/ martes 30 de enero de 2018

Rescate Tierra

Ya me dio la Sejuela, lo confieso. Juego tochito y la pata se me tuerce al girar, voy a brincar en cama elástica y sufro una distensión, el frío de la ciudad hace me arrope con chamarras y suéteres. Mi exnovia decía hace 3 años, que usará varias capas de ropa, como lo hacen en países con clima extremadamente frio. El cambio climático me afecta y afecta a todo el mundo en altas y bajas temperaturas.

Recuerdo cuando dos camisetas y dos pantalones eran mi ajuar. Con ellos y sin miedo al frío, crecí y conviví con grandes amigos. Toluca tenía entre 300 y 400 mil habitantes. No había muchas escuelas privadas, convivíamos y hacíamos amistad, todos, en las escuelas públicas.

Hoy las temperaturas bajas se intensifican, no sólo en la capital choricera, sino en todo el mundo. Tenemos frío extremo y calor extremo como manifestación de que algo cambia en el planeta y no sólo es el clima, la belicosidad de los seres humanos mantiene a las naciones en alerta. Nos asombran, divierten y preocupan las amenazas mutuas entre Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jon-Un. Trump, con sus dichos, pone en aprietos al aparato de comunicación política de la Casa Blanca, igual que en México lo hizo Fox, entre 2000 y 2006, con una marcada influencia de poder global. Vicente, afectaba a 120 millones de mexicanos, Donald, a 7 mil millones de seres humanos.

En seguridad, los cárteles del país, compiten con las mafias mundiales. La estancia del ‘Chapo’ en Estados Unidos, no es gratuita. Llegar a acuerdos que garanticen gobernabilidad y paz social en el negocio del crimen organizado, dentro de la nación más poderosa del planeta es apremiante. Rusia se ha recuperado y hasta influye en elecciones de otros países. China crece, de manera poco silenciosa y sus hábiles financieros, se han hecho con la cartera de deuda de varias naciones, utilizando su influencia económica para estimular el crecimiento y desarrollo del país más poblado del mundo, más de 3 mil millones de habitantes.

La amenaza de guerra global es latente. El empobrecimiento de millones de seres humanos que luchan por comer, mantener a su familia, tener casa, trabajo, educación, salud, ahorro y un medio ambiente sano, nos mantiene en una tensión latente, que en cualquier momento puede estallar.

México, en este escenario global es codiciado por varias naciones del mundo que desean su riqueza, sus playas, para construir hoteles. Sus bosques, para talarlos. Sus tierras cultivables, para sembrar transgénicos. Su mano de obra barata y con sindicatos casi controlados. Su agua, empresas, bancos, minería.

Nos estamos globalizando mentalmente. Las naciones que dominan el mundo, dicen todo para todos, pero lo nuestro, sólo es nuestro, algo así como: “Hágase la Revolución, en los bueyes de mi compadre”.

México debe administrar su riqueza, cuidarla para todos con leyes y acciones que promuevan “el respeto al derecho ajeno y la protección de lo que tenemos”.

Estamos ante un parteaguas histórico que implica la supervivencia de la nación, en condiciones de paz social y estabilidad económica, que nos den oportunidades a los mexicanos en general y no sólo a un pequeño grupo, determinando lo que conviene.

Me llama la atención cuando los activistas sociales proclaman un cambio de 360 grados. Una vuelta completa que nos lleva al mismo lugar del que partimos. Creo que necesitamos un giro de 180 grados. Probar un nuevo camino, con nuevas oportunidades, porque la vida sigue y la sejuela nos alcanza, si no nos renovamos.

Ya me dio la Sejuela, lo confieso. Juego tochito y la pata se me tuerce al girar, voy a brincar en cama elástica y sufro una distensión, el frío de la ciudad hace me arrope con chamarras y suéteres. Mi exnovia decía hace 3 años, que usará varias capas de ropa, como lo hacen en países con clima extremadamente frio. El cambio climático me afecta y afecta a todo el mundo en altas y bajas temperaturas.

Recuerdo cuando dos camisetas y dos pantalones eran mi ajuar. Con ellos y sin miedo al frío, crecí y conviví con grandes amigos. Toluca tenía entre 300 y 400 mil habitantes. No había muchas escuelas privadas, convivíamos y hacíamos amistad, todos, en las escuelas públicas.

Hoy las temperaturas bajas se intensifican, no sólo en la capital choricera, sino en todo el mundo. Tenemos frío extremo y calor extremo como manifestación de que algo cambia en el planeta y no sólo es el clima, la belicosidad de los seres humanos mantiene a las naciones en alerta. Nos asombran, divierten y preocupan las amenazas mutuas entre Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jon-Un. Trump, con sus dichos, pone en aprietos al aparato de comunicación política de la Casa Blanca, igual que en México lo hizo Fox, entre 2000 y 2006, con una marcada influencia de poder global. Vicente, afectaba a 120 millones de mexicanos, Donald, a 7 mil millones de seres humanos.

En seguridad, los cárteles del país, compiten con las mafias mundiales. La estancia del ‘Chapo’ en Estados Unidos, no es gratuita. Llegar a acuerdos que garanticen gobernabilidad y paz social en el negocio del crimen organizado, dentro de la nación más poderosa del planeta es apremiante. Rusia se ha recuperado y hasta influye en elecciones de otros países. China crece, de manera poco silenciosa y sus hábiles financieros, se han hecho con la cartera de deuda de varias naciones, utilizando su influencia económica para estimular el crecimiento y desarrollo del país más poblado del mundo, más de 3 mil millones de habitantes.

La amenaza de guerra global es latente. El empobrecimiento de millones de seres humanos que luchan por comer, mantener a su familia, tener casa, trabajo, educación, salud, ahorro y un medio ambiente sano, nos mantiene en una tensión latente, que en cualquier momento puede estallar.

México, en este escenario global es codiciado por varias naciones del mundo que desean su riqueza, sus playas, para construir hoteles. Sus bosques, para talarlos. Sus tierras cultivables, para sembrar transgénicos. Su mano de obra barata y con sindicatos casi controlados. Su agua, empresas, bancos, minería.

Nos estamos globalizando mentalmente. Las naciones que dominan el mundo, dicen todo para todos, pero lo nuestro, sólo es nuestro, algo así como: “Hágase la Revolución, en los bueyes de mi compadre”.

México debe administrar su riqueza, cuidarla para todos con leyes y acciones que promuevan “el respeto al derecho ajeno y la protección de lo que tenemos”.

Estamos ante un parteaguas histórico que implica la supervivencia de la nación, en condiciones de paz social y estabilidad económica, que nos den oportunidades a los mexicanos en general y no sólo a un pequeño grupo, determinando lo que conviene.

Me llama la atención cuando los activistas sociales proclaman un cambio de 360 grados. Una vuelta completa que nos lleva al mismo lugar del que partimos. Creo que necesitamos un giro de 180 grados. Probar un nuevo camino, con nuevas oportunidades, porque la vida sigue y la sejuela nos alcanza, si no nos renovamos.