/ miércoles 31 de octubre de 2018

Subrayando


Historia del voto de la mujer (2)

Hay un capítulo que es digno de recordarse y valorarse, la participación de la mujer organizada en Anfer (Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria).

Anfer seguía trabajando, respetando y haciendo respetar el trabajo político de las mujeres de la organización. Impulsando reformas legislativas, gestionando hasta promociones militares. Apoyando a las mujeres veteranas de la Revolución, promoviendo reconocimientos, como la medalla Belisario Domínguez, recordando acciones y reconociendo a mujeres pioneras en cada estado, organizadas.

Y la agrupación logró, venciendo toda clase de obstáculos, que llegaran al Senado 8 mujeres, a la Cámara de Diputados Federal 39, diputadas locales 63, síndicas 48 y regidoras 1018, (cuando había 300 diputados y 64 denadores en el Congreso de la Unión). También fue la época en que surgió la primera gobernadora, la primera secretaria de Estado.

Anfer se fortalecía día a día, pero también cambiaban los dirigentes del CEN del PRI y cada cambio traía la decisión de desaparecer Anfer, no había justificación, pues la fuerza de la estructura fortalecía al partido, pero la “época moderna requería que no existieran organizaciones de mujeres”, “están encasilladas”, decían.

Debilitando Anfer se debilitaba la fuerza de las mujeres para todo, para gestionar desde posiciones políticas, administrativas. Debilitarían el camino a ocupar puestos de decisión, de poder, y eso fue entendido por todas las mujeres y no lo aceptamos, pero nos exigieron pruebas, algunas casi imposibles.

Al insistir en que debería desaparecer la agrupación se creó una nueva causa por la cual luchar, defender la organización de las mujeres, lo que fortaleció el vínculo, la cohesión, haciendo más fuerte Anfer.

Anfer tuvo que demostrar mas trabajo del normal para subsistir a los comités ejecutivos del partido que llegaron con la orden de desaparecer la agrupación.

Hubo intentos de firma de un documento en el que se señalaba la voluntad de desaparecer la agrupación, ninguna dirigente estatal firmó.

No se puede escribir la historia del partido ni la historia de la participación política de la mujer, sin conocer el capítulo de Anfer. Que tiene lecciones, la lección de reconocimiento a lo que representa la fuerza de la mujer organizada y la lección del gran error que sería instrumentar una estrategia que tratara de desaparecer o debilitar cualquier organización de mujeres.

En esta época difícil para el partido, el PRI, estoy segura de que los cambios que lo harán resurgir vendrán de “las bases”, es decir desde los poblados más lejanos, no vendrán de “la élite” del poder, y seguramente no se repetirán los errores del pasado y se retomarán las estrategias exitosas, valorando y apoyando la participación de la mujer, como base de un partido fuerte.


Historia del voto de la mujer (2)

Hay un capítulo que es digno de recordarse y valorarse, la participación de la mujer organizada en Anfer (Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria).

Anfer seguía trabajando, respetando y haciendo respetar el trabajo político de las mujeres de la organización. Impulsando reformas legislativas, gestionando hasta promociones militares. Apoyando a las mujeres veteranas de la Revolución, promoviendo reconocimientos, como la medalla Belisario Domínguez, recordando acciones y reconociendo a mujeres pioneras en cada estado, organizadas.

Y la agrupación logró, venciendo toda clase de obstáculos, que llegaran al Senado 8 mujeres, a la Cámara de Diputados Federal 39, diputadas locales 63, síndicas 48 y regidoras 1018, (cuando había 300 diputados y 64 denadores en el Congreso de la Unión). También fue la época en que surgió la primera gobernadora, la primera secretaria de Estado.

Anfer se fortalecía día a día, pero también cambiaban los dirigentes del CEN del PRI y cada cambio traía la decisión de desaparecer Anfer, no había justificación, pues la fuerza de la estructura fortalecía al partido, pero la “época moderna requería que no existieran organizaciones de mujeres”, “están encasilladas”, decían.

Debilitando Anfer se debilitaba la fuerza de las mujeres para todo, para gestionar desde posiciones políticas, administrativas. Debilitarían el camino a ocupar puestos de decisión, de poder, y eso fue entendido por todas las mujeres y no lo aceptamos, pero nos exigieron pruebas, algunas casi imposibles.

Al insistir en que debería desaparecer la agrupación se creó una nueva causa por la cual luchar, defender la organización de las mujeres, lo que fortaleció el vínculo, la cohesión, haciendo más fuerte Anfer.

Anfer tuvo que demostrar mas trabajo del normal para subsistir a los comités ejecutivos del partido que llegaron con la orden de desaparecer la agrupación.

Hubo intentos de firma de un documento en el que se señalaba la voluntad de desaparecer la agrupación, ninguna dirigente estatal firmó.

No se puede escribir la historia del partido ni la historia de la participación política de la mujer, sin conocer el capítulo de Anfer. Que tiene lecciones, la lección de reconocimiento a lo que representa la fuerza de la mujer organizada y la lección del gran error que sería instrumentar una estrategia que tratara de desaparecer o debilitar cualquier organización de mujeres.

En esta época difícil para el partido, el PRI, estoy segura de que los cambios que lo harán resurgir vendrán de “las bases”, es decir desde los poblados más lejanos, no vendrán de “la élite” del poder, y seguramente no se repetirán los errores del pasado y se retomarán las estrategias exitosas, valorando y apoyando la participación de la mujer, como base de un partido fuerte.