/ miércoles 13 de julio de 2022

Rescate Tierra | Muerte, paz y vida 


Nadie tiene la vida comprada. Todos los hombres mueren y lo que en la Tierra queda de ellos, son sus obras y el polvo de sus huesos.

Esas obras permanecen por siglos y en ocasiones no sólo transforman la vida de pequeños núcleos sociales, sino la de naciones enteras y el mismísimo planeta.

Hoy vivimos bajo la amenaza de una guerra global por el enfrentamiento de un híbrido de socialismo-capitalismo y capitalismo rampante. Una fusión de las propuestas de Marx y Hengels con el liberalismo económico de Adam Smith y el keynesianismo, con la intervención del Estado en el mercado, dejar hacer, dejar pasar y controlar, ambos con tintes de imperialismo. Cuyos líderes creen ser dueños del mundo y del futuro de la humanidad, pretendiendo dejar las bases, para que la clase hegemónica de ambos imperios, prevalezca en el tiempo.

Las consecuencias allí están, si abusamos de los recursos naturales, provocamos un desequilibrio ecológico y dañamos el medio ambiente. La mayoría de los principales ríos del planeta, están contaminados. Hemos destruido millones de hectáreas de bosques. Agotamos los depósitos naturales de agua y hasta la reserva de agua potable del planeta se agota. El número de pobres en el planeta supera el 60 por ciento de 7 mil 500 millones de personas, quienes viven en condiciones no dignas con 2 o más empleos, en jornadas laborales de hasta 16 o 18 horas, con nivel de estudios bajo y condiciones laborales que lo piden alto.

Ricos y pobres, todos moriremos, nada llevaremos al otro mundo. Sólo partiremos en paz o con violencia. Nada llevaremos.

Pero, la manera en que hayamos vivido, nuestra familia, hijos, alumnos, herederos, amigos, colaboradores, discípulos. Las obras e ideas que dejemos. El bien y mal hechos, influirá en la vida y futuro de las personas.

Lo que el hombre siembra, eso también cosechará. Lo dice Gálatas, lo escribió Pablo. Esta en el Karma, lo dijo Jesús Cristo y esta escrito en Lucas, con el hijo pródigo.

Nunca es tarde para hacer el bien, para detener una guerra, proteger las vidas de inocentes, dar a quienes lo necesitan, ayudar al desvalido, sembrar amor, promover empleos generosos y salarios dignos, enriquecer a los pobres, cuidar nuestros ríos, caminar, sembrar muchos árboles, dar vida.

La última oportunidad que tendremos para hacer el bien es antes de morir. Después, nada podremos hacer. El último instante de vida, la última oportunidad, después, no podremos arrepentirnos.

Antier mi hija pequeña sufrió una quemada. Quisiera ser Dios y hacer retroceder el tiempo o sanar su pierna y apartar el dolor de ella, pero, no lo soy. Y sólo espero en él.

Hacer el bien o no hacerlo, cuando se tiene la oportunidad y que el Imperio del bien y el amor, reinen en los hombres.

Hoy es el día.

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septién García

pedro_gomez77@hotmail.com


Nadie tiene la vida comprada. Todos los hombres mueren y lo que en la Tierra queda de ellos, son sus obras y el polvo de sus huesos.

Esas obras permanecen por siglos y en ocasiones no sólo transforman la vida de pequeños núcleos sociales, sino la de naciones enteras y el mismísimo planeta.

Hoy vivimos bajo la amenaza de una guerra global por el enfrentamiento de un híbrido de socialismo-capitalismo y capitalismo rampante. Una fusión de las propuestas de Marx y Hengels con el liberalismo económico de Adam Smith y el keynesianismo, con la intervención del Estado en el mercado, dejar hacer, dejar pasar y controlar, ambos con tintes de imperialismo. Cuyos líderes creen ser dueños del mundo y del futuro de la humanidad, pretendiendo dejar las bases, para que la clase hegemónica de ambos imperios, prevalezca en el tiempo.

Las consecuencias allí están, si abusamos de los recursos naturales, provocamos un desequilibrio ecológico y dañamos el medio ambiente. La mayoría de los principales ríos del planeta, están contaminados. Hemos destruido millones de hectáreas de bosques. Agotamos los depósitos naturales de agua y hasta la reserva de agua potable del planeta se agota. El número de pobres en el planeta supera el 60 por ciento de 7 mil 500 millones de personas, quienes viven en condiciones no dignas con 2 o más empleos, en jornadas laborales de hasta 16 o 18 horas, con nivel de estudios bajo y condiciones laborales que lo piden alto.

Ricos y pobres, todos moriremos, nada llevaremos al otro mundo. Sólo partiremos en paz o con violencia. Nada llevaremos.

Pero, la manera en que hayamos vivido, nuestra familia, hijos, alumnos, herederos, amigos, colaboradores, discípulos. Las obras e ideas que dejemos. El bien y mal hechos, influirá en la vida y futuro de las personas.

Lo que el hombre siembra, eso también cosechará. Lo dice Gálatas, lo escribió Pablo. Esta en el Karma, lo dijo Jesús Cristo y esta escrito en Lucas, con el hijo pródigo.

Nunca es tarde para hacer el bien, para detener una guerra, proteger las vidas de inocentes, dar a quienes lo necesitan, ayudar al desvalido, sembrar amor, promover empleos generosos y salarios dignos, enriquecer a los pobres, cuidar nuestros ríos, caminar, sembrar muchos árboles, dar vida.

La última oportunidad que tendremos para hacer el bien es antes de morir. Después, nada podremos hacer. El último instante de vida, la última oportunidad, después, no podremos arrepentirnos.

Antier mi hija pequeña sufrió una quemada. Quisiera ser Dios y hacer retroceder el tiempo o sanar su pierna y apartar el dolor de ella, pero, no lo soy. Y sólo espero en él.

Hacer el bien o no hacerlo, cuando se tiene la oportunidad y que el Imperio del bien y el amor, reinen en los hombres.

Hoy es el día.

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septién García

pedro_gomez77@hotmail.com