/ miércoles 3 de febrero de 2021

Repique Inocente | Pasmados


México es el tercer lugar mundial por el número de fallecimientos por Covid-19, lo que no ha merecido ni un mea culpa de los estrategas y responsables gubernamentales, que parecen no tener una apuesta clara para enfrentar la pandemia, que no sea seguir contando cada tarde a los enfermos, muertos y recuperados.

Mis estimados cuatro lectores, dos puntos. ¿Ustedes tienen la sensación de que el gobierno fue rebasado por la pandemia de Covid-19?

Ahora que este país llamado Estados Unidos Mexicanos, vulgo México, alcanzó el deshonroso tercer lugar en muertes por Covid-19 ésta pregunta ha cobrado fuerza. En el caso específico del arriba firmante, desde luego.

Mi respuesta es que el gobierno parece haberse quedado en el pasmo. Congelado y sin apuesta clara. Como en aquel ya lejano 1985, en el que tras el sismo del 19 de septiembre el gobierno federal reaccionó a destiempo y mal. El pueblo mexicano, en cambio, se recobró rápido y dio muertes de solidaridad y resistencia.

Al margen de que en esta pandemia la población mexicana no ha jalado parejo, el gobierno se quedó aturdido. Y en vez de sumar a quienes proponen estrategias distintas para hacer frente a la enfermedad denominada Covid-19, el gobierno se ha dedicado a defender sus descalabros.

Se apostó a alcanzar la inmunidad de rebaño. A que quien necesitara una cama de hospital tuviera una. A cuestionar medidas sencillas como el uso del cubrebocas. A la buena disposición del mexicano, egoísta por naturaleza.

La inmunidad no ha llegado. Las camas de hospital escasean —dicen los que saben que se tenía que apostar a que nadie necesite una cama de hospital—. El cubrebocas terminó por imponerse, aunque algunos en las altas esferas del poder público sigan sin usarlo. La buena voluntad del mexicano parece que es un mito, la proverbial falta de educación se convirtió en desinformación y en terreno para el fraude y el abuso.

México es el décimo lugar en el mundo por su número de habitantes. Es el décimo cuarto lugar por el número de casos acumulados de Covid-19. Y sin embargo es el tercer lugar en el número de fallecimientos, con cifras oficiales cuestionadas por otras cifras oficiales.

Para muchos esa es la mayor prueba de que la estrategia gubernamental falló. Sin olvidar que al principio de la pandemia se calculaban 10 mil o 12 mil muertos, la menos de la décima parte de los más de 150 mil que se han acumulado. Sólo entre los mexiquenses hay más de 24 mil fallecimientos por Covid-19.

Ni siquiera ha habido un mea culpa. Sí, en cambio, mutismo y soberbia.

***

Realmente compadezco a las empleadas y empleados de las instituciones bancarias que tienen que tratar con bichos como el arriba firmante.

Aunque no comprendo como le hacen para fingir imperturbables que no ven a la media docena de clientes que tienen enfrente, esperando a que se abra una segunda o tercera ventanilla, en la que un ejecutivo impertérrito hace como que la virgen le habla, extasiado en la pantalla de su computadora, absorto en su teclado mientras la fila crece.

O en su cubículo, ensimismados o jugando a las estatuas de marfil, mientras uno se truena los dedos porque el reloj sigue avanzando inexorable.

Y menos entiendo qué clase de autoridad técnica tienen para decidir qué es un cubrebocas y qué no lo es. Insuflando la nariz en gesto de superioridad, te hacen un mohín de repulsión y te ponen de patitas en la calle. Hasta que vuelves con un cubrebocas al gusto de su postinero influjo de portero o portera.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.


México es el tercer lugar mundial por el número de fallecimientos por Covid-19, lo que no ha merecido ni un mea culpa de los estrategas y responsables gubernamentales, que parecen no tener una apuesta clara para enfrentar la pandemia, que no sea seguir contando cada tarde a los enfermos, muertos y recuperados.

Mis estimados cuatro lectores, dos puntos. ¿Ustedes tienen la sensación de que el gobierno fue rebasado por la pandemia de Covid-19?

Ahora que este país llamado Estados Unidos Mexicanos, vulgo México, alcanzó el deshonroso tercer lugar en muertes por Covid-19 ésta pregunta ha cobrado fuerza. En el caso específico del arriba firmante, desde luego.

Mi respuesta es que el gobierno parece haberse quedado en el pasmo. Congelado y sin apuesta clara. Como en aquel ya lejano 1985, en el que tras el sismo del 19 de septiembre el gobierno federal reaccionó a destiempo y mal. El pueblo mexicano, en cambio, se recobró rápido y dio muertes de solidaridad y resistencia.

Al margen de que en esta pandemia la población mexicana no ha jalado parejo, el gobierno se quedó aturdido. Y en vez de sumar a quienes proponen estrategias distintas para hacer frente a la enfermedad denominada Covid-19, el gobierno se ha dedicado a defender sus descalabros.

Se apostó a alcanzar la inmunidad de rebaño. A que quien necesitara una cama de hospital tuviera una. A cuestionar medidas sencillas como el uso del cubrebocas. A la buena disposición del mexicano, egoísta por naturaleza.

La inmunidad no ha llegado. Las camas de hospital escasean —dicen los que saben que se tenía que apostar a que nadie necesite una cama de hospital—. El cubrebocas terminó por imponerse, aunque algunos en las altas esferas del poder público sigan sin usarlo. La buena voluntad del mexicano parece que es un mito, la proverbial falta de educación se convirtió en desinformación y en terreno para el fraude y el abuso.

México es el décimo lugar en el mundo por su número de habitantes. Es el décimo cuarto lugar por el número de casos acumulados de Covid-19. Y sin embargo es el tercer lugar en el número de fallecimientos, con cifras oficiales cuestionadas por otras cifras oficiales.

Para muchos esa es la mayor prueba de que la estrategia gubernamental falló. Sin olvidar que al principio de la pandemia se calculaban 10 mil o 12 mil muertos, la menos de la décima parte de los más de 150 mil que se han acumulado. Sólo entre los mexiquenses hay más de 24 mil fallecimientos por Covid-19.

Ni siquiera ha habido un mea culpa. Sí, en cambio, mutismo y soberbia.

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Realmente compadezco a las empleadas y empleados de las instituciones bancarias que tienen que tratar con bichos como el arriba firmante.

Aunque no comprendo como le hacen para fingir imperturbables que no ven a la media docena de clientes que tienen enfrente, esperando a que se abra una segunda o tercera ventanilla, en la que un ejecutivo impertérrito hace como que la virgen le habla, extasiado en la pantalla de su computadora, absorto en su teclado mientras la fila crece.

O en su cubículo, ensimismados o jugando a las estatuas de marfil, mientras uno se truena los dedos porque el reloj sigue avanzando inexorable.

Y menos entiendo qué clase de autoridad técnica tienen para decidir qué es un cubrebocas y qué no lo es. Insuflando la nariz en gesto de superioridad, te hacen un mohín de repulsión y te ponen de patitas en la calle. Hasta que vuelves con un cubrebocas al gusto de su postinero influjo de portero o portera.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.