/ martes 20 de agosto de 2019

Rescate Tierra / Mueren por defender la Tierra


Asesinan a tres activistas ambientales por semana en el mundo, -según datos de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, presidida por Michelle Bachelet- por 48 semanas del año, son 144 ambientalistas en el mundo. En México durante 2018 hubo entre 12 y 15 asesinatos de activistas, aproximadamente el 10% mundial. Un porcentaje excesivamente alto, el cual es muestra de que los saqueadores ambientales tienen sus ojos puestos en México.

Las principales acciones denunciadas por los defensores de la tierra tienen que ver con actividades mineras y forestales. Las minas requieren grandes cantidades de agua, de acuerdo al mineral que extraen del suelo. Agua que toman de los ríos cercanos o manantiales subterráneos cercanos a sus instalaciones, contaminando y reduciendo el abasto del líquido para las comunidades cercanas a sus explotaciones.

Entre 2000 y 2003 visité una mina en Zacazonapan. Los pobladores me explicaron que la mina detonaba cargas en las venas subterráneas del líquido, reduciendo el abasto del pueblo y contaminando el agua del río del ahogado con arsénico. Algunas personas del pueblo encontraron ganado muerto después de beber agua del río, el cual toma el nombre de Temascaltepec, antes de enviar sus aguas al Cutzamala.

En materia forestal qué decir. No hay una tala forestal ordenada y sustentable. En el Estado de México fui llevado con precaución a ver la quema de terrenos y tala de árboles en el Nevado de Toluca. Recorrí Santa María del Monte donde los terrenos eran desmontados para construir casas y quienes se atrevían a denunciarlo sufrían amenazas.

Un excomisario ejidal me platicó que después de tomar el cargo fue visitado por taladores ilegales del Nevado, quienes le ofrecieron construir instalaciones al ejido y dar una lana para la comunidad a cambio de hacerse de la vista gorda en la tala o atenerse a las consecuencias si los obstruía.

Lo mismo ocurre por todo México. El río Sonora, que provee de agua a Hermosillo, fue contaminado por un escurrimiento de Sulfuro, la empresa se hace la occisa para no indemnizar a los afectados. En el sur del país una empresa de transgénicos compró hectáreas para sembrar granos, dañando la calidad de la producción apícola de la península, cuya miel era de las más cotizadas en Europa. Los productores y sus familias denunciaron, pero el daño estaba hecho.

En Guerrero hay una expulsión sistemática de familias cercanas a yacimientos mineros y no sería raro que la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa tuviera algo que ver con esos intereses.

La construcción de casas, hoteles y centros comerciales en terrenos protegidos no es algo raro. En los eventos han estado involucradas autoridades federales e iniciativa privada, y sólo una férrea resistencia ciudadana ha detenido la destrucción y la muerte, como ocurrió en Tajamar, Cancún.

Podría mencionar cientos de hechos. Los depósitos de material radioactivo por Tecámac. Los mantos freáticos contaminados de Lerma. Los bosques talados para construir carreteras. Los ojos de agua detonados para desviar el agua. La caza de animales en riesgo de extinción y muchos más.

Perseguir a los delincuentes y detener la explotación no sustentable de los recursos es una solución, sin embargo lo que debe cambiar es la actitud. Hoy el planeta sufre las consecuencias de nuestro abuso y sólo ayudando todos a su conservación lograremos detener el daño. “El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo: Llamamos a los líderes y gobiernos a reconocer que el cambio climático y la degradación ambiental grave mina los derechos humanos de su pueblo, en particular aquellos en situaciones vulnerables, incluyendo las generaciones del mañana”.

Presidente de Proyecto Jord Lu'um A. C.

Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM

YOUTUBE: Jord Luum

Twitter: @pedrogmez

Facebook: pedro.gomez.7509

Blogspot: Proyecto Jord Luum


Asesinan a tres activistas ambientales por semana en el mundo, -según datos de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, presidida por Michelle Bachelet- por 48 semanas del año, son 144 ambientalistas en el mundo. En México durante 2018 hubo entre 12 y 15 asesinatos de activistas, aproximadamente el 10% mundial. Un porcentaje excesivamente alto, el cual es muestra de que los saqueadores ambientales tienen sus ojos puestos en México.

Las principales acciones denunciadas por los defensores de la tierra tienen que ver con actividades mineras y forestales. Las minas requieren grandes cantidades de agua, de acuerdo al mineral que extraen del suelo. Agua que toman de los ríos cercanos o manantiales subterráneos cercanos a sus instalaciones, contaminando y reduciendo el abasto del líquido para las comunidades cercanas a sus explotaciones.

Entre 2000 y 2003 visité una mina en Zacazonapan. Los pobladores me explicaron que la mina detonaba cargas en las venas subterráneas del líquido, reduciendo el abasto del pueblo y contaminando el agua del río del ahogado con arsénico. Algunas personas del pueblo encontraron ganado muerto después de beber agua del río, el cual toma el nombre de Temascaltepec, antes de enviar sus aguas al Cutzamala.

En materia forestal qué decir. No hay una tala forestal ordenada y sustentable. En el Estado de México fui llevado con precaución a ver la quema de terrenos y tala de árboles en el Nevado de Toluca. Recorrí Santa María del Monte donde los terrenos eran desmontados para construir casas y quienes se atrevían a denunciarlo sufrían amenazas.

Un excomisario ejidal me platicó que después de tomar el cargo fue visitado por taladores ilegales del Nevado, quienes le ofrecieron construir instalaciones al ejido y dar una lana para la comunidad a cambio de hacerse de la vista gorda en la tala o atenerse a las consecuencias si los obstruía.

Lo mismo ocurre por todo México. El río Sonora, que provee de agua a Hermosillo, fue contaminado por un escurrimiento de Sulfuro, la empresa se hace la occisa para no indemnizar a los afectados. En el sur del país una empresa de transgénicos compró hectáreas para sembrar granos, dañando la calidad de la producción apícola de la península, cuya miel era de las más cotizadas en Europa. Los productores y sus familias denunciaron, pero el daño estaba hecho.

En Guerrero hay una expulsión sistemática de familias cercanas a yacimientos mineros y no sería raro que la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa tuviera algo que ver con esos intereses.

La construcción de casas, hoteles y centros comerciales en terrenos protegidos no es algo raro. En los eventos han estado involucradas autoridades federales e iniciativa privada, y sólo una férrea resistencia ciudadana ha detenido la destrucción y la muerte, como ocurrió en Tajamar, Cancún.

Podría mencionar cientos de hechos. Los depósitos de material radioactivo por Tecámac. Los mantos freáticos contaminados de Lerma. Los bosques talados para construir carreteras. Los ojos de agua detonados para desviar el agua. La caza de animales en riesgo de extinción y muchos más.

Perseguir a los delincuentes y detener la explotación no sustentable de los recursos es una solución, sin embargo lo que debe cambiar es la actitud. Hoy el planeta sufre las consecuencias de nuestro abuso y sólo ayudando todos a su conservación lograremos detener el daño. “El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo: Llamamos a los líderes y gobiernos a reconocer que el cambio climático y la degradación ambiental grave mina los derechos humanos de su pueblo, en particular aquellos en situaciones vulnerables, incluyendo las generaciones del mañana”.

Presidente de Proyecto Jord Lu'um A. C.

Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM

YOUTUBE: Jord Luum

Twitter: @pedrogmez

Facebook: pedro.gomez.7509

Blogspot: Proyecto Jord Luum