/ miércoles 13 de marzo de 2019

Subrayando


Civilidad política

En la política hay valores que todo ciudadano que se precie como político debe conocer, respetar y hacer respetar, tal es el caso de la civilidad, civilidad es respeto, respeto al prójimo, que es la base de toda actividad política.

Los políticos con experiencia saben que existen formalidades escritas y no escritas, con las que se manejan tanto en los eventos públicos como privados, que existen formas y comportamientos tradicionales en cada evento político.

Formalidades que no son imposiciones, ni disciplina forzada, son actos de voluntad, producto de una cultura cívica, de una cultura de respeto al prójimo, a los maestros, a los mayores, a los símbolos patrios. Que desde los primeros años de vida se enseñan.

Así, en política se requiere de orden y de respeto. Solamente los improvisados, los mercenarios, que no saben ni a dónde van, ni en dónde están, cometen actos irrespetuosos en contra de lo que sea, o de quien sea.

Esa falta de civilidad política se ha visto últimamente en eventos públicos, así como se ha visto en foros institucionales, una total falta de respeto. Una cosa es el acercamiento con las autoridades, con los maestros, con los padres, respetando el orden y otra el acercamiento retador, burlón, imprudente, agresivo, hasta violento

Civilidad no significa alejamiento, represión. Al contrario, significa mayor y mejor acercamiento respetuoso, mejor comprensión y manifestación de las ideas, de las peticiones, de las propuestas. De otro modo ni se entiende la petición, ni se le hace caso, y después viene la decepción por la falta de respuesta.

Ojalá la civilidad política no se pierda, pues el respeto al prójimo es un valor del ser humano que lo engrandece en su vida diaria, y los padres como los maestros, como los partidos políticos y los gobernantes, tienen que fomentar, ejemplificar y cuidar.


Civilidad política

En la política hay valores que todo ciudadano que se precie como político debe conocer, respetar y hacer respetar, tal es el caso de la civilidad, civilidad es respeto, respeto al prójimo, que es la base de toda actividad política.

Los políticos con experiencia saben que existen formalidades escritas y no escritas, con las que se manejan tanto en los eventos públicos como privados, que existen formas y comportamientos tradicionales en cada evento político.

Formalidades que no son imposiciones, ni disciplina forzada, son actos de voluntad, producto de una cultura cívica, de una cultura de respeto al prójimo, a los maestros, a los mayores, a los símbolos patrios. Que desde los primeros años de vida se enseñan.

Así, en política se requiere de orden y de respeto. Solamente los improvisados, los mercenarios, que no saben ni a dónde van, ni en dónde están, cometen actos irrespetuosos en contra de lo que sea, o de quien sea.

Esa falta de civilidad política se ha visto últimamente en eventos públicos, así como se ha visto en foros institucionales, una total falta de respeto. Una cosa es el acercamiento con las autoridades, con los maestros, con los padres, respetando el orden y otra el acercamiento retador, burlón, imprudente, agresivo, hasta violento

Civilidad no significa alejamiento, represión. Al contrario, significa mayor y mejor acercamiento respetuoso, mejor comprensión y manifestación de las ideas, de las peticiones, de las propuestas. De otro modo ni se entiende la petición, ni se le hace caso, y después viene la decepción por la falta de respuesta.

Ojalá la civilidad política no se pierda, pues el respeto al prójimo es un valor del ser humano que lo engrandece en su vida diaria, y los padres como los maestros, como los partidos políticos y los gobernantes, tienen que fomentar, ejemplificar y cuidar.