/ miércoles 6 de diciembre de 2017

Rescate Tierra

Los ladrones estaban en el automóvil, la alarma sonaba. Al lado, el carro de un amigo tenía roto el cristal trasero. Los delincuentes nos vieron, dejaron varias cosas y se subieron a una Hummer, café. Jamás pensé, que en el estacionamiento de Comercial Mexicana, esquina con Tollocan, asaltaran. No nos salvó meter los carros allí, preguntando descubrí, que no era la primera vez, al parecer es una banda con gusto por el lugar para sus fechorías y nada, ni nadie, los detiene.

San Mateo Oxtotitlán, no se queda atrás, tiene una serie de mantas que le dicen a los ladrones, “si los agarramos, los linchamos” “ya estamos hartos”. El pueblo se defiende de la delincuencia, que crece y crece junto con la pobreza, sin justificación para ser ladrón. La causa es la educación, la falta de trabajo, de oportunidades o simplemente que ya convivimos con una generación a la que es más fácil robar, que trabajar.

Pasé por la Plaza González Arratia, los amigos de lo ajeno desmontaron los cristales de los exhibidores de las fotos y se los llevaron. En las calles, se vive la ley de la selva, hay que abusar del que se deje.

Cuestión de educación, necesidad u oportunidades, necesitamos cambiar el espíritu que afecta a la humanidad, que ha empoderado a racistas en el gobierno mundial y tiranos enfermos de poder, que no dudan en lanzar pedradas a su enemigos (misiles) en lugar de dialogar y acordar con ellos.

Que falta nos hace recordar las palabras de Juárez, “Entre los enemigos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” Y si no hay amor, ni educación entre los ciudadanos, cuando menos el respeto debería prevalecer.

Leyes escritas con sanciones y acciones hay muchas. México es un país de leyes. El Mundo tiene leyes para todo, pero no hay su ejecución, ni cumplimiento.

Los ministerios públicos dejan salir a los delincuentes por falta de denuncia, nada vale atraparlos in fraganti. La policía del país ha hecho fama de deshonesta y con el mando único, ha unificado la corrupción, que ahora quieren llevar al Ejército los legisladores federales, con el nombre de “Ley de Seguridad Interior”. Esas legislaciones y acuerdos me hacen recordar el RENAVE, cuando tomaron datos de todos los dueños de automóviles y luego resultó, que la base de datos andaba en boca de todos igual que los nombres de nuestro Padrón Electoral.

Dice el dicho, que “muerto el niño, tapamos el pozo” y pregunto, ¿Por qué no tapar el pozo, antes que muera el niño? Si ya sabemos que las cosas no van a funcionar y sólo generaran abusos ¿Para qué promoverlas?

Es la aparente lucha entre dos grupos uno de delincuentes disfrazados, con poder, que en lugar de combatir el crimen organizado, hacen leyes para quitar la libertad de expresión a los ciudadanos y acabar con su privacía, mediante leyes que hagan legal el espionaje, y otro de cándidos líderes, que creen que hay bondad en las acciones malas. Y todavía les dicen, “nomas es tantito, luego lo corregimos” y México les creé.

Así nos devaluamos, escapó el Chapo, desaparecieron 43 estudiantes sin dejar rastro, indígenas chiapanecos huyen de sus tierras porque la delincuencia los saca y se apodera de sus casas, mientras el gobernador chiapaneco, pasea en lancha, haciendo como que limpia el río y se talan los bosques, se desecan los ríos, alcoholizamos a los jóvenes, dejamos que la drogadicción, el secuestro, el robo, la mentira, los suicidios y las familias rotas crezcan. Sin educación, sin respeto, sin amor, sin ley a favor del pueblo. Y sin temor a Dios.

Los ladrones estaban en el automóvil, la alarma sonaba. Al lado, el carro de un amigo tenía roto el cristal trasero. Los delincuentes nos vieron, dejaron varias cosas y se subieron a una Hummer, café. Jamás pensé, que en el estacionamiento de Comercial Mexicana, esquina con Tollocan, asaltaran. No nos salvó meter los carros allí, preguntando descubrí, que no era la primera vez, al parecer es una banda con gusto por el lugar para sus fechorías y nada, ni nadie, los detiene.

San Mateo Oxtotitlán, no se queda atrás, tiene una serie de mantas que le dicen a los ladrones, “si los agarramos, los linchamos” “ya estamos hartos”. El pueblo se defiende de la delincuencia, que crece y crece junto con la pobreza, sin justificación para ser ladrón. La causa es la educación, la falta de trabajo, de oportunidades o simplemente que ya convivimos con una generación a la que es más fácil robar, que trabajar.

Pasé por la Plaza González Arratia, los amigos de lo ajeno desmontaron los cristales de los exhibidores de las fotos y se los llevaron. En las calles, se vive la ley de la selva, hay que abusar del que se deje.

Cuestión de educación, necesidad u oportunidades, necesitamos cambiar el espíritu que afecta a la humanidad, que ha empoderado a racistas en el gobierno mundial y tiranos enfermos de poder, que no dudan en lanzar pedradas a su enemigos (misiles) en lugar de dialogar y acordar con ellos.

Que falta nos hace recordar las palabras de Juárez, “Entre los enemigos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” Y si no hay amor, ni educación entre los ciudadanos, cuando menos el respeto debería prevalecer.

Leyes escritas con sanciones y acciones hay muchas. México es un país de leyes. El Mundo tiene leyes para todo, pero no hay su ejecución, ni cumplimiento.

Los ministerios públicos dejan salir a los delincuentes por falta de denuncia, nada vale atraparlos in fraganti. La policía del país ha hecho fama de deshonesta y con el mando único, ha unificado la corrupción, que ahora quieren llevar al Ejército los legisladores federales, con el nombre de “Ley de Seguridad Interior”. Esas legislaciones y acuerdos me hacen recordar el RENAVE, cuando tomaron datos de todos los dueños de automóviles y luego resultó, que la base de datos andaba en boca de todos igual que los nombres de nuestro Padrón Electoral.

Dice el dicho, que “muerto el niño, tapamos el pozo” y pregunto, ¿Por qué no tapar el pozo, antes que muera el niño? Si ya sabemos que las cosas no van a funcionar y sólo generaran abusos ¿Para qué promoverlas?

Es la aparente lucha entre dos grupos uno de delincuentes disfrazados, con poder, que en lugar de combatir el crimen organizado, hacen leyes para quitar la libertad de expresión a los ciudadanos y acabar con su privacía, mediante leyes que hagan legal el espionaje, y otro de cándidos líderes, que creen que hay bondad en las acciones malas. Y todavía les dicen, “nomas es tantito, luego lo corregimos” y México les creé.

Así nos devaluamos, escapó el Chapo, desaparecieron 43 estudiantes sin dejar rastro, indígenas chiapanecos huyen de sus tierras porque la delincuencia los saca y se apodera de sus casas, mientras el gobernador chiapaneco, pasea en lancha, haciendo como que limpia el río y se talan los bosques, se desecan los ríos, alcoholizamos a los jóvenes, dejamos que la drogadicción, el secuestro, el robo, la mentira, los suicidios y las familias rotas crezcan. Sin educación, sin respeto, sin amor, sin ley a favor del pueblo. Y sin temor a Dios.