/ martes 8 de diciembre de 2020

Rescate Tierra | Violencia vs. pandemia

Nos hemos acostumbrado a oír de la muerte, con la pandemia. En muchas familias faltan amados integrantes y, ha pesar de acostumbrarnos, el dolor de ver partir un ser querido, duele.

Vamos llegando a los 130 mil muertos oficiales, y quizá cerca de 400 mil, no oficiales. Cifra que surge de comparar el número de fallecidos en el mismo periodo del año anterior con los actuales.

Morir, “Memento mori”, ese instante en que la conciencia cesa, el cuerpo colapsa, deja de respirar, de mirar, de moverse, de hablar y sólo queda a amigos y familiares, la emoción y los recuerdos.

Actualmente cobra auge el espíritu religioso en un incomprobable intento por explicar, que hay después de la muerte.

Cuando uno no se ha portado muy bien, surge la duda ¿adonde iré al morir? Hasta el más santo de los mortales ha cometido alguna falta, mentir, adulterar, ser violento, hablar contra alguien falsedades, defraudar, cometer usura, corromper, pelear, celos, abusos de alcohol o drogas. La lista de pecados es grande y difícil escapar a todos, sin embargo, en este mes que comienza, la humanidad cristiana recordará otra vez, el nacimiento de Jesucristo, se perdonarán las faltas, habrá buenos propósitos y a pesar de todo, intentaremos celebrar con alegría. Aunque en los hogares haya lugares vacios.

La pandemia pasará. A principio de año la OMS calculó que en 1 año habría el 90 por ciento de la población expuesta. Las muertes sin atención médica, sin confinamiento y estrategia de control, podían llegar al 10 por ciento de la población mundial, aproximación que se ha reducido enormemente. Pero las muertes aun duelen.

Y, cuando no haya pandemia que nos haga recapitular nuestras faltas, ¿La vida, volverá su ritmo? Las fiestas Covid pasarán de moda, al igual que el cubrebocas. El auge de la educación a distancia y trabajo en el hogar, estará consolidado y el modelo de trabajo habrá evolucionado.

Me pregunto, si como humanidad mejoraremos o habremos de olvidar el dolor de los abusos a doctores y enfermeras, a mujeres violentadas por sus maridos, a los empleados que sólo cobraron la mitad del sueldo, con tal de no perder el trabajo, a los hijos e hijas, golpeados y abusados en la convivencia extrema con familiares desequilibrados y faltos de amor.

Platiqué con Ernesto Monroy, sobre la violencia, me dijo era resultado de una educación deficiente, de la falta de tolerancia, respeto y amor. Que el confinamiento había hecho salir lo peor y lo mejor de los seres humanos y sólo con la dedicación y trabajo de sociedad y gobierno habría atención para reducir las grandes desigualdades, dar oportunidades a todos y educar a las personas para que adopten comportamientos de paz, al transformar su corazón y mente.

Memento mori-Balar morgulis/Carpe diem. Recuerda que has de morir/Aprovecha el día de hoy.

Nos hemos acostumbrado a oír de la muerte, con la pandemia. En muchas familias faltan amados integrantes y, ha pesar de acostumbrarnos, el dolor de ver partir un ser querido, duele.

Vamos llegando a los 130 mil muertos oficiales, y quizá cerca de 400 mil, no oficiales. Cifra que surge de comparar el número de fallecidos en el mismo periodo del año anterior con los actuales.

Morir, “Memento mori”, ese instante en que la conciencia cesa, el cuerpo colapsa, deja de respirar, de mirar, de moverse, de hablar y sólo queda a amigos y familiares, la emoción y los recuerdos.

Actualmente cobra auge el espíritu religioso en un incomprobable intento por explicar, que hay después de la muerte.

Cuando uno no se ha portado muy bien, surge la duda ¿adonde iré al morir? Hasta el más santo de los mortales ha cometido alguna falta, mentir, adulterar, ser violento, hablar contra alguien falsedades, defraudar, cometer usura, corromper, pelear, celos, abusos de alcohol o drogas. La lista de pecados es grande y difícil escapar a todos, sin embargo, en este mes que comienza, la humanidad cristiana recordará otra vez, el nacimiento de Jesucristo, se perdonarán las faltas, habrá buenos propósitos y a pesar de todo, intentaremos celebrar con alegría. Aunque en los hogares haya lugares vacios.

La pandemia pasará. A principio de año la OMS calculó que en 1 año habría el 90 por ciento de la población expuesta. Las muertes sin atención médica, sin confinamiento y estrategia de control, podían llegar al 10 por ciento de la población mundial, aproximación que se ha reducido enormemente. Pero las muertes aun duelen.

Y, cuando no haya pandemia que nos haga recapitular nuestras faltas, ¿La vida, volverá su ritmo? Las fiestas Covid pasarán de moda, al igual que el cubrebocas. El auge de la educación a distancia y trabajo en el hogar, estará consolidado y el modelo de trabajo habrá evolucionado.

Me pregunto, si como humanidad mejoraremos o habremos de olvidar el dolor de los abusos a doctores y enfermeras, a mujeres violentadas por sus maridos, a los empleados que sólo cobraron la mitad del sueldo, con tal de no perder el trabajo, a los hijos e hijas, golpeados y abusados en la convivencia extrema con familiares desequilibrados y faltos de amor.

Platiqué con Ernesto Monroy, sobre la violencia, me dijo era resultado de una educación deficiente, de la falta de tolerancia, respeto y amor. Que el confinamiento había hecho salir lo peor y lo mejor de los seres humanos y sólo con la dedicación y trabajo de sociedad y gobierno habría atención para reducir las grandes desigualdades, dar oportunidades a todos y educar a las personas para que adopten comportamientos de paz, al transformar su corazón y mente.

Memento mori-Balar morgulis/Carpe diem. Recuerda que has de morir/Aprovecha el día de hoy.