/ martes 29 de mayo de 2018

Rescate Tierra


La elección, ¿es una acto de fe?

Queda 1 mes y 2 días para la elección de Presidente, Diputados locales, federales y alcaldes. La lucha por acceder al poder es intensa, todos son buenos, todos son la mejor opción, todos harán el mejor gobierno y las mejores leyes, desde su opinión y la de sus partidos. Cuando los candidatos hablan de sus adversarios, todos son malos, mentirosos, corruptos, de poca confianza y los ciudadanos, como si estuviéramos ante una telenovela, enfrentamos héroes y villanos que atrapan nuestra esperanza de vivir mejor, más salario, salud, familias en paz, seguridad, estudios, bienestar en general.

Así llega el día D, cuando ya no hay vuelta atrás y creemos que no nos hemos equivocado, que decidimos por el mejor el que será honesto, mantendrá nuestro trabajo, acabará con la corrupción. Lo anhelamos de todo corazón.

Votar es complicado, es un acto de fe, en que decidimos poner nuestra confianza en alguien, creyendo que cumplirá lo que prometió. Nunca pudimos ver sus pensamientos ocultos. No supimos si había mentira en él. Sólo creímos.

Tampoco sabíamos, si en verdad tenía los conocimientos y la capacidad para lograr las cosas que prometía que haría. Sólo creímos.

Desconocíamos, cuán comprometido estaba con los grupos de poder que le rodeaban y si le dejarían gobernar para todos los mexicanos o sólo para poderosos y ricos. Sólo creímos.

Nosotros creímos, pero hay personas para quienes hasta ese acto de fe, les es negado. Su libertad, su voluntad, su pensamiento son atrapados por la necesidad o el valemadrismo y ese día, el de la jornada electoral, el dinero, la despensa, la apatía o una amenaza suplantan a su fe y decide mal, decide como muerto, sin voluntad propia. Quizá acierte en su ignorancia, quizá no. Mirar atrás no sirve, hay que aguantar otros 6 u otros 3 años de una buena o mala elección.

En la fe, uno desconoce, sólo cree y aplica esa fe en la política, no es un acto que augure buenos resultados, con desconocimiento e ignorancia, de los hechos, de la historia, de los indicadores económicos, de la paz social, del respeto a los derechos, humanos, a las garantías individuales, la libertad de expresión, tránsito, manifestación de ideas.

Tal vez por eso hay tan malos gobiernos en el mundo, porque los ciudadanos quieren ejercer una fe divina en simples mortales, llenos de pasiones y deseos, unos de buen corazón y otros de mal corazón.

Tener madurez ciudadana, no significa que siempre se tomen las mejores decisiones, pero si, que habrá menos sorpresas no deseadas, para que al decidir en el terreno del gobierno sea por la confianza generada en el conocimiento y experiencia que se promueve y no un acto de fe ciega y humana, motivada por las pasiones buenas y malas.


La elección, ¿es una acto de fe?

Queda 1 mes y 2 días para la elección de Presidente, Diputados locales, federales y alcaldes. La lucha por acceder al poder es intensa, todos son buenos, todos son la mejor opción, todos harán el mejor gobierno y las mejores leyes, desde su opinión y la de sus partidos. Cuando los candidatos hablan de sus adversarios, todos son malos, mentirosos, corruptos, de poca confianza y los ciudadanos, como si estuviéramos ante una telenovela, enfrentamos héroes y villanos que atrapan nuestra esperanza de vivir mejor, más salario, salud, familias en paz, seguridad, estudios, bienestar en general.

Así llega el día D, cuando ya no hay vuelta atrás y creemos que no nos hemos equivocado, que decidimos por el mejor el que será honesto, mantendrá nuestro trabajo, acabará con la corrupción. Lo anhelamos de todo corazón.

Votar es complicado, es un acto de fe, en que decidimos poner nuestra confianza en alguien, creyendo que cumplirá lo que prometió. Nunca pudimos ver sus pensamientos ocultos. No supimos si había mentira en él. Sólo creímos.

Tampoco sabíamos, si en verdad tenía los conocimientos y la capacidad para lograr las cosas que prometía que haría. Sólo creímos.

Desconocíamos, cuán comprometido estaba con los grupos de poder que le rodeaban y si le dejarían gobernar para todos los mexicanos o sólo para poderosos y ricos. Sólo creímos.

Nosotros creímos, pero hay personas para quienes hasta ese acto de fe, les es negado. Su libertad, su voluntad, su pensamiento son atrapados por la necesidad o el valemadrismo y ese día, el de la jornada electoral, el dinero, la despensa, la apatía o una amenaza suplantan a su fe y decide mal, decide como muerto, sin voluntad propia. Quizá acierte en su ignorancia, quizá no. Mirar atrás no sirve, hay que aguantar otros 6 u otros 3 años de una buena o mala elección.

En la fe, uno desconoce, sólo cree y aplica esa fe en la política, no es un acto que augure buenos resultados, con desconocimiento e ignorancia, de los hechos, de la historia, de los indicadores económicos, de la paz social, del respeto a los derechos, humanos, a las garantías individuales, la libertad de expresión, tránsito, manifestación de ideas.

Tal vez por eso hay tan malos gobiernos en el mundo, porque los ciudadanos quieren ejercer una fe divina en simples mortales, llenos de pasiones y deseos, unos de buen corazón y otros de mal corazón.

Tener madurez ciudadana, no significa que siempre se tomen las mejores decisiones, pero si, que habrá menos sorpresas no deseadas, para que al decidir en el terreno del gobierno sea por la confianza generada en el conocimiento y experiencia que se promueve y no un acto de fe ciega y humana, motivada por las pasiones buenas y malas.