/ martes 17 de abril de 2018

Rescate Tierra


Simulación, medio ambiente y elecciones

Hablar de medio ambiente, de cambio climático, de combate al calentamiento global, de reforestación, es redituable políticamente. Con el discurso, pareciera que uno realmente se preocupa por lo que le hacemos al planeta. Pero, cuando los hechos no coinciden con los dichos, las personas se dan cuenta que están ante simuladores que tienen una agenda oculta y personal que nada tiene que ver con sus palabras.

Podemos escucharles decir, “qué procuran el cuidado del agua” y su discurso se centra en cerrar la llave, prevenir las fugas, no desperdiciarla. Cuando lo necesario es recargar los mantos freáticos que se agotan por la tala inmoderada y la destrucción del suelo útil, capaz de atrapar el líquido y llevarlo a través de las raíces de los árboles a los depósitos hídricos de donde surtimos nuestras ciudades.

Dicen que protegerán las reservas naturales, necesarias para mantener el equilibrio ecológico de nuestro país y las instituciones gubernamentales encargadas de cuidar esas reservas otorgan permiso a empresas y particulares, para que construyan hoteles, retiros vacacionales, fraccionamientos, minas, basureros en lugares inapropiados.

Que van a reforestar, y no ayudan en la siembra de árboles en zonas críticas por su importancia para mantener climatizadores naturales y lugares de recarga de agua, necesarios para estados como Guerrero, Nayarit, Jalisco, Veracruz y el Estado de México, por mencionar algunos.

Acaba de realizarse una reunión de la ONU en Kenia, que se suma al discurso y proyectos de Naciones Unidas contra el cambio climático. Los temas allí tratados intentan provocar la sinergia de empresarios, gobiernos y ciudadanía en temas de finanzas, mercado de carbón, energía limpia, desarrollo sustentable y tecnología. El mensaje principal en voz de Erik Solheim, director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en la primera “Africa Climate Week” fue: que son esenciales las acciones contra el cambio climático para promover el desarrollo sustentable y alcanzar las 17 metas de la Agenda 2030: Combate al hambre, la pobreza, salud, educación, cambio climático, equidad de género, agua, energía, urbanización, saneamiento, medio ambiente y justicia social.

Trasladando esas metas a México, ¿Cómo estamos? ¿Hemos avanzado? ¿Podemos decir que protegemos nuestros bosques, recargamos nuestra agua, protegemos especies en peligro, cuidamos nuestra riqueza productiva? O sólo somos un atractivo campo de inversiones, para empresas en expansión a las que no les interesa cuidar nuestro país y hay simuladores que están vendiendo nuestro futuro.

Es tiempo de amarrar el discurso a los hechos y que haya más servidores públicos, empresarios, políticos, universitarios, asociaciones civiles, partidos políticos, que dejen la simulación y actúen, con metas medibles a favor del Medio Ambiente, no sólo en tiempos electorales.


Simulación, medio ambiente y elecciones

Hablar de medio ambiente, de cambio climático, de combate al calentamiento global, de reforestación, es redituable políticamente. Con el discurso, pareciera que uno realmente se preocupa por lo que le hacemos al planeta. Pero, cuando los hechos no coinciden con los dichos, las personas se dan cuenta que están ante simuladores que tienen una agenda oculta y personal que nada tiene que ver con sus palabras.

Podemos escucharles decir, “qué procuran el cuidado del agua” y su discurso se centra en cerrar la llave, prevenir las fugas, no desperdiciarla. Cuando lo necesario es recargar los mantos freáticos que se agotan por la tala inmoderada y la destrucción del suelo útil, capaz de atrapar el líquido y llevarlo a través de las raíces de los árboles a los depósitos hídricos de donde surtimos nuestras ciudades.

Dicen que protegerán las reservas naturales, necesarias para mantener el equilibrio ecológico de nuestro país y las instituciones gubernamentales encargadas de cuidar esas reservas otorgan permiso a empresas y particulares, para que construyan hoteles, retiros vacacionales, fraccionamientos, minas, basureros en lugares inapropiados.

Que van a reforestar, y no ayudan en la siembra de árboles en zonas críticas por su importancia para mantener climatizadores naturales y lugares de recarga de agua, necesarios para estados como Guerrero, Nayarit, Jalisco, Veracruz y el Estado de México, por mencionar algunos.

Acaba de realizarse una reunión de la ONU en Kenia, que se suma al discurso y proyectos de Naciones Unidas contra el cambio climático. Los temas allí tratados intentan provocar la sinergia de empresarios, gobiernos y ciudadanía en temas de finanzas, mercado de carbón, energía limpia, desarrollo sustentable y tecnología. El mensaje principal en voz de Erik Solheim, director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en la primera “Africa Climate Week” fue: que son esenciales las acciones contra el cambio climático para promover el desarrollo sustentable y alcanzar las 17 metas de la Agenda 2030: Combate al hambre, la pobreza, salud, educación, cambio climático, equidad de género, agua, energía, urbanización, saneamiento, medio ambiente y justicia social.

Trasladando esas metas a México, ¿Cómo estamos? ¿Hemos avanzado? ¿Podemos decir que protegemos nuestros bosques, recargamos nuestra agua, protegemos especies en peligro, cuidamos nuestra riqueza productiva? O sólo somos un atractivo campo de inversiones, para empresas en expansión a las que no les interesa cuidar nuestro país y hay simuladores que están vendiendo nuestro futuro.

Es tiempo de amarrar el discurso a los hechos y que haya más servidores públicos, empresarios, políticos, universitarios, asociaciones civiles, partidos políticos, que dejen la simulación y actúen, con metas medibles a favor del Medio Ambiente, no sólo en tiempos electorales.