/ martes 10 de mayo de 2022

Rescate Tierra | Ruido y Gobierno


Lo que el presidente quiso decir, frase expresada por Rubén Aguirre, intérprete de los mensajes de Vicente Fox en sus ruedas de prensa podría, cobrar vigencia 20 años después, si el actual presidente además del interprete de lenguaje de señas, tuviera otro para clarificar sus promesas y dichos.

De modo que los mexicanos comprendiéramos que quiso decir con que protegería el medio ambiente y la explotación sustentable de los recursos naturales y cuidaría árboles, ríos y suelos de México; o que garantizaría la seguridad y combatiría al crimen organizado de modo que entendamos, porqué liberó al hijo del Chapo; o como sería parte de las naciones que combaten el calentamiento global y cambio climático, mientras obstaculiza la instalación de empresas generadoras de energía limpia; o como es él, la Patria, la Nación y la voluntad del pueblo, si la constitución define al pueblo como la máxima autoridad y el presidente solo es representante de la voluntad popular.

La veleidosa voluntad popular que, por un lado, conoce sus necesidades, porque todo mundo sabe que necesita para vivir, alimentos, escuela, ropa, calzado, transporte y no alcanza el dinero para comprarlos y vivir bien. Y por el otro, se confunde con la cantidad de mensajes que hay a favor y en contra de las propuestas presidenciales, un ruido en los medios como nunca antes lo hubo, complicando el diálogo constructivo entre beneficiarios, críticos y proponentes de las políticas públicas, para tomar lo mejor y mantener o corregir el rumbo nacional, mas allá de la misión perdida de ganar discusiones sin sentido, ni objetivo, destruyendo instituciones para administrar su dinero y objetivos.

La tan cacareada pérdida de poder adquisitivo, ya debe estar en números negativos, no sólo por los esfuerzos del líder nacional por tronar la economía y mantenernos pobres y dóciles a sus programas, para carabanearle al Jefe Supremo y recibir sus programas, en lugar de un buen empleo, digno, de buen salario, sin horas extras, con derechos y obligaciones. Y no, uno sin servicio de salud, pensión, garantía de trabajo y desarrollo, con el mínimo de ingresos, sin contrato y hay de quien proteste.

Pareciera que actualmente, la comunicación política define y dirige las políticas públicas y no al revés. Hacer gobierno no es ganar un pleito, es escuchar las necesidades de los gobernados -todos- y construir un plan de gobierno viable, sustentable, con políticas públicas alcanzables y medibles. Mantener las fuentes de empleo después de la pandemia en las condiciones económicas prepandemia, fue complicado. Muchos empleadores redujeron sueldos para no despedir personal. Otros, despidieron personal y redujeron sueldos, el problema es que el ritmo económico va mejorando, pero las condiciones de los trabajadores no, y es muy fácil culparse mutuamente, gobierno y sector privado, en lugar de mejorar la vida de los empleados, que a su vez beneficiaría a estudiantes, amas de casa, obreros, científicos, profesores, comerciantes y a todo mexicano dependiente de la estabilidad económica del país, para su futuro y no terminemos sobreviviendo con vales del gobierno para comida y vestido como en la URSS, Cuba, Venezuela, Chile o Bolivia, en algún momento socialista de su historia.


Lo que el presidente quiso decir, frase expresada por Rubén Aguirre, intérprete de los mensajes de Vicente Fox en sus ruedas de prensa podría, cobrar vigencia 20 años después, si el actual presidente además del interprete de lenguaje de señas, tuviera otro para clarificar sus promesas y dichos.

De modo que los mexicanos comprendiéramos que quiso decir con que protegería el medio ambiente y la explotación sustentable de los recursos naturales y cuidaría árboles, ríos y suelos de México; o que garantizaría la seguridad y combatiría al crimen organizado de modo que entendamos, porqué liberó al hijo del Chapo; o como sería parte de las naciones que combaten el calentamiento global y cambio climático, mientras obstaculiza la instalación de empresas generadoras de energía limpia; o como es él, la Patria, la Nación y la voluntad del pueblo, si la constitución define al pueblo como la máxima autoridad y el presidente solo es representante de la voluntad popular.

La veleidosa voluntad popular que, por un lado, conoce sus necesidades, porque todo mundo sabe que necesita para vivir, alimentos, escuela, ropa, calzado, transporte y no alcanza el dinero para comprarlos y vivir bien. Y por el otro, se confunde con la cantidad de mensajes que hay a favor y en contra de las propuestas presidenciales, un ruido en los medios como nunca antes lo hubo, complicando el diálogo constructivo entre beneficiarios, críticos y proponentes de las políticas públicas, para tomar lo mejor y mantener o corregir el rumbo nacional, mas allá de la misión perdida de ganar discusiones sin sentido, ni objetivo, destruyendo instituciones para administrar su dinero y objetivos.

La tan cacareada pérdida de poder adquisitivo, ya debe estar en números negativos, no sólo por los esfuerzos del líder nacional por tronar la economía y mantenernos pobres y dóciles a sus programas, para carabanearle al Jefe Supremo y recibir sus programas, en lugar de un buen empleo, digno, de buen salario, sin horas extras, con derechos y obligaciones. Y no, uno sin servicio de salud, pensión, garantía de trabajo y desarrollo, con el mínimo de ingresos, sin contrato y hay de quien proteste.

Pareciera que actualmente, la comunicación política define y dirige las políticas públicas y no al revés. Hacer gobierno no es ganar un pleito, es escuchar las necesidades de los gobernados -todos- y construir un plan de gobierno viable, sustentable, con políticas públicas alcanzables y medibles. Mantener las fuentes de empleo después de la pandemia en las condiciones económicas prepandemia, fue complicado. Muchos empleadores redujeron sueldos para no despedir personal. Otros, despidieron personal y redujeron sueldos, el problema es que el ritmo económico va mejorando, pero las condiciones de los trabajadores no, y es muy fácil culparse mutuamente, gobierno y sector privado, en lugar de mejorar la vida de los empleados, que a su vez beneficiaría a estudiantes, amas de casa, obreros, científicos, profesores, comerciantes y a todo mexicano dependiente de la estabilidad económica del país, para su futuro y no terminemos sobreviviendo con vales del gobierno para comida y vestido como en la URSS, Cuba, Venezuela, Chile o Bolivia, en algún momento socialista de su historia.