/ miércoles 12 de diciembre de 2018

Subrayando


Impunidad, corrupción, cultura y violencia

Cuando se habla de violencia en cualquiera de las formas en que se presenta, no se puede olvidar el medio en que se origina, medio familiar, en donde las actitudes, el ejemplo, la tolerancia, el consentimiento, la indiferencia, la minusvalía a la violencia, generan el principio de una vida violenta.

El medio en que se desarrolla el ser humano en la actualidad, en donde (generalmente) para ser reconocido como héroe se tiene que ser violento, en donde para ser reconocido como líder, o muy macho, se tiene que ser violento, en donde las imágenes diarias en los medios digitales, cinematográficos, televisivos, son violentas, en donde el medio de comunicación verbal tiene que tener palabras agresivas. Conductas que de tanto repetirse se han vuelto normales.

Hay factores que se tienen que considerar en el ataque a la violencia e impunidad, y que parecieran sin importancia. Los seres más débiles, los más vulnerables, en las diferentes culturas siempre se han considerado dependientes, propiedades del más fuerte, ya que él se ha considerado superior, así se lo ha hecho creer la cultura por años y años.

En la época actual las sociedades cambian y se retoma esa “clientela”, esos objetos (los más débiles) y se presentan programas, acciones importantes, como acceso a la educación, al empleo, becas, posiciones de poder, reconocimientos que dan oportunidades a mayores recursos económicos a los débiles, y con ello mayor independencia y libertad ( no libertinaje).

Pero se crea sentimiento de pérdida de poder del agresor, porque el débil nunca puede ser igual al dominador, rencores o resentimientos que afloran, sí, pero en momentos de privacidad, y soledad, y aparece la violencia que trata de mostrar, una vez más la superioridad para que no se olvide, nada de igualdad.

La pérdida de poder es tan fuerte que se comparte entre delincuente y autoridad y aparece la corrupción y la impunidad, para proteger esa fuerza, ese poder que por naturaleza, por sólo el hecho de ser hombres les corresponde. Y así aumenta el número de víctimas de la violencia.


Impunidad, corrupción, cultura y violencia

Cuando se habla de violencia en cualquiera de las formas en que se presenta, no se puede olvidar el medio en que se origina, medio familiar, en donde las actitudes, el ejemplo, la tolerancia, el consentimiento, la indiferencia, la minusvalía a la violencia, generan el principio de una vida violenta.

El medio en que se desarrolla el ser humano en la actualidad, en donde (generalmente) para ser reconocido como héroe se tiene que ser violento, en donde para ser reconocido como líder, o muy macho, se tiene que ser violento, en donde las imágenes diarias en los medios digitales, cinematográficos, televisivos, son violentas, en donde el medio de comunicación verbal tiene que tener palabras agresivas. Conductas que de tanto repetirse se han vuelto normales.

Hay factores que se tienen que considerar en el ataque a la violencia e impunidad, y que parecieran sin importancia. Los seres más débiles, los más vulnerables, en las diferentes culturas siempre se han considerado dependientes, propiedades del más fuerte, ya que él se ha considerado superior, así se lo ha hecho creer la cultura por años y años.

En la época actual las sociedades cambian y se retoma esa “clientela”, esos objetos (los más débiles) y se presentan programas, acciones importantes, como acceso a la educación, al empleo, becas, posiciones de poder, reconocimientos que dan oportunidades a mayores recursos económicos a los débiles, y con ello mayor independencia y libertad ( no libertinaje).

Pero se crea sentimiento de pérdida de poder del agresor, porque el débil nunca puede ser igual al dominador, rencores o resentimientos que afloran, sí, pero en momentos de privacidad, y soledad, y aparece la violencia que trata de mostrar, una vez más la superioridad para que no se olvide, nada de igualdad.

La pérdida de poder es tan fuerte que se comparte entre delincuente y autoridad y aparece la corrupción y la impunidad, para proteger esa fuerza, ese poder que por naturaleza, por sólo el hecho de ser hombres les corresponde. Y así aumenta el número de víctimas de la violencia.