/ miércoles 2 de octubre de 2019

Repique inocente / Sobre una novela


Miguel Ángel Contreras Nieto ha destacado en el terreno público. Se forjó a sí mismo una extensa carrera en la administración pública gracias a la perseverancia y el talento. Ahora se destaca también en las letras. Porque son muchos los llamados y pocos los elegidos. Pocos autores concretan la publicación de una novela. Muy pocos lo hacen con una historia redonda y sólida.

La que me ocupa hoy, Valeria, Relámpagos y Tulipanes, es una historia de sentimientos y emociones humanas. Se entrelazan el amor, la aflicción, el rencor, la envidia, el deseo, la impaciencia, el asco, la templanza, el hartazgo, la incomprensión, la envidia, el resentimiento, la angustia, la alegría, la ira, la desesperación, el miedo, los celos, la vergüenza y la resolución.

Valeria, Relámpagos y Tulipanes es una novela que para los que vivimos y convivimos en esta región metropolitana de Toluca tiene lugares conocidos. Le podemos poner rostro a los protagonistas y materializar los escenarios. Pero es también producto de una narrativa sugestiva, pues la primera novela de Miguel Ángel Contreras Nieto reúne un lenguaje rico en matices y giros del idioma español.

Lo hemos leído, incorporar en lenguaje costumbrista y común en sus cuentos. Lo hemos constatado en Violetas para Luisa y otros cuentos, publicada en 2015. En Kalim y El Dragón, y en La Casona, aparecidos en 2016.

Tuvimos que esperar tres años para que germinara una novela. La primera de muchas, porque el autor dice que ya cambió la política por la literatura.

Aunque nadie puede negar la cruz de su parroquia. Cuando Miguel Ángel Contreras Nieto recuerda en su novela las agencias del Ministerio Público, el trato de los funcionarios, su lenguaje condescendiente, nos cuenta también parte de su vida profesional. Lo que trató de cambiar y lo que parece que nunca va a cambiar. Pero eso es otro asunto.

Valeria es una joven de una familia acomodada en el valle de Toluca. Su vida transcurre sin las preocupaciones cotidianas para muchos de nosotros. Su vida es un idilio que entre las proverbiales lluvias toluqueñas se va descomponiendo, como el granizo gordo y blanco que nos cae una tarde cualquiera, delicado e inmaculado, pero que se ensucia en el lodo y se diluye de poquito.

Contreras Nieto nos lleva como de la mano por la vida de la joven madre, con lenguaje expresivo y una descripción lúcida. Caminamos el trazo de un destino aparentemente exitoso y fulgurante que se teje y desteje en ese espacio tan delgado en el que aparece un relámpago o tan brevemente extenso en el que se marchita una flor. La extensa tragedia que es cuestión de apenas un instante.

La novela se construye de instantes que se atornillan perfectamente y enrollan a los personajes por sus emociones y debilidades.

Valeria, Relámpagos y Tulipanes transcurre trepidante sin darte tiempo de respirar. Te encadena en cuanto le pones aroma a los personajes. Ni siquiera te suelta cuando en la semioscuridad de una casa paterna baja la velocidad para prepararte para un nuevo arranque, éste de cólera, ira, pleitos, borracheras y rivalidades arrastradas por la memoria durante años.

Y así, sin que lo esperes, te deposita pie a tierra en el asfalto. En los caminos paralelos que se han separado aborrecidos de tanto contemplarse en un espejo que devuelve siempre esa imagen que no se quiere ver.

*Extracto de la presentación leída en la FILEM 2019.

Mail: felgonre@gmail.com @FelipeGlz


Miguel Ángel Contreras Nieto ha destacado en el terreno público. Se forjó a sí mismo una extensa carrera en la administración pública gracias a la perseverancia y el talento. Ahora se destaca también en las letras. Porque son muchos los llamados y pocos los elegidos. Pocos autores concretan la publicación de una novela. Muy pocos lo hacen con una historia redonda y sólida.

La que me ocupa hoy, Valeria, Relámpagos y Tulipanes, es una historia de sentimientos y emociones humanas. Se entrelazan el amor, la aflicción, el rencor, la envidia, el deseo, la impaciencia, el asco, la templanza, el hartazgo, la incomprensión, la envidia, el resentimiento, la angustia, la alegría, la ira, la desesperación, el miedo, los celos, la vergüenza y la resolución.

Valeria, Relámpagos y Tulipanes es una novela que para los que vivimos y convivimos en esta región metropolitana de Toluca tiene lugares conocidos. Le podemos poner rostro a los protagonistas y materializar los escenarios. Pero es también producto de una narrativa sugestiva, pues la primera novela de Miguel Ángel Contreras Nieto reúne un lenguaje rico en matices y giros del idioma español.

Lo hemos leído, incorporar en lenguaje costumbrista y común en sus cuentos. Lo hemos constatado en Violetas para Luisa y otros cuentos, publicada en 2015. En Kalim y El Dragón, y en La Casona, aparecidos en 2016.

Tuvimos que esperar tres años para que germinara una novela. La primera de muchas, porque el autor dice que ya cambió la política por la literatura.

Aunque nadie puede negar la cruz de su parroquia. Cuando Miguel Ángel Contreras Nieto recuerda en su novela las agencias del Ministerio Público, el trato de los funcionarios, su lenguaje condescendiente, nos cuenta también parte de su vida profesional. Lo que trató de cambiar y lo que parece que nunca va a cambiar. Pero eso es otro asunto.

Valeria es una joven de una familia acomodada en el valle de Toluca. Su vida transcurre sin las preocupaciones cotidianas para muchos de nosotros. Su vida es un idilio que entre las proverbiales lluvias toluqueñas se va descomponiendo, como el granizo gordo y blanco que nos cae una tarde cualquiera, delicado e inmaculado, pero que se ensucia en el lodo y se diluye de poquito.

Contreras Nieto nos lleva como de la mano por la vida de la joven madre, con lenguaje expresivo y una descripción lúcida. Caminamos el trazo de un destino aparentemente exitoso y fulgurante que se teje y desteje en ese espacio tan delgado en el que aparece un relámpago o tan brevemente extenso en el que se marchita una flor. La extensa tragedia que es cuestión de apenas un instante.

La novela se construye de instantes que se atornillan perfectamente y enrollan a los personajes por sus emociones y debilidades.

Valeria, Relámpagos y Tulipanes transcurre trepidante sin darte tiempo de respirar. Te encadena en cuanto le pones aroma a los personajes. Ni siquiera te suelta cuando en la semioscuridad de una casa paterna baja la velocidad para prepararte para un nuevo arranque, éste de cólera, ira, pleitos, borracheras y rivalidades arrastradas por la memoria durante años.

Y así, sin que lo esperes, te deposita pie a tierra en el asfalto. En los caminos paralelos que se han separado aborrecidos de tanto contemplarse en un espejo que devuelve siempre esa imagen que no se quiere ver.

*Extracto de la presentación leída en la FILEM 2019.

Mail: felgonre@gmail.com @FelipeGlz