/ sábado 12 de septiembre de 2020

Resignificado de los DDHH | Derecho a la educación y el avance de la humanidad

La educación es un derecho humano conquistado en el orden jurídico internacional, nacional y local, y la contingencia sanitaria que enfrentamos no puede, ni debe frenarlo. Hoy más que nunca el mandato del artículo tercero constitucional cobra mayor sentido y relevancia: “toda persona tiene derecho a la educación”.

Las medidas de distanciamiento social tomadas para prevenir y contener la propagación del COVID-19, son un parte aguas en la historia de la educación; en México, millones de niñas y niños no toman clases en las aulas, permanecen en sus casas o en otros espacios posibles aprendiendo a través de la televisión o el internet; desafortunadamente, el derecho a la educación, no está siendo garantizado para todas y todos los estudiantes. Hemos conocido casos de menores, incluso de maestras y maestros, que enfrentan obstáculos para acceder a las tecnologías de la información y la comunicación, lo cual también constituye un derecho humano.

Esta situación es un ejemplo de la necesidad de observar el principio de interdependencia de los derechos humanos, considerado en el artículo primero constitucional desde 2011, estableciendo que todos los derechos se sujetan a que el goce y ejercicio de un derecho se vincula con la garantía de otros derechos; así como la violación de un derecho pone en riesgo a las demás prerrogativas fundamentales.

Confiamos en que la difícil situación que hoy enfrentamos represente también un aprendizaje para que los poderes públicos, reconozcan y garanticen el derecho a la educación, al crear las condiciones para que las personas accedan a ella. La pandemia también nos recuerda que las autoridades trazan la directriz, pero corresponde a la sociedad toda, materializar y alcanzar resultados.

La educación pende del compromiso de las y los docentes, de directivos escolares, supervisiones, asesores técnicos y autoridades de los servicios educativos, pero siempre con la labor que por su parte deben cumplir las familias, agentes clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Hay que celebrar también la iniciativa de emprendedores, de personas y organizaciones civiles que han dispuesto espacios y los ponen al servicio de las y los estudiantes aportando también equipos de cómputo e internet gratuito.

Sus acciones, ejemplifican lo dicho por Mahatma Gandhi acerca de que “la solidaridad es la fuerza más humilde, pero la más poderosa que dispone el mundo”.

Recordemos siempre que la materialización de los derechos humanos es un compromiso de todas y todos, y hoy nos toca velar por el derecho a la educación: la palanca del progreso social, económico, cultural y democrático; una vía para el avance de la humanidad.

Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México

Fb y Tw: JorgeOlveraG

La educación es un derecho humano conquistado en el orden jurídico internacional, nacional y local, y la contingencia sanitaria que enfrentamos no puede, ni debe frenarlo. Hoy más que nunca el mandato del artículo tercero constitucional cobra mayor sentido y relevancia: “toda persona tiene derecho a la educación”.

Las medidas de distanciamiento social tomadas para prevenir y contener la propagación del COVID-19, son un parte aguas en la historia de la educación; en México, millones de niñas y niños no toman clases en las aulas, permanecen en sus casas o en otros espacios posibles aprendiendo a través de la televisión o el internet; desafortunadamente, el derecho a la educación, no está siendo garantizado para todas y todos los estudiantes. Hemos conocido casos de menores, incluso de maestras y maestros, que enfrentan obstáculos para acceder a las tecnologías de la información y la comunicación, lo cual también constituye un derecho humano.

Esta situación es un ejemplo de la necesidad de observar el principio de interdependencia de los derechos humanos, considerado en el artículo primero constitucional desde 2011, estableciendo que todos los derechos se sujetan a que el goce y ejercicio de un derecho se vincula con la garantía de otros derechos; así como la violación de un derecho pone en riesgo a las demás prerrogativas fundamentales.

Confiamos en que la difícil situación que hoy enfrentamos represente también un aprendizaje para que los poderes públicos, reconozcan y garanticen el derecho a la educación, al crear las condiciones para que las personas accedan a ella. La pandemia también nos recuerda que las autoridades trazan la directriz, pero corresponde a la sociedad toda, materializar y alcanzar resultados.

La educación pende del compromiso de las y los docentes, de directivos escolares, supervisiones, asesores técnicos y autoridades de los servicios educativos, pero siempre con la labor que por su parte deben cumplir las familias, agentes clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Hay que celebrar también la iniciativa de emprendedores, de personas y organizaciones civiles que han dispuesto espacios y los ponen al servicio de las y los estudiantes aportando también equipos de cómputo e internet gratuito.

Sus acciones, ejemplifican lo dicho por Mahatma Gandhi acerca de que “la solidaridad es la fuerza más humilde, pero la más poderosa que dispone el mundo”.

Recordemos siempre que la materialización de los derechos humanos es un compromiso de todas y todos, y hoy nos toca velar por el derecho a la educación: la palanca del progreso social, económico, cultural y democrático; una vía para el avance de la humanidad.

Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México

Fb y Tw: JorgeOlveraG

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