/ martes 2 de enero de 2018

Rescate Tierra

Cuando comenzamos un proyecto, conocemos su inicio y su final, sabemos a dónde queremos llegar. Organizamos sus acciones en previsión, planeación, ejecución y control, lo más básico para comenzar un sueño, gobernar, ganar una elección, establecer una política pública, combatir el crimen, generar riqueza, cuidar una familia, ganar dinero. Siempre hay un plan, lo contrario es aventarse al ahí se va, sin importar el resultado. Todo es por emociones, me gustó, lo tomo. Codicio, tomo. Deseo, tomo. Envidio, quito. Me enojo, golpeo. Las cosas en tal modo, son la mera satisfacción de los instintos, sin plan, sin meta, sin fruto, y casi siempre con daño.

El fin de una realización así, casi siempre es la destrucción. Es curioso, pero el libro de Apocalipsis, dice, qué en el fin de los tiempos, los hombres vivirán así. Sin más interés que el personal.

Comenzar este año en México, un año de fin de sexenio. De medición de logros y deudas. De cambio de ciclo, requiere como país, reglas para prevenir el daño, no para subsanar el daño. Hay que impulsar la economía, generar riqueza para todos, tener una educación competitiva, detener el crecimiento de la inseguridad y la delincuencia, eliminar la corrupción, fomentar la unidad familiar, detener la trata de personas, la prostitución, el tráfico de órganos, la aplicación de la ley a favor de los poderosos, eliminar el asesinato de periodistas, y muchas cosas más en las que lamentablemente tenemos números negativos y ocupamos los primeros lugares mundiales en lo malo.

Arriba escribo en lo público y el gobierno, pero en lo privado también debemos considerar las variables que queremos mejorar, las que deseamos conservar y las que debemos eliminar, para tener una mejor vida. Hablamos mucho de perdonar y tener buenas relaciones familiares, pero no hablamos con nuestro hermano, ni le perdonamos. A los hijos les gritamos y faltamos al respeto, esperando que ellos se comporten diferente. Sembramos odio y queremos amor. A los amigos los utilizamos para lograr nuestros fines, sin ayudarles a que ellos también logren sus metas y hacer juntos una cadena de milagros donde nos sintamos útiles y no utilizados. Servir es una de las cosas más bellas del mundo y los grandes servidores trascienden por su nobleza y amor, Teresa de Calcuta, Gandhi, Jesús, Buda, José Mujica, Juárez, Gómez Morin, Rina Payán y muchos más que escapan a mi memoria.

¿Qué queremos de México? ¿A dónde queremos que llegue? ¿Con qué medios? y ¿Cómo vamos a lograrlo? En la familia, en la seguridad, en el trabajo, en las políticas públicas, en la paz, el amor, Dios, el gobierno.

Quitar libertades y derechos humanos, para generar estabilidad y gobernabilidad, sólo genera abusos, es una equivocación reprimir, en lugar de dialogar y razonar. Imponer, en lugar de discutir, analizar y decidir. Amenazar, en lugar de escuchar y cambiar. Hemos perdido en los últimos 10 años leyes que garantizaban la protección de los derechos de los trabajadores, hoy pocos trabajan jornadas de 8 horas, los salarios son más que mínimos y los precios son máximos. El sistema de salud y seguridad social amenaza con colapsar, el sistema de pensiones genera inseguridad. Los pobres hoy son más pobres y los ricos, mucho más. Un pueblo con hambre y reprimido, no garantiza la estabilidad de su gobierno. Se debe generar seguridad, confianza, trabajo, garantías individuales, derechos humanos, certeza jurídica y paz.

Así comienza 2018 y deseo que nos vaya… Requetebién.

Cuando comenzamos un proyecto, conocemos su inicio y su final, sabemos a dónde queremos llegar. Organizamos sus acciones en previsión, planeación, ejecución y control, lo más básico para comenzar un sueño, gobernar, ganar una elección, establecer una política pública, combatir el crimen, generar riqueza, cuidar una familia, ganar dinero. Siempre hay un plan, lo contrario es aventarse al ahí se va, sin importar el resultado. Todo es por emociones, me gustó, lo tomo. Codicio, tomo. Deseo, tomo. Envidio, quito. Me enojo, golpeo. Las cosas en tal modo, son la mera satisfacción de los instintos, sin plan, sin meta, sin fruto, y casi siempre con daño.

El fin de una realización así, casi siempre es la destrucción. Es curioso, pero el libro de Apocalipsis, dice, qué en el fin de los tiempos, los hombres vivirán así. Sin más interés que el personal.

Comenzar este año en México, un año de fin de sexenio. De medición de logros y deudas. De cambio de ciclo, requiere como país, reglas para prevenir el daño, no para subsanar el daño. Hay que impulsar la economía, generar riqueza para todos, tener una educación competitiva, detener el crecimiento de la inseguridad y la delincuencia, eliminar la corrupción, fomentar la unidad familiar, detener la trata de personas, la prostitución, el tráfico de órganos, la aplicación de la ley a favor de los poderosos, eliminar el asesinato de periodistas, y muchas cosas más en las que lamentablemente tenemos números negativos y ocupamos los primeros lugares mundiales en lo malo.

Arriba escribo en lo público y el gobierno, pero en lo privado también debemos considerar las variables que queremos mejorar, las que deseamos conservar y las que debemos eliminar, para tener una mejor vida. Hablamos mucho de perdonar y tener buenas relaciones familiares, pero no hablamos con nuestro hermano, ni le perdonamos. A los hijos les gritamos y faltamos al respeto, esperando que ellos se comporten diferente. Sembramos odio y queremos amor. A los amigos los utilizamos para lograr nuestros fines, sin ayudarles a que ellos también logren sus metas y hacer juntos una cadena de milagros donde nos sintamos útiles y no utilizados. Servir es una de las cosas más bellas del mundo y los grandes servidores trascienden por su nobleza y amor, Teresa de Calcuta, Gandhi, Jesús, Buda, José Mujica, Juárez, Gómez Morin, Rina Payán y muchos más que escapan a mi memoria.

¿Qué queremos de México? ¿A dónde queremos que llegue? ¿Con qué medios? y ¿Cómo vamos a lograrlo? En la familia, en la seguridad, en el trabajo, en las políticas públicas, en la paz, el amor, Dios, el gobierno.

Quitar libertades y derechos humanos, para generar estabilidad y gobernabilidad, sólo genera abusos, es una equivocación reprimir, en lugar de dialogar y razonar. Imponer, en lugar de discutir, analizar y decidir. Amenazar, en lugar de escuchar y cambiar. Hemos perdido en los últimos 10 años leyes que garantizaban la protección de los derechos de los trabajadores, hoy pocos trabajan jornadas de 8 horas, los salarios son más que mínimos y los precios son máximos. El sistema de salud y seguridad social amenaza con colapsar, el sistema de pensiones genera inseguridad. Los pobres hoy son más pobres y los ricos, mucho más. Un pueblo con hambre y reprimido, no garantiza la estabilidad de su gobierno. Se debe generar seguridad, confianza, trabajo, garantías individuales, derechos humanos, certeza jurídica y paz.

Así comienza 2018 y deseo que nos vaya… Requetebién.