/ miércoles 29 de abril de 2020

Repique Inocente | Fortaleza

Corría el año de gracia de 2018, concretamente el mes de septiembre, cuando la unidad del sector empresarial del estado de México se fracturó.

Después de décadas de mantener incólume —palabra que sabrá Dios qué significa, pero se escucha así como que bien acá— la solidez de la comunidad empresarial, con un solo organismo cúpula, las organizaciones se dividieron, un grupo numeroso puso su casa aparte y se dividió la representación de la iniciativa privada mexiquense.

Hubo en el pasado amagos de rompimiento. A mediados de la década de los noventas, la pugna por la presidencia del entonces Consejo Coordinador Empresarial Mexiquense produjo la expulsión momentánea del seno de ese organismo de los entonces dirigentes del Centro Patronal del Estado de Mexico (Coparmex) y de la Unión Social de Empresarios de México. Pero todo terminó en en una tormenta en la que se hicieron de lado los intereses personales y las ideologías, para dar paso a un organismo robusto y compacto, que muchas veces plantó cara a los intereses ajenos a las empresas.

Pero hace un par de años, los intereses pudieron más que la estabilidad y firmeza de tener un solo organismo cúpula de la iniciativa privada. Desde luego, nadie sabía que estaba por venir.

Hoy, —por orden de antigüedad— el Consejo de Cámaras y Asociaciones Empresariales del Estado de México y el Consejo Coordinador Empresarial Estado de México compiten por la representatividad, rivalizan en pos de la atención gubernamental, se miden en términos del número de empresas o cámaras que congregan y contienden por obtener mejor trato, más atención, y pugnan hasta en barandillas.

Hace un cuarto de siglo, los intereses gubernamentales fueron un factor en el cisma que amenazó la unión empresarial. Los liderazgos de la época, que después se convirtieron en funcionarios públicos y en parte del grupo en el poder político, lo comprueban.

La historia escrita hace un par de años parece distinta, pero el hecho es que el sector privado hoy se encuentra dividido.

Divide et impera, dirían en latín, lo que conocen esta lengua. Divide y vencerás, diríamos los que de latín sabemos lo mismo que de geometría molecular.

Esa división es un elemento que incide en la fragilidad de la petición empresarial de apoyo ante la patente crisis económica que ha traído consigo la epidemia de COVID-19.

El Consejo de Cámaras y Asociaciones Empresariales del Estado de México y el Consejo Coordinador Empresarial Estado de México llevan cada cual su bandera y su camino. Escindido, el sector empresarial no es suficientemente fuerte como para lograr una respuesta pronta y positiva.

Ni siquiera mezclar el agua y el aceite, al recurrir al apoyo sindical, hace más consistente la demanda de apoyo. La desunión y discrepancia son un componente más definitivo en la respuesta, que es tibia e indiferente.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.

Corría el año de gracia de 2018, concretamente el mes de septiembre, cuando la unidad del sector empresarial del estado de México se fracturó.

Después de décadas de mantener incólume —palabra que sabrá Dios qué significa, pero se escucha así como que bien acá— la solidez de la comunidad empresarial, con un solo organismo cúpula, las organizaciones se dividieron, un grupo numeroso puso su casa aparte y se dividió la representación de la iniciativa privada mexiquense.

Hubo en el pasado amagos de rompimiento. A mediados de la década de los noventas, la pugna por la presidencia del entonces Consejo Coordinador Empresarial Mexiquense produjo la expulsión momentánea del seno de ese organismo de los entonces dirigentes del Centro Patronal del Estado de Mexico (Coparmex) y de la Unión Social de Empresarios de México. Pero todo terminó en en una tormenta en la que se hicieron de lado los intereses personales y las ideologías, para dar paso a un organismo robusto y compacto, que muchas veces plantó cara a los intereses ajenos a las empresas.

Pero hace un par de años, los intereses pudieron más que la estabilidad y firmeza de tener un solo organismo cúpula de la iniciativa privada. Desde luego, nadie sabía que estaba por venir.

Hoy, —por orden de antigüedad— el Consejo de Cámaras y Asociaciones Empresariales del Estado de México y el Consejo Coordinador Empresarial Estado de México compiten por la representatividad, rivalizan en pos de la atención gubernamental, se miden en términos del número de empresas o cámaras que congregan y contienden por obtener mejor trato, más atención, y pugnan hasta en barandillas.

Hace un cuarto de siglo, los intereses gubernamentales fueron un factor en el cisma que amenazó la unión empresarial. Los liderazgos de la época, que después se convirtieron en funcionarios públicos y en parte del grupo en el poder político, lo comprueban.

La historia escrita hace un par de años parece distinta, pero el hecho es que el sector privado hoy se encuentra dividido.

Divide et impera, dirían en latín, lo que conocen esta lengua. Divide y vencerás, diríamos los que de latín sabemos lo mismo que de geometría molecular.

Esa división es un elemento que incide en la fragilidad de la petición empresarial de apoyo ante la patente crisis económica que ha traído consigo la epidemia de COVID-19.

El Consejo de Cámaras y Asociaciones Empresariales del Estado de México y el Consejo Coordinador Empresarial Estado de México llevan cada cual su bandera y su camino. Escindido, el sector empresarial no es suficientemente fuerte como para lograr una respuesta pronta y positiva.

Ni siquiera mezclar el agua y el aceite, al recurrir al apoyo sindical, hace más consistente la demanda de apoyo. La desunión y discrepancia son un componente más definitivo en la respuesta, que es tibia e indiferente.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.