/ miércoles 20 de mayo de 2020

Repique inocente | Lo mismo, pero diferente

A estas alturas de la Jornada Nacional de Sana Distancia ya no queremos saber nada del COVID-19 y tampoco del doctor Hugo López-Gatell. Empezamos a odiar el cubrebocas y añoramos el tiempo en que éramos libres de hacer lo que se nos pegara nuestra regalada gana.

Muchos nos empezamos a poner sentimentales y nos da por repartir mensajes y videos a nuestros amigos, conocidos, cuates y hasta nuestros más acérrimos adversarios, en los que compartimos lo importante que es la vida y la naturaleza. O lo mucho que extrañamos aquellas aficiones del pasado reciente o remoto. Y desde luego, la vida trepidante o calmada que llevábamos antes de que el 23 de marzo fuéramos recluidos, parcial o totalmente, en nuestros respectivos hogares, gracias a la famosísima epidemia.

¡Qué bonita era la vida antes del COVID-19!

Y como crees que todo el mundo atraviesa por una crisis existencial o emocional semejante a la tuya, te da por distribuir a diestra y siniestra los pensamientos más sentimentales que te llegaron quién sabe cómo. O para aligerar la pena profunda de no poder salir a la calle —o salir lo menos posible— mandas todos los memes habidos y por
haber. Desde luego, elogias a los héroes del momento: médicos, enfermeras, paramédicos, camilleros y un largo etcétera. Al mismo tiempo, como la situación de emergencia debe tener un responsable, no tardas mucho en encontrarlo: el gobierno, los chinos y los murciélagos, así que te cebas sobre los culpables, en todas las formas en las que te lo permiten las comunicaciones digitales.

En consecuencia, le das rienda suelta a las conspiraciones: los chinos contra Trump, los números que no cuadran, los casos que se esconden, los fallecimientos que se ocultan, las nubes de humo que salen de los crematorios, el precio del petróleo, la reforma energética, el líquido de las rodillas, y hasta donde lo permita la imaginación.

Pero también esperas el video donde los venados o cualquier otro animal salvaje, que pueden ser unos conejos o hasta unos minusvalorados tlacuaches, aparezcan una tarde cualquiera por las calles, como hemos visto que ha sucedido por otras naciones. O probablemente alguien haga el video donde el río Lerma o en su defecto el Verdiguel aparecen limpios y claros, y tal vez hasta con pececitos de colores. Esperas y vuelves a esperar y nada ocurre. El video no llega.

Entonces descubres que aunque ya casi termina la Jornada Nacional de Sana Distancia, en el valle de Toluca estamos a años luz de los canales de Venecia o de las calles de Madrid o Barcelona. Que acá no hay ni habrá ríos limpios ni animales salvajes tomando por asalto las calles dejadas solitarias por los humanos.

Es más, tarde que temprano te enteras de que a pesar del confinamiento, la sana distancia, las restricciones para las
actividades no esenciales y el Hoy No Circula vigente en estos días, la contaminación sigue siendo la misma en nuestro valle de Toluca. Que la contaminación no ha remitido y que los animales salvajes hace ya un tiempo están lejos o desaparecidos de nuestras urbes. Luego entonces, la vida tampoco era tan bonita y no va a serlo. Por un buen rato, entre semáforos de colores rojos, naranjas, amarillos y verdes, sobrellevaremos la vida. Con memes y sin ellos. Con videos aleccionadores o a pesar de ellos. Sobreviviremos.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.

A estas alturas de la Jornada Nacional de Sana Distancia ya no queremos saber nada del COVID-19 y tampoco del doctor Hugo López-Gatell. Empezamos a odiar el cubrebocas y añoramos el tiempo en que éramos libres de hacer lo que se nos pegara nuestra regalada gana.

Muchos nos empezamos a poner sentimentales y nos da por repartir mensajes y videos a nuestros amigos, conocidos, cuates y hasta nuestros más acérrimos adversarios, en los que compartimos lo importante que es la vida y la naturaleza. O lo mucho que extrañamos aquellas aficiones del pasado reciente o remoto. Y desde luego, la vida trepidante o calmada que llevábamos antes de que el 23 de marzo fuéramos recluidos, parcial o totalmente, en nuestros respectivos hogares, gracias a la famosísima epidemia.

¡Qué bonita era la vida antes del COVID-19!

Y como crees que todo el mundo atraviesa por una crisis existencial o emocional semejante a la tuya, te da por distribuir a diestra y siniestra los pensamientos más sentimentales que te llegaron quién sabe cómo. O para aligerar la pena profunda de no poder salir a la calle —o salir lo menos posible— mandas todos los memes habidos y por
haber. Desde luego, elogias a los héroes del momento: médicos, enfermeras, paramédicos, camilleros y un largo etcétera. Al mismo tiempo, como la situación de emergencia debe tener un responsable, no tardas mucho en encontrarlo: el gobierno, los chinos y los murciélagos, así que te cebas sobre los culpables, en todas las formas en las que te lo permiten las comunicaciones digitales.

En consecuencia, le das rienda suelta a las conspiraciones: los chinos contra Trump, los números que no cuadran, los casos que se esconden, los fallecimientos que se ocultan, las nubes de humo que salen de los crematorios, el precio del petróleo, la reforma energética, el líquido de las rodillas, y hasta donde lo permita la imaginación.

Pero también esperas el video donde los venados o cualquier otro animal salvaje, que pueden ser unos conejos o hasta unos minusvalorados tlacuaches, aparezcan una tarde cualquiera por las calles, como hemos visto que ha sucedido por otras naciones. O probablemente alguien haga el video donde el río Lerma o en su defecto el Verdiguel aparecen limpios y claros, y tal vez hasta con pececitos de colores. Esperas y vuelves a esperar y nada ocurre. El video no llega.

Entonces descubres que aunque ya casi termina la Jornada Nacional de Sana Distancia, en el valle de Toluca estamos a años luz de los canales de Venecia o de las calles de Madrid o Barcelona. Que acá no hay ni habrá ríos limpios ni animales salvajes tomando por asalto las calles dejadas solitarias por los humanos.

Es más, tarde que temprano te enteras de que a pesar del confinamiento, la sana distancia, las restricciones para las
actividades no esenciales y el Hoy No Circula vigente en estos días, la contaminación sigue siendo la misma en nuestro valle de Toluca. Que la contaminación no ha remitido y que los animales salvajes hace ya un tiempo están lejos o desaparecidos de nuestras urbes. Luego entonces, la vida tampoco era tan bonita y no va a serlo. Por un buen rato, entre semáforos de colores rojos, naranjas, amarillos y verdes, sobrellevaremos la vida. Con memes y sin ellos. Con videos aleccionadores o a pesar de ellos. Sobreviviremos.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.