/ miércoles 5 de junio de 2019

Subrayando


¿Qué culpa tiene el militante partidista?

El ciudadano afiliado a un partido político, con cuya ideología se identifica, es al que se le llama militante partidista, es el “ciudadano de a pie”, el que no tiene cargo alguno dentro de la estructura partidista, pero que por varias razones, “familiares, territoriales, simpatías heredadas, convencido, etc.”; “se siente de corazón “, “tatuado por las siglas partidistas”, “fiel y leal hasta la muerte” por un partido político.

A pesar de la aparición y aumento de“los chapulines políticos”, ciudadanos que generalmente, por conveniencia política, económica, saltan de un partido a otro. A pesar de este hecho, existen ciudadanos, militantes de los partidos políticos, especialmente del PRI, fieles, leales, con la camiseta del PRI puesta (son los que dicen “tengo tatuadas las siglas de mi partido”).

En todo México, en los lugares más apartados, existen esos ciudadanos que todavía creen en su partido, que lo defienden, que piensan se va a fortalecer algún día, queMéxico no se ría, México sin su partido político, y lo dicen en las plazas públicas, y lo defienden a veces hasta a golpes si alguien les dice lo contrario.

Ahora están tristes, sin saber qué hacer, porque se sienten impotentes, ¿qué pueden hacer?, si las decisiones no las toman ellos (las de ningún partido político), se decide por pequeños grupos de seleccionados por las circunstancias y las oportunidades. Que a veces ni siquiera saben que existen miles y miles de mujeres y hombres capaces de dar todo por mejorar las condiciones de vida, por defender su partido. Y así como ahora los militantes del PRI, lo han sentido militantes de otros partidos, cuando están lejos de los que tienen el poder.

Pero que van a saber en la cúpula, si están gozando del poder y los beneficios que les da. Pero que van a saber si todo lo arreglan con acuerdos cupulares. Pero que van a saber, si tienen el dinero del pueblo para gastarlo en lo que se les antoja. Pero que van a saber, si solo apapachan a ese militante para la foto, o comprando su voto, aunque la dádiva que reciba lo convierta en un ciudadano, padre de familia, estudiante irresponsable, atenido sólo a lo que le dan.

Todo eso no importa, mientras exista “Pan y Circo”, como política partidista (de cualquier partido). Sólo que no se olviden que en todos los rincones de México, siempre existirán fieles militantes que impotentes esperan la resurrección de políticas que prioricen la educación, la salud, la seguridad, el respeto a la ley, que no se burlen de la buena voluntad, que México tiene mujeres y hombres con valor, con dignidad, que no sólo juzgan, sino son capaces de aportar soluciones, aunque la soberbia tape los oídos y el entendimiento delas élites del poder.


¿Qué culpa tiene el militante partidista?

El ciudadano afiliado a un partido político, con cuya ideología se identifica, es al que se le llama militante partidista, es el “ciudadano de a pie”, el que no tiene cargo alguno dentro de la estructura partidista, pero que por varias razones, “familiares, territoriales, simpatías heredadas, convencido, etc.”; “se siente de corazón “, “tatuado por las siglas partidistas”, “fiel y leal hasta la muerte” por un partido político.

A pesar de la aparición y aumento de“los chapulines políticos”, ciudadanos que generalmente, por conveniencia política, económica, saltan de un partido a otro. A pesar de este hecho, existen ciudadanos, militantes de los partidos políticos, especialmente del PRI, fieles, leales, con la camiseta del PRI puesta (son los que dicen “tengo tatuadas las siglas de mi partido”).

En todo México, en los lugares más apartados, existen esos ciudadanos que todavía creen en su partido, que lo defienden, que piensan se va a fortalecer algún día, queMéxico no se ría, México sin su partido político, y lo dicen en las plazas públicas, y lo defienden a veces hasta a golpes si alguien les dice lo contrario.

Ahora están tristes, sin saber qué hacer, porque se sienten impotentes, ¿qué pueden hacer?, si las decisiones no las toman ellos (las de ningún partido político), se decide por pequeños grupos de seleccionados por las circunstancias y las oportunidades. Que a veces ni siquiera saben que existen miles y miles de mujeres y hombres capaces de dar todo por mejorar las condiciones de vida, por defender su partido. Y así como ahora los militantes del PRI, lo han sentido militantes de otros partidos, cuando están lejos de los que tienen el poder.

Pero que van a saber en la cúpula, si están gozando del poder y los beneficios que les da. Pero que van a saber si todo lo arreglan con acuerdos cupulares. Pero que van a saber, si tienen el dinero del pueblo para gastarlo en lo que se les antoja. Pero que van a saber, si solo apapachan a ese militante para la foto, o comprando su voto, aunque la dádiva que reciba lo convierta en un ciudadano, padre de familia, estudiante irresