/ martes 10 de octubre de 2023

Rescate Tierra | Permitir el abuso, quita la paz... Guerra

La guerra entre Israel y Hamaz, no es menor. Pone en riesgo la estabilidad mundial.

Su origen parece una disputa por territorios, pero en ella se involucran sentimientos religiosos que no abonan a la paz. El celo, la envidia, la incomprensión, la falta de tolerancia y paciencia, están mezclados en un coctel explosivo de pronóstico reservado.

Ismael, hijo de Abraham, fue hermano de Isac, el primero nace de la relación de Abraham con la Sierva de Sarah, el segundo, de la misma Sarah, la esposa. Ambos son medios hermanos, tienen el mismo padre, y en ellos descansa la profecía de lo ricos que serían y el poder que tendrían sobre las naciones del mundo.

Sus aliados en el presente, procuran cuidar de ellos a pesar de sus desacuerdos, Estados Unidos y Rusia, ambas naciones poderosas que cuando manotean, hacen olas.

Nuestro mundo pasa por un periodo de inseguridad y violencia, las consecuencias del periodo de retiro voluntario de millones de ciudadanos del mundo, para detener la pandemia de Covid, acrecentó la intolerancia del ser humano. La violencia crece, los secuestros, la trata de personas, el abuso de menores, pero también las acciones y declaraciones de poca cordura de algunos líderes mundiales.

Putin declaró la guerra a Ucrania. Trump, estuvo a punto de crear un desorden en USA, México pasa por su propio periodo de inestabilidad hegemónica, por la pugna por el poder entre los políticos tradicionales y los emanados del crimen organizado, Ortega en Centroamérica, hace lo propio y ahora tenemos a Israel y Hamaz-Palestina, en la franja de Gaza, enrareciendo el ambiente.

Esta puesta en escena, ya ocurrió en el pasado cuando en el siglo pasado coincidieron en el tiempo, Hitler, Mussolini, Franco y Lenin. Todos tenían razón, todos estaban destinados a ser poderosos y gobernar una parte del mundo, sólo había que exterminar a los opositores.

La solución no es fácil, si Israel negocia le da la victoria a Hamaz, un grupo terrorista que mata en lo que llama una guerra santa, si no negocia, deberá imponerse por la fuerza, acabando con el grupo terrorista, para impedir que vuelva a amenazarlos.

Combatir en Tierra Santa, no es fácil. El Islam tiene uno de sus 3 puntos sagrados allí, la Mesquita de la Cúpula de la Roca. Israel habita la Tierra Prometida, un espacio que conquistó hace casi 3 mil años y que ha tenido que abandonar en 2 diásporas, la primera cuando fue llevado esclavo a Babilonia y la segunda cuando el Emperador Ciro, destruyó Jerusalén en el año 70, después de Cristo, regresando a su tierra a mediados del siglo pasado, después de comprar varios de los terrenos que habita, los cuales se extendieron en la Guerra de los 6 días, en un ataque semejante en lo sorpresivo, al que hoy vive.

Ver las imágenes de los cadáveres de los jóvenes asesinados, escuchar que varias familias han tenidos que guarecerse en bunkers familiares y saber que los terroristas se han infiltrado en la población, me recuerda un poco, lo que se vive en Michoacán, Tamaulipas, Sinaloa, Jalisco y ahora en el sur del país, con la diferencia de que nuestra guerra es interna, con terroristas disfrazados de ciudadanos, empresarios, políticos y terratenientes, arropados por el jerarca en turno que hace política con declaraciones de fe, pero sin acciones que traigan paz a las familias afectadas.

Qué pasará en los próximos 3 días, Israel negociará o intensificara su ofensiva para destruir a los terroristas que los arrinconaron.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septién

La guerra entre Israel y Hamaz, no es menor. Pone en riesgo la estabilidad mundial.

Su origen parece una disputa por territorios, pero en ella se involucran sentimientos religiosos que no abonan a la paz. El celo, la envidia, la incomprensión, la falta de tolerancia y paciencia, están mezclados en un coctel explosivo de pronóstico reservado.

Ismael, hijo de Abraham, fue hermano de Isac, el primero nace de la relación de Abraham con la Sierva de Sarah, el segundo, de la misma Sarah, la esposa. Ambos son medios hermanos, tienen el mismo padre, y en ellos descansa la profecía de lo ricos que serían y el poder que tendrían sobre las naciones del mundo.

Sus aliados en el presente, procuran cuidar de ellos a pesar de sus desacuerdos, Estados Unidos y Rusia, ambas naciones poderosas que cuando manotean, hacen olas.

Nuestro mundo pasa por un periodo de inseguridad y violencia, las consecuencias del periodo de retiro voluntario de millones de ciudadanos del mundo, para detener la pandemia de Covid, acrecentó la intolerancia del ser humano. La violencia crece, los secuestros, la trata de personas, el abuso de menores, pero también las acciones y declaraciones de poca cordura de algunos líderes mundiales.

Putin declaró la guerra a Ucrania. Trump, estuvo a punto de crear un desorden en USA, México pasa por su propio periodo de inestabilidad hegemónica, por la pugna por el poder entre los políticos tradicionales y los emanados del crimen organizado, Ortega en Centroamérica, hace lo propio y ahora tenemos a Israel y Hamaz-Palestina, en la franja de Gaza, enrareciendo el ambiente.

Esta puesta en escena, ya ocurrió en el pasado cuando en el siglo pasado coincidieron en el tiempo, Hitler, Mussolini, Franco y Lenin. Todos tenían razón, todos estaban destinados a ser poderosos y gobernar una parte del mundo, sólo había que exterminar a los opositores.

La solución no es fácil, si Israel negocia le da la victoria a Hamaz, un grupo terrorista que mata en lo que llama una guerra santa, si no negocia, deberá imponerse por la fuerza, acabando con el grupo terrorista, para impedir que vuelva a amenazarlos.

Combatir en Tierra Santa, no es fácil. El Islam tiene uno de sus 3 puntos sagrados allí, la Mesquita de la Cúpula de la Roca. Israel habita la Tierra Prometida, un espacio que conquistó hace casi 3 mil años y que ha tenido que abandonar en 2 diásporas, la primera cuando fue llevado esclavo a Babilonia y la segunda cuando el Emperador Ciro, destruyó Jerusalén en el año 70, después de Cristo, regresando a su tierra a mediados del siglo pasado, después de comprar varios de los terrenos que habita, los cuales se extendieron en la Guerra de los 6 días, en un ataque semejante en lo sorpresivo, al que hoy vive.

Ver las imágenes de los cadáveres de los jóvenes asesinados, escuchar que varias familias han tenidos que guarecerse en bunkers familiares y saber que los terroristas se han infiltrado en la población, me recuerda un poco, lo que se vive en Michoacán, Tamaulipas, Sinaloa, Jalisco y ahora en el sur del país, con la diferencia de que nuestra guerra es interna, con terroristas disfrazados de ciudadanos, empresarios, políticos y terratenientes, arropados por el jerarca en turno que hace política con declaraciones de fe, pero sin acciones que traigan paz a las familias afectadas.

Qué pasará en los próximos 3 días, Israel negociará o intensificara su ofensiva para destruir a los terroristas que los arrinconaron.

Pedro_gomez77@hotmail.com

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septién