Sangre, sudor y lágrimas costó a la humanidad la garantía al respeto de los derechos humanos, el derecho a la vida, la libertad, trabajo digno, libertad de expresión, manifestación, justicia, alimentación, salud.
Recordar a los hermanos Flores Magón luchando por la clase obrera, la jornada de 8 horas, el salario justo, el día de descanso semanal, enlazándose a las actividades internacionales que tiempo antes eran pugna en Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos.
Hoy el precio pagado es materia de un recuerdo romántico de lo que fue. Muchos centros de trabajo no respetan la jornada de 8 horas. El salario mínimo es tan mínimo que no alcanza para vivir y para solventar las necesidades, todos los miembros de la familia deben trabajar, aunque los hijos terminen descuidados. La antigüedad laboral ha perdido su sentido. El sistema de pensiones ya no es garantía de una eficacia de paz a quien ha dedicado su vida al servicio de una institución. Las instituciones y sus líderes amplían el rango de edad para ser pensionado, sin considerar que varias empresas no contratan a personas mayores de 35 años, lo que deja en la mendicidad o el autoempleo a muchos.
La salud, otro derecho, se ha torcido. El abasto de medicinas escasea, hay que buscarlas por todos los centros médicos posibles. Los tiempos para recibir una consulta y atención se alargan en el tiempo y quizá, sólo quizá, algunos mueran a la espera de su próxima cita. En teoría hay servicio, en la realidad y con eficiencia, no.
La libertad de expresión es otro derecho plasmado en nuestra Constitución. Necesario para generar equilibrio en el ejercicio del poder, necesario, porque ayuda a mantener informada a la sociedad, porque motiva a la reflexión y discusión de ideas, porque da a conocer hechos que podrían permanecer ocultos y dar rienda suelta a la impunidad, la corrupción y la tiranía. Ejercer la libertad de expresión debe ser con madurez, para decir y escuchar, en paz, con tolerancia, respeto y la capacidad de modificar lo que está mal, sin justificarse.
Llegar al punto en que los derechos humanos comienzan a convertirse en un bonito texto. Requirió de un manejo de la comunicación en la que se pondera el derecho, pero se condiciona su cumplimiento. Hay manipulación de los hechos para convertir la mentira en verdad. Libertad de expresión con múltiples candados. Derecho laboral, condicionado al interés de las empresas e instituciones. Salud, sólo si hay recursos y a pesar del desvío de recursos. Pensiones, a una edad en que ya uno paso a mejor vida. Justicia, sí se tiene al mejor y más leal abogado. Alimentación, aunque todo se encarezca. Parecieran los tiempos de la manipulación de la manipulación y tal vez nos pase como la fábula de Pablito y el lobo, tanto mintió, que al ser verdad, nadie le creyó.
Hoy, la necesidad hace que el corazón del hombre se endurezca y la lucha por la supervivencia socava su humanidad. Sólo interesa sobrevivir al momento. Ójala esto no sea permanente y pronto hayan, tiempos mejores.
Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM
YOUTUBE: Jord Luum Twitter: @pedrogmez Facebook: pedro.gomez.7509
