/ viernes 19 de octubre de 2018

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Historia del voto de la mujer (I)

Los 65 años de historia de la participación política de la mujer, con el pleno derecho al voto, forman parte importante de la historia de México y en esa historia hay un capítulo que es digno de recordarse y valorarse, la participación de la mujer organizada en Anfer, (Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria).

El 20 de agosto de 1973, en el Teatro de la República de Querétaro, testigo de los grandes acontecimientos nacionales, se realiza la Asamblea Constitutiva de la Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria. El presidente del CEN del PRI, Jesús Reyes Heroles, dijo: El paso que hoy se da dista mucho de ser pequeño, se constituye un movimiento que va a autodeterminarse, que se da a sí mismo sus estatutos y que automáticamente tomará sus decisiones, puesto que autonomía es en buena medida autodisciplina, autocontrol. Es decir disciplina por convencimiento, que sabe el para qué y el porqué de ella, con fines y causas surgida del razonamiento y voluntad propia”.

Pasaron algunos años, en el CEN del PRI seguía manejándose la Anfer como lo hacía la dirección femenil. Hasta que en febrero de 1981, en un acto sin precedentes, ante 10 mil mujeres el presidente de la República, José López Portillo, tomó protesta a la dirigente Nacional de Anfer, la mexiquense Yolanda Sentíes, ahí ella se comprometió a concretar las palabras que años atrás habían sido como una puerta a una nueva era de participación organizada de la mujer en México.

Se definieron fines y programas para atender las causas más sentidas de las mujeres, y se llegó a formar una gran y real estructura que llegó hasta el más lejano seccional en toda la República, se sumaron 110 organizaciones civiles de mujeres como militantes o simpatizantes.

Esa era la fuerza que todas las mujeres de Anfer sabíamos era capaz de vencer todos los obstáculos, de conquistar las causas por las que luchábamos, de gestionar con éxito.

No fue fácil lograr esa fuerza de organización. La costumbre, el machismo, las condiciones culturales, políticas, sociales, económicas del momento histórico no se prestaban. La costumbre de sólo hacer lo que a los ejecutivos estatales les convenía, cuando más tratándose del “manejo” de mujeres.

Hubo estados en donde fue tan fuerte la oposición del Ejecutivo que se bloqueaban las asambleas, que “desaparecían las delegadas nacionales de ANFER, que las incapacitaban balanceándolas y desapareciendo toda huella que se descomponían los vehículos y se accidentaban.


Historia del voto de la mujer (I)

Los 65 años de historia de la participación política de la mujer, con el pleno derecho al voto, forman parte importante de la historia de México y en esa historia hay un capítulo que es digno de recordarse y valorarse, la participación de la mujer organizada en Anfer, (Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria).

El 20 de agosto de 1973, en el Teatro de la República de Querétaro, testigo de los grandes acontecimientos nacionales, se realiza la Asamblea Constitutiva de la Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria. El presidente del CEN del PRI, Jesús Reyes Heroles, dijo: El paso que hoy se da dista mucho de ser pequeño, se constituye un movimiento que va a autodeterminarse, que se da a sí mismo sus estatutos y que automáticamente tomará sus decisiones, puesto que autonomía es en buena medida autodisciplina, autocontrol. Es decir disciplina por convencimiento, que sabe el para qué y el porqué de ella, con fines y causas surgida del razonamiento y voluntad propia”.

Pasaron algunos años, en el CEN del PRI seguía manejándose la Anfer como lo hacía la dirección femenil. Hasta que en febrero de 1981, en un acto sin precedentes, ante 10 mil mujeres el presidente de la República, José López Portillo, tomó protesta a la dirigente Nacional de Anfer, la mexiquense Yolanda Sentíes, ahí ella se comprometió a concretar las palabras que años atrás habían sido como una puerta a una nueva era de participación organizada de la mujer en México.

Se definieron fines y programas para atender las causas más sentidas de las mujeres, y se llegó a formar una gran y real estructura que llegó hasta el más lejano seccional en toda la República, se sumaron 110 organizaciones civiles de mujeres como militantes o simpatizantes.

Esa era la fuerza que todas las mujeres de Anfer sabíamos era capaz de vencer todos los obstáculos, de conquistar las causas por las que luchábamos, de gestionar con éxito.

No fue fácil lograr esa fuerza de organización. La costumbre, el machismo, las condiciones culturales, políticas, sociales, económicas del momento histórico no se prestaban. La costumbre de sólo hacer lo que a los ejecutivos estatales les convenía, cuando más tratándose del “manejo” de mujeres.

Hubo estados en donde fue tan fuerte la oposición del Ejecutivo que se bloqueaban las asambleas, que “desaparecían las delegadas nacionales de ANFER, que las incapacitaban balanceándolas y desapareciendo toda huella que se descomponían los vehículos y se accidentaban.