/ miércoles 26 de diciembre de 2018

Rescate Tierra


Viva el mejor 2019, ame y perdone

Ya termina 2018, un año lleno de cosas nuevas, renovamos gobierno, partidos, diputados, senadores, proyectos económicos, marco jurídico, Presidente de México, secretarios, subsecretarios, relaciones con gobiernos estatales, acompañamiento sociedad y gobierno.

Sigue un año de esperanza. De ver confirmadas las promesas, que haya seguridad, empleo, descontaminación, buenos precios, educación para todos. Las personas continuaran su vida y pasará otro ciclo de 365 días que deseamos sea mejor que este, que termina.

Así ha sido la vida del hombre, desde que esta sobre la Tierra, concluye un año y comienza otro. Hace promesas, buenos deseos, intenta dominar sus pasiones, cuidar a su familia, ser fiel, no mentir, trabajar mucho, dejar de fumar, bajar de peso, no enojarse, casarse, descasarse y empoderarse.

Pasa el 24 de diciembre, las familias se abrazan se besan, recuerdan a Jesucristo, recuerdan su nacimiento, su ejemplo de amor, la obediencia de María. En ese día nos perdonamos y el 25 hay quienes se alteran con la cruda o el remordimiento de lo que paso.

En un día se olvida el amor y las promesas ofrecidas.

El apóstol Pablo dijo, qué: ¿quién lo libraría de su cuerpo de muerte? porque el pensar el bien estaba en él, pero no, el hacerlo. Una y otra vez prometía ser mejor y al siguiente día continuaba con su imperfección. La lucha por ser mejor la emprendía día a día y cada semana que pasaba esforzándose, se acercaba a la estatura del varón perfecto, su Maestro, Jesús de Nazareth, el justo que pago, por los injustos y pago por él.

Yo, como Pablo, me confieso imperfecto. Avanzo lentamente luchando contra mis deseos. Trato de no pensar mal de las personas, de perdonar a los chismosos, a los mentirosos, a los engañadores, a quienes utilizan al ser humano para sus fines, pero no lo aman. Procuro no ver la paja en el ojo ajeno y sin pensarlo me encuentro imperfecto, juzgando a otros, antes de mejorarme.

Jesucristo vino a poner ejemplo de cómo hacerlo. Amo a sus enemigos. Nació en condición humilde y sirvió hasta la muerte. Sabía que nada se llevaría, no atesoro riquezas en la Tierra y exhortó a la gente, para que ya no pecara.

Pasó el 24 de diciembre, le sigue el 31, fin de año, la tradición de las uvas, un nuevo día y volver a empezar.

Hagamos 2019, el año del cumplimiento de las promesas de vida, de amor, de restauración, de trabajo, de familias unidas e hijos sanos y queridos. Qué no sean sólo palabras, sino hechos, ejemplos de amor, tolerancia, respeto y perdón. Que 2019 sea mejor, que el año que concluye, bendiciones.


Viva el mejor 2019, ame y perdone

Ya termina 2018, un año lleno de cosas nuevas, renovamos gobierno, partidos, diputados, senadores, proyectos económicos, marco jurídico, Presidente de México, secretarios, subsecretarios, relaciones con gobiernos estatales, acompañamiento sociedad y gobierno.

Sigue un año de esperanza. De ver confirmadas las promesas, que haya seguridad, empleo, descontaminación, buenos precios, educación para todos. Las personas continuaran su vida y pasará otro ciclo de 365 días que deseamos sea mejor que este, que termina.

Así ha sido la vida del hombre, desde que esta sobre la Tierra, concluye un año y comienza otro. Hace promesas, buenos deseos, intenta dominar sus pasiones, cuidar a su familia, ser fiel, no mentir, trabajar mucho, dejar de fumar, bajar de peso, no enojarse, casarse, descasarse y empoderarse.

Pasa el 24 de diciembre, las familias se abrazan se besan, recuerdan a Jesucristo, recuerdan su nacimiento, su ejemplo de amor, la obediencia de María. En ese día nos perdonamos y el 25 hay quienes se alteran con la cruda o el remordimiento de lo que paso.

En un día se olvida el amor y las promesas ofrecidas.

El apóstol Pablo dijo, qué: ¿quién lo libraría de su cuerpo de muerte? porque el pensar el bien estaba en él, pero no, el hacerlo. Una y otra vez prometía ser mejor y al siguiente día continuaba con su imperfección. La lucha por ser mejor la emprendía día a día y cada semana que pasaba esforzándose, se acercaba a la estatura del varón perfecto, su Maestro, Jesús de Nazareth, el justo que pago, por los injustos y pago por él.

Yo, como Pablo, me confieso imperfecto. Avanzo lentamente luchando contra mis deseos. Trato de no pensar mal de las personas, de perdonar a los chismosos, a los mentirosos, a los engañadores, a quienes utilizan al ser humano para sus fines, pero no lo aman. Procuro no ver la paja en el ojo ajeno y sin pensarlo me encuentro imperfecto, juzgando a otros, antes de mejorarme.

Jesucristo vino a poner ejemplo de cómo hacerlo. Amo a sus enemigos. Nació en condición humilde y sirvió hasta la muerte. Sabía que nada se llevaría, no atesoro riquezas en la Tierra y exhortó a la gente, para que ya no pecara.

Pasó el 24 de diciembre, le sigue el 31, fin de año, la tradición de las uvas, un nuevo día y volver a empezar.

Hagamos 2019, el año del cumplimiento de las promesas de vida, de amor, de restauración, de trabajo, de familias unidas e hijos sanos y queridos. Qué no sean sólo palabras, sino hechos, ejemplos de amor, tolerancia, respeto y perdón. Que 2019 sea mejor, que el año que concluye, bendiciones.