/ martes 16 de mayo de 2023

Rescate tierra | El poder del poder

“La guerra es un lugar donde los jóvenes que no se conocen y no se odian, se matan entre si, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”. Erich Hartman.

Esta reflexión de Hartman, me impacta, se aplica en muchas áreas donde la toma de decisiones, el gobierno, la aplicación de políticas públicas, dejan de obedecer al bien común y hay un grupo de la población ordenando a la sociedad, con el argumento de buscar el bienestar para el pueblo, pero sólo sirviéndose a si mismos.

Son personas que buscaron el poder, por el poder mismo, no el poder para servir, para buscar el máximo beneficio social. Se apoderan de bienes que no les pertenecen y aparentan entregarlos al pueblo, bajo su sabia administración.

Tienen enemigos propios, con poder propio que, al enfrentarse entre si, lastiman a los más débiles, al que no tiene recursos para sostenerse sin empleo, ni dinero para educarse, ni puede acceder a alimentos que constantemente suben de precio. Individuos que están inmersos en una guerra de baja intensidad sin haberse dado cuenta o participan en una guerra fría en donde siempre están en condiciones de perder.

Por ello, los estados buscan crear instituciones que protejan a los ciudadanos, por encima del interés de los poderosos, bajo el marco de leyes y reglas cuyo cumplimiento sea obligado para ambas partes, dificultando al poderoso el abusar, de quien no puede defenderse.

Quizá la reflexión de Erich Hartman, debería trasladarse a la vida cotidiana, a la política, la economía, la salud, la educación, el gobierno, para interpretar y evitar las condiciones que no deben prevalecer en la armonía social, en la integración de un sistema en constante evolución que requiere de mecanismos que promuevan la convivencia pacífica, productiva y positiva de los subsistemas que integran a la sociedad y que van empoderándose, sin importarles la supervivencia de otros y sin recordar que el sistema social necesita equilibrio, que mantengan condiciones de orden y armonía en la convivencia de los diferentes subsistemas. Pretender romper el equilibrio haciendo que uno de los sistemas prevalezca implica la destrucción y desaparición de otro.

No importa si se es empresario, estudiante, agricultor, guerrillero, feminista, ecologista, drogadicto, narco, político, cristiano, católico, budista, homosexual o heterosexual, si estas en México, eres parte del sistema y el sistema busca perfeccionarse, madurar, trascender y dar oportunidades de armonía a los subsistemas que lo integran, quitando lo que lo destruye e impulsando su fortaleza. En ese proceso, habrá subsistemas que intenten supraponerse a otros y desaparecerlos, generando violencia, odio, miedo, pobreza, abuso, inseguridad y muerte.

He allí, la importante labor de políticos y gobernantes, manteniendo equilibrios que den oportunidades a todos, para que crezcan todos, amigos y opositores, hijos, hermanos, esposa, vecinos y desconocidos. Todos deben tener las mismas oportunidades. Protegiendo las instituciones, respetando las leyes, administrando con respeto los recursos, la economía, el futuro, cuidando el medio ambiente, procurando que el mundo mejore, se sustente y sus recursos se multipliquen.

En nuestro Estado, con mayúsculas, no sirvió quitar las guarderías para mamás que trabajan, ni dificultar el trabajo de empresas ecologistas, ni destruir la selva para construir un tren que a su paso deja la muerte de miles de animales, millones de árboles talados, la destrucción del medio ambiente, no sirvió militarizar al país, el crimen organizado sigue, la inseguridad crece y la amenaza de convertir a México en una república bananera al estilo del Salvador, Nicaragua, Venezuela, Cuba y en su momento Argentina y Chile, está latente, con el apoyo de algunos militares que anhelan los tiempos caudillescos, y el acompañamiento y consejo de Rusia y China.

Es inmoral echar a pelear a los mexicanos para obtener poder, gobernar e imponer un modelo de gobierno que no favorece la paz, ni la riqueza, ni las oportunidades para todos. Es inmoral y es malo.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEMEX

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septien


“La guerra es un lugar donde los jóvenes que no se conocen y no se odian, se matan entre si, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”. Erich Hartman.

