Vaya, vaya, vaya, con la yegua baya, que brincó la valla y se comió una baya. Sorpresa, miedo, odio, desconcierto. El Covid, ha sido la mejor herramienta mundial para acelerar cambios globales ante el temor por la muerte.
Primero, se cerraron las fronteras de los países, reduciendo la acelerada migración de las naciones pobres hacia las ricas, la investigación científica creció y compartió conocimientos para obtener en el menor tiempo un posible medicamento que detuviera la enfermedad. Los sueldos y salarios de millones de empleados en el planeta, se redujo a la mitad con la promesa de no ser despedidos en la pandemia, hoy sus jefes ganan más y ellos apenas sobreviven. El tema del calentamiento global, recibió beneficios un breve tiempo por la reducción de la actividad industrial y del transporte, hubo menos emisiones de bióxido de carbono sin haberse concretado la necesaria transición de combustibles contaminantes a energías limpias.
Hoy la variante Delta, del virus, incrementa los contagios con el cambio climático, la necesaria reactivación de la actividad económica, y la proliferación de reuniones sociales, de jóvenes que se niegan a vivir con temor, esperando inmunizarse de manera natural, por una exposición no controlada y ni siquiera pensada. Salen con cierto desenfado, creyendo que sus familiares ya vacunados, no serán afectados si ellos se contagian.
Conforme avance el número de expuestos al COVID-19 la cacareada inmunidad del rebaño, crecerá, sin poder evitar la exposición a mutaciones del virus que brinquen el tratamiento génico de la vacuna, habrá menos muertos, pero al igual que la gripe, no dejará de haber enfermos.
Observando el paulatino regreso a las actividades laborales, educativas, de gobierno, servicios, salud. No hubo un repunte dramático nacional, por el proceso electoral con clímax el 6 de junio, el rebrote que se observa parece asociada con la variante Delta, sin embargo, el trabajo con protocolos COVID, continua. La UAEM, trabaja, gobierno sigue en actividades, los restaurantes poco a poco reanudan su flujo, colegiados de profesionistas como el presidido por la Doctora, Lizbeth González, fundadora de la Barra Mexicana de Mujeres Abogadas, realizan sus actividades y en el día del abogado, destacó la tele presencia y los juicios orales, bajo el contexto de un ejercicio laboral híbrido, ante el coronavirus.
En la comunicación, los medios y la prensa, continúan su labor, entrevistando, asistiendo a ruedas, cumpliendo protocolos, enfrentando amenazas y la gran responsabilidad de informar.
La reactivación de actividades, no puede ser con presiones, mentiras, ni en condiciones de salario y laborales, no dignas. Los dueños del poder económico y político deben abstenerse de aprovechar el miedo a la pandemia para lograr sus fines, en México y el mundo. La humanidad atemorizada, tiene reacciones no siempre previsibles y en ocasiones, poco deseadas.
Cuidémonos todos y respetemos a quienes piensan diferente de nosotros, sin manipulaciones, ni presiones económicas.
