/ martes 16 de junio de 2020

Rescate Tierra | A mis amigos justicia y gracia, a mis enemigos justicia, Benito Juárez

En la escuela primaria, la secundaria, la preparatoria y aun en profesional, nos enseñan que vivimos en una República democrática, representativa. Es decir, que las personas que elegimos cada 3 o 6 años asumen los cargos para representarnos en la Presidencia de México, la Cámara de Diputados y la de Senadores. No son electos como representantes omnipotentes cuyas decisiones sólo puedan ser juzgadas por Dios, aunque hay algunos que hasta a Dios toman de burla.

Representantes, que en el ejercicio del poder gobiernan para toda la Nación 127 millones de mexicanos, hombres y mujeres de todas las edades, profesiones, estratos sociales y corrientes políticas. México, es de todos los mexicanos, provocar división para controlar el poder genera una inestabilidad social cuyas consecuencias comienzan a verse. Algunas manifestaciones, ya no son pacíficas, las marchas terminan con la destrucción de edificios, robo de negocios, agresión a transeúntes, desnudos alegóricos, pinta de bardas y una falta de respeto a la autoridad. El crimen organizado ese narcogobierno que en 1994 asomaba en la clase política y el gobierno para hacerse del poder y que anuncie en un evento de COPARMEX, Toluca, donde algunos me tacharon de exagerado, es ya una realidad, los nombres, los escuchamos todos los días manejan minas, secuestro, trata de personas, robo de menores, negocios con la salud, el medio ambiente, las grandes obras, nada les es ajeno. Incluso se escucha, que el gran negocio no son las drogas, sino la trata de personas.

Y es que, para que el gobierno tenga control, debe gobernar para todos de lo contrario aparece un vacío de poder que permite crecer a la delincuencia y el desorden, porque al favorecer a unos, perjudica a otros y sólo ganan los más avispados en el arte de abusar de los demás, aunque para ello deban corromper y destruir a las instituciones creadas para atender las necesidades de los ciudadanos y dar agilidad al gobierno.

Las condiciones económicas, políticas, sociales y de salud, en que nos dejará la pandemia requiere la unión de todos los mexicanos. Reconociendo que cada uno, tiene un talento y puede realizar una función en la reconstrucción de la estabilidad integral de México. Los retos a enfrentar son muchos, hay que generar empleos, reducir los precios de los productos, no reducir salarios, incrementarlos para que se mantenga el consumo, atender la emergencia sanitaria, rescatar el mayor número de empresas posible, abrir los mercados al extranjero, impulsar el uso de energías limpias y proteger nuestro medio ambiente, de acuerdo a los pactos internacionales que hemos firmado. El futuro de México, no debe estar secuestrado por ningún segmento social. Todos podemos trabajar, para beneficiar a todos, unidos somos más fuertes. Para proteger la vida, protejamos a México.

En la escuela primaria, la secundaria, la preparatoria y aun en profesional, nos enseñan que vivimos en una República democrática, representativa. Es decir, que las personas que elegimos cada 3 o 6 años asumen los cargos para representarnos en la Presidencia de México, la Cámara de Diputados y la de Senadores. No son electos como representantes omnipotentes cuyas decisiones sólo puedan ser juzgadas por Dios, aunque hay algunos que hasta a Dios toman de burla.

Representantes, que en el ejercicio del poder gobiernan para toda la Nación 127 millones de mexicanos, hombres y mujeres de todas las edades, profesiones, estratos sociales y corrientes políticas. México, es de todos los mexicanos, provocar división para controlar el poder genera una inestabilidad social cuyas consecuencias comienzan a verse. Algunas manifestaciones, ya no son pacíficas, las marchas terminan con la destrucción de edificios, robo de negocios, agresión a transeúntes, desnudos alegóricos, pinta de bardas y una falta de respeto a la autoridad. El crimen organizado ese narcogobierno que en 1994 asomaba en la clase política y el gobierno para hacerse del poder y que anuncie en un evento de COPARMEX, Toluca, donde algunos me tacharon de exagerado, es ya una realidad, los nombres, los escuchamos todos los días manejan minas, secuestro, trata de personas, robo de menores, negocios con la salud, el medio ambiente, las grandes obras, nada les es ajeno. Incluso se escucha, que el gran negocio no son las drogas, sino la trata de personas.

Y es que, para que el gobierno tenga control, debe gobernar para todos de lo contrario aparece un vacío de poder que permite crecer a la delincuencia y el desorden, porque al favorecer a unos, perjudica a otros y sólo ganan los más avispados en el arte de abusar de los demás, aunque para ello deban corromper y destruir a las instituciones creadas para atender las necesidades de los ciudadanos y dar agilidad al gobierno.

Las condiciones económicas, políticas, sociales y de salud, en que nos dejará la pandemia requiere la unión de todos los mexicanos. Reconociendo que cada uno, tiene un talento y puede realizar una función en la reconstrucción de la estabilidad integral de México. Los retos a enfrentar son muchos, hay que generar empleos, reducir los precios de los productos, no reducir salarios, incrementarlos para que se mantenga el consumo, atender la emergencia sanitaria, rescatar el mayor número de empresas posible, abrir los mercados al extranjero, impulsar el uso de energías limpias y proteger nuestro medio ambiente, de acuerdo a los pactos internacionales que hemos firmado. El futuro de México, no debe estar secuestrado por ningún segmento social. Todos podemos trabajar, para beneficiar a todos, unidos somos más fuertes. Para proteger la vida, protejamos a México.