Esta reflexión de Hartman, me impacta, se aplica en muchas áreas donde la toma de decisiones, el gobierno, la aplicación de políticas públicas, dejan de obedecer al bien común y hay un grupo de la población ordenando a la sociedad, con el argumento de buscar el bienestar para el pueblo, pero sólo sirviéndose a si mismos.

Son personas que buscaron el poder, por el poder mismo, no el poder para servir, para buscar el máximo beneficio social. Se apoderan de bienes que no les pertenecen y aparentan entregarlos al pueblo, bajo su sabia administración.

Tienen enemigos propios, con poder propio que, al enfrentarse entre si, lastiman a los más débiles, al que no tiene recursos para sostenerse sin empleo, ni dinero para educarse, ni puede acceder a alimentos que constantemente suben de precio. Individuos que están inmersos en una guerra de baja intensidad sin haberse dado cuenta o participan en una guerra fría en donde siempre están en condiciones de perder.

Por ello, los estados buscan crear instituciones que protejan a los ciudadanos, por encima del interés de los poderosos, bajo el marco de leyes y reglas cuyo cumplimiento sea obligado para ambas partes, dificultando al poderoso el abusar, de quien no puede defenderse.

Quizá la reflexión de Erich Hartman, debería trasladarse a la vida cotidiana, a la política, la economía, la salud, la educación, el gobierno, para interpretar y evitar las condiciones que no deben prevalecer en la armonía social, en la integración de un sistema en constante evolución que requiere de mecanismos que promuevan la convivencia pacífica, productiva y positiva de los subsistemas que integran a la sociedad y que van empoderándose, sin importarles la supervivencia de otros y sin recordar que el sistema social necesita equilibrio, que mantengan condiciones de orden y armonía en la convivencia de los diferentes subsistemas. Pretender romper el equilibrio haciendo que uno de los sistemas prevalezca implica la destrucción y desaparición de otro.

No importa si se es empresario, estudiante, agricultor, guerrillero, feminista, ecologista, drogadicto, narco, político, cristiano, católico, budista, homosexual o heterosexual, si estas en México, eres parte del sistema y el sistema busca perfeccionarse, madurar, trascender y dar oportunidades de armonía a los subsistemas que lo integran, quitando lo que lo destruye e impulsando su fortaleza. En ese proceso, habrá subsistemas que intenten supraponerse a otros y desaparecerlos, generando violencia, odio, miedo, pobreza, abuso, inseguridad y muerte.

He allí, la importante labor de políticos y gobernantes, manteniendo equilibrios que den oportunidades a todos, para que crezcan todos, amigos y opositores, hijos, hermanos, esposa, vecinos y desconocidos. Todos deben tener las mismas oportunidades. Protegiendo las instituciones, respetando las leyes, administrando con respeto los recursos, la economía, el futuro, cuidando el medio ambiente, procurando que el mundo mejore, se sustente y sus recursos se multipliquen.

En nuestro Estado, con mayúsculas, no sirvió quitar las guarderías para mamás que trabajan, ni dificultar el trabajo de empresas ecologistas, ni destruir la selva para construir un tren que a su paso deja la muerte de miles de animales, millones de árboles talados, la destrucción del medio ambiente, no sirvió militarizar al país, el crimen organizado sigue, la inseguridad crece y la amenaza de convertir a México en una república bananera al estilo del Salvador, Nicaragua, Venezuela, Cuba y en su momento Argentina y Chile, está latente, con el apoyo de algunos militares que anhelan los tiempos caudillescos, y el acompañamiento y consejo de Rusia y China.

Es inmoral echar a pelear a los mexicanos para obtener poder, gobernar e imponer un modelo de gobierno que no favorece la paz, ni la riqueza, ni las oportunidades para todos. Es inmoral y es malo.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEMEX

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septien