca. También le ha tocado al ahora presidente Andrés Manuel López Obrador. Cuatro sexenios atrás el villano favorito fue Raúl Salinas de Gortari. Antes de él en la lista aparecen Joaquín Hernández Galicia, alias La Quina; Jorge Díaz Serrano y Arturo El Negro Durazo. La memoria podría ir más atrás, pero no lo hace básicamente porque las neuronas ya no alcanzan solas. Los más antiguos de la comarca podrán agregar aquellos a los enemigos públicos que recuerden, al fin que en su vasto conocimiento y perspicacia seguramente ya se dieron cuenta de por dónde va el arriba firmante.

Lo de la señora Robles Berlanga, que cobró en calidad de asesora y conductora de televisión en la administración del Estado Libre y Soberano de México, es visible para todos. Mucho más ahora que pidió ser considerada en esa entelequia indescriptible llamada legalmente “criterio de oportunidad” y la Fiscalía General de la República se negó, terminante y tajantemente.

Aquella frase peñista de “¡no te preocupes, Rosario!”, debe retumbar en la celda de la ex perredista que distrutó de las mieles del poder priista. A ojo de buen cubero, se puede asegurar que pasará el resto del sexenio en el tambo, aunque el presidente López Obrador diga que su fuerte no es la venganza.

Sólo la acusación de lavado de dinero podría tener en la cárcel a la ex secretaria Robles por al menos cinco años, tiempo más que suficiente para que el actual sexenio llegue a su caso.

Como ha sucedido en otras ocasiones. A la maestra Gordillo la tuvieron en el botellón prácticamente todo el sexenio peñista. A Raúl Salinas de Gortari lo tuvieron en la cárcel 10 años. El Negro Durazo vivió a salto de mata y luego se pasó ocho años en chirona. En la “renovación moral de la sociedad” —algo así como la cartilla moral de ahora— Díaz Serrano pasó cinco años a la sombra.

Y así por el estilo. Altos funcionarios, gobernadores, dirigentes sindicales, legisladores, han pasado por la experiencia de ser el enemigo público.

Con la diferencia, este sexenio, de que otros funcionarios y empresarios han sido acusados ante la justicia federal sin que hayan pisado la prisión, gracias al “criterio de oportunidad”. O a que las acusaciones sólo han tenido como respuesta un ¡ya chole!

***

Esta semana, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, Jorge Olvera García, entregó a la Junta de Coordinación Política de la LX Legislatura, su informe de actividades 2020 en el que se hace visible que el trabajo de la Codhem está a la vanguardia nacional por la ampliación y mejoramiento de sus servicios en todos los ámbitos de su labor.

Se puede ver que hoy es una institución viva que ha evolucionado en favor de la ciudadanía mexiquense, se ha adaptado a los tiempos modernos, ha innovado y se ha colocado en el contexto social que vivimos. La pandemia no ha sido impedimento para potenciar su trabajo a favor de la dignidad, libertades y no discriminación de los grupos más vulnerables.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz

En el sexenio obradorista le ha tocado a la exsecretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, ser la enemiga pública número uno. Cada sexenio tiene el suyo.

Todos los sexenios tienen su villano favorito.

La de este sexenio es Rosario Robles Berlanga.

La exsecretaria de Desarrollo Social y exsecretaria de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano está presa desde hace un año. Acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada, así como de omisiones que permitieron desvíos de recursos públicos, en el esquema conocido como La Estafa Maestra.

La villana favorita del sexenio pasado fue Elba Esther Gordillo Morales, la exdirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, también acusada de desvío de recursos públicos.

Hace un par de sexenios los hijos de Martha Sahagún, los hermanitos Bribiesca. También le ha tocado al ahora presidente Andrés Manuel López Obrador. Cuatro sexenios atrás el villano favorito fue Raúl Salinas de Gortari. Antes de él en la lista aparecen Joaquín Hernández Galicia, alias La Quina; Jorge Díaz Serrano y Arturo El Negro Durazo. La memoria podría ir más atrás, pero no lo hace básicamente porque las neuronas ya no alcanzan solas. Los más antiguos de la comarca podrán agregar aquellos a los enemigos públicos que recuerden, al fin que en su vasto conocimiento y perspicacia seguramente ya se dieron cuenta de por dónde va el arriba firmante.

Lo de la señora Robles Berlanga, que cobró en calidad de asesora y conductora de televisión en la administración del Estado Libre y Soberano de México, es visible para todos. Mucho más ahora que pidió ser considerada en esa entelequia indescriptible llamada legalmente “criterio de oportunidad” y la Fiscalía General de la República se negó, terminante y tajantemente.

Aquella frase peñista de “¡no te preocupes, Rosario!”, debe retumbar en la celda de la ex perredista que distrutó de las mieles del poder priista. A ojo de buen cubero, se puede asegurar que pasará el resto del sexenio en el tambo, aunque el presidente López Obrador diga que su fuerte no es la venganza.

Sólo la acusación de lavado de dinero podría tener en la cárcel a la ex secretaria Robles por al menos cinco años, tiempo más que suficiente para que el actual sexenio llegue a su caso.

Como ha sucedido en otras ocasiones. A la maestra Gordillo la tuvieron en el botellón prácticamente todo el sexenio peñista. A Raúl Salinas de Gortari lo tuvieron en la cárcel 10 años. El Negro Durazo vivió a salto de mata y luego se pasó ocho años en chirona. En la “renovación moral de la sociedad” —algo así como la cartilla moral de ahora— Díaz Serrano pasó cinco años a la sombra.

Y así por el estilo. Altos funcionarios, gobernadores, dirigentes sindicales, legisladores, han pasado por la experiencia de ser el enemigo público.

Con la diferencia, este sexenio, de que otros funcionarios y empresarios han sido acusados ante la justicia federal sin que hayan pisado la prisión, gracias al “criterio de oportunidad”. O a que las acusaciones sólo han tenido como respuesta un ¡ya chole!

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Esta semana, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, Jorge Olvera García, entregó a la Junta de Coordinación Política de la LX Legislatura, su informe de actividades 2020 en el que se hace visible que el trabajo de la Codhem está a la vanguardia nacional por la ampliación y mejoramiento de sus servicios en todos los ámbitos de su labor.

Se puede ver que hoy es una institución viva que ha evolucionado en favor de la ciudadanía mexiquense, se ha adaptado a los tiempos modernos, ha innovado y se ha colocado en el contexto social que vivimos. La pandemia no ha sido impedimento para potenciar su trabajo a favor de la dignidad, libertades y no discriminación de los grupos más vulnerables.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz