/ martes 29 de enero de 2019

Rescate Tierra

Educación, hambre y cucarachas

Día lunes, pensar, analizar y meditar. Ayer de mañana fui a la Universidad Tecnológica del valle de Toluca, cuyo rector es el maestro Antonio del Valle, grande fue mi sorpresa al saber que tiene más de 5 mil alumnos y que gran parte de ellos al concluir se integran exitosamente al mercado laboral del Estado de México. La maestra Elvia Alva pacientemente me atendió al tiempo que escuchaba y asesoraba alumnos. La Universidad se sitúa entre Lerma y Xonacatlán. Fue grato ver que con o sin escasez de gasolina los alumnos van a clase, los maestros imparten y sus directivos se entregan a la docencia y administración con gusto.

***

Sorprende el espíritu de rapiña que parece exhibirse en situaciones de desastre. Si hay un ducto de Pemex reventado los vecinos y avisados corren con sus botes y cubetas para ver qué ganan. Si se voltea un camión de cemento, con palas recogen y acarrean el material, si es un transporte de alimentos, hay quienes se apresuran a ver qué ganan. Pocos se detienen para ayudar al accidentado.

Quizá sea la profunda necesidad económica que sufre un segmento de la población y que ante la carencia busca satisfacer sus necesidades a cualquier precio y de cualquier modo. Lo significativo es que poco les interesa la condición de los afectados. O tal vez su corazón se ha endurecido.

Al platicar con la maestra Elvia, me comentó de algunas empresas que ven a sus alumnos y futuros empleados, como una mercancía que puede desecharse. Los contratan hasta los 25 o 27 años y después les es difícil encontrar trabajo. Son utilizados y despedidos al concluir su utilidad, sin mucha posibilidad de defenderse con la reforma laboral vigente.

De hecho los anuncios ofertando trabajo mencionan que el límite de edad son 32 o 35 años, condenando a los mayores a subemplearse, si acaso no instalaron un negocio propio que les supla lo básico.

México sigue la corriente ideológica del mundo que lo está deshumanizando. La tradición familiar de cuidar a padres y abuelos cede paso a la práctica de asilarlos. Los jóvenes de hoy no se dan cuenta que al limitar las oportunidades para mayores de 35 años se autosabotean. Que al no querer casarse o tener hijos perderán la oportunidad de amar y entregar su vida para la formación de un ser humano útil a su nación, su familia y la sociedad. Que las oportunidades laborales que escamotean a los débiles les pueden alcanzar en la vejez y la inseguridad, el abuso a otros seres, la falta de amor y la cosificación del hombre cual objeto, puede rebotarles en el futuro, si hay una mala racha.

Necesitamos retornar al humanismo que pondera el amor al hombre, porque lo es, y no sólo por su utilidad.

***

Parece que la caza de huachicoleros y la afectación de sus plazas de trabajo empieza a generar un efecto cucaracha y ya corren de Puebla, Hidalgo y Veracruz a otros estados, donde puedan engañar a la autoridad y robar al pueblo algunos años más. Ojalá no lo logren y los ladrones del lugar o nivel social que sean, -con overol o traje- sean detenidos y cese el daño que le han hecho a los mexicanos.

Educación, hambre y cucarachas

Día lunes, pensar, analizar y meditar. Ayer de mañana fui a la Universidad Tecnológica del valle de Toluca, cuyo rector es el maestro Antonio del Valle, grande fue mi sorpresa al saber que tiene más de 5 mil alumnos y que gran parte de ellos al concluir se integran exitosamente al mercado laboral del Estado de México. La maestra Elvia Alva pacientemente me atendió al tiempo que escuchaba y asesoraba alumnos. La Universidad se sitúa entre Lerma y Xonacatlán. Fue grato ver que con o sin escasez de gasolina los alumnos van a clase, los maestros imparten y sus directivos se entregan a la docencia y administración con gusto.

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Sorprende el espíritu de rapiña que parece exhibirse en situaciones de desastre. Si hay un ducto de Pemex reventado los vecinos y avisados corren con sus botes y cubetas para ver qué ganan. Si se voltea un camión de cemento, con palas recogen y acarrean el material, si es un transporte de alimentos, hay quienes se apresuran a ver qué ganan. Pocos se detienen para ayudar al accidentado.

Quizá sea la profunda necesidad económica que sufre un segmento de la población y que ante la carencia busca satisfacer sus necesidades a cualquier precio y de cualquier modo. Lo significativo es que poco les interesa la condición de los afectados. O tal vez su corazón se ha endurecido.

Al platicar con la maestra Elvia, me comentó de algunas empresas que ven a sus alumnos y futuros empleados, como una mercancía que puede desecharse. Los contratan hasta los 25 o 27 años y después les es difícil encontrar trabajo. Son utilizados y despedidos al concluir su utilidad, sin mucha posibilidad de defenderse con la reforma laboral vigente.

De hecho los anuncios ofertando trabajo mencionan que el límite de edad son 32 o 35 años, condenando a los mayores a subemplearse, si acaso no instalaron un negocio propio que les supla lo básico.

México sigue la corriente ideológica del mundo que lo está deshumanizando. La tradición familiar de cuidar a padres y abuelos cede paso a la práctica de asilarlos. Los jóvenes de hoy no se dan cuenta que al limitar las oportunidades para mayores de 35 años se autosabotean. Que al no querer casarse o tener hijos perderán la oportunidad de amar y entregar su vida para la formación de un ser humano útil a su nación, su familia y la sociedad. Que las oportunidades laborales que escamotean a los débiles les pueden alcanzar en la vejez y la inseguridad, el abuso a otros seres, la falta de amor y la cosificación del hombre cual objeto, puede rebotarles en el futuro, si hay una mala racha.

Necesitamos retornar al humanismo que pondera el amor al hombre, porque lo es, y no sólo por su utilidad.

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Parece que la caza de huachicoleros y la afectación de sus plazas de trabajo empieza a generar un efecto cucaracha y ya corren de Puebla, Hidalgo y Veracruz a otros estados, donde puedan engañar a la autoridad y robar al pueblo algunos años más. Ojalá no lo logren y los ladrones del lugar o nivel social que sean, -con overol o traje- sean detenidos y cese el daño que le han hecho a los mexicanos.