/ viernes 30 de noviembre de 2018

Subrayando


El día uno y la banda presidencial

El próximo primero de diciembre, como lo establece la máxima ley, inicia el periodo del Poder Ejecutivo con Andrés Manuel López Obrador como presidente de los Estados Unidos Mexicanos ante el Congreso de la Unión, integrado por senadores y diputados representantes de los mexicanos.

Existe un momento en la ceremonia de cambio de poderes que no pasa desapercibido, aunque breve, muy significativo. Cuando el presidente saliente se quita la banda presidencial, se la entrega al presidente del Congreso y éste se la da al presidente entrante para que él mismo se la coloque. Acto lleno de simbolismo cívico es ese momento, en silencio, sin palabras, el que explica mejor a la mayoría de los mexicanos el cambio de poder.

Meses antes de la ceremonia de cambio de poderes se empezó a confeccionar la banda presidencial. Tuve la oportunidad de vivir todo el proceso de elaboración de la banda presidencial del presidente Miguel de la Madrid.

Siendo líder de las mujeres el CEN de la Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria, decidió que las afiliadas a la agrupación contribuirían a través de los sectores para mandar hacer la banda presidencial. Se hizo fácil, pero desde el principio hubo retos que vencer. Empezando por la autorización correspondiente, la búsqueda de ¿quién elaboraría la banda?, ¿en dónde?, nadie sabía, unos nos mandaron a los conventos, otros a comercios especializados en ropa para militares, otros más sugirieron a modistos especializados, durante meses, a todos se acudió y consultó, hasta que por fin se llegó al lugar indicado, lugar que se había especializado en bandas presidenciales desde Venustiano Carranza.

Sólo que requería de algunos detalles que se tenían que proporcionar. La tela y el hilo de oro con que bordarían el águila se tenía que traer de Francia, había que importarlo, y el tiempo apremiaba, para eso también gestionar para facilitar trámites. También había que proporcionar las medidas “del pecho del presidente”, las medidas del largo del saco que iba a usar en la ceremonia, porque sólo los flecos de la banda deben verse abajo del saco.

Esos últimos requerimientos fueron los más difíciles, ya que el secretario particular del presidente de ninguna manera quería proporcionarlos, eran confidenciales por seguridad. Por lo que aún con la tela y el hilo que ya habían llegado, no podían continuar, la casa comercial cuidaba su prestigio de años. Por fin cumpliendo los requisitos en un acto muy especial, casi como rito religioso, en silencio, todas las costureras que habían participado en la elaboración de la banda, lentamente, la desdoblaron, enseñaron y guardaron en una caja de madera especial que tenía el nombre del presidente.

La banda presidencial fue entregada al presidente electo por mujeres representantes de los diferentes sectores en una sencilla pero solemne ceremonia, dos días antes del cambio de poderes, sintiendo cada una la emoción que seguramente se vivirá el próximo 1 de diciembre a la hora de la entrega de la banda presidencial.


El día uno y la banda presidencial

El próximo primero de diciembre, como lo establece la máxima ley, inicia el periodo del Poder Ejecutivo con Andrés Manuel López Obrador como presidente de los Estados Unidos Mexicanos ante el Congreso de la Unión, integrado por senadores y diputados representantes de los mexicanos.

Existe un momento en la ceremonia de cambio de poderes que no pasa desapercibido, aunque breve, muy significativo. Cuando el presidente saliente se quita la banda presidencial, se la entrega al presidente del Congreso y éste se la da al presidente entrante para que él mismo se la coloque. Acto lleno de simbolismo cívico es ese momento, en silencio, sin palabras, el que explica mejor a la mayoría de los mexicanos el cambio de poder.

Meses antes de la ceremonia de cambio de poderes se empezó a confeccionar la banda presidencial. Tuve la oportunidad de vivir todo el proceso de elaboración de la banda presidencial del presidente Miguel de la Madrid.

Siendo líder de las mujeres el CEN de la Agrupación Nacional Femenil Revolucionaria, decidió que las afiliadas a la agrupación contribuirían a través de los sectores para mandar hacer la banda presidencial. Se hizo fácil, pero desde el principio hubo retos que vencer. Empezando por la autorización correspondiente, la búsqueda de ¿quién elaboraría la banda?, ¿en dónde?, nadie sabía, unos nos mandaron a los conventos, otros a comercios especializados en ropa para militares, otros más sugirieron a modistos especializados, durante meses, a todos se acudió y consultó, hasta que por fin se llegó al lugar indicado, lugar que se había especializado en bandas presidenciales desde Venustiano Carranza.

Sólo que requería de algunos detalles que se tenían que proporcionar. La tela y el hilo de oro con que bordarían el águila se tenía que traer de Francia, había que importarlo, y el tiempo apremiaba, para eso también gestionar para facilitar trámites. También había que proporcionar las medidas “del pecho del presidente”, las medidas del largo del saco que iba a usar en la ceremonia, porque sólo los flecos de la banda deben verse abajo del saco.

Esos últimos requerimientos fueron los más difíciles, ya que el secretario particular del presidente de ninguna manera quería proporcionarlos, eran confidenciales por seguridad. Por lo que aún con la tela y el hilo que ya habían llegado, no podían continuar, la casa comercial cuidaba su prestigio de años. Por fin cumpliendo los requisitos en un acto muy especial, casi como rito religioso, en silencio, todas las costureras que habían participado en la elaboración de la banda, lentamente, la desdoblaron, enseñaron y guardaron en una caja de madera especial que tenía el nombre del presidente.

La banda presidencial fue entregada al presidente electo por mujeres representantes de los diferentes sectores en una sencilla pero solemne ceremonia, dos días antes del cambio de poderes, sintiendo cada una la emoción que seguramente se vivirá el próximo 1 de diciembre a la hora de la entrega de la banda presidencial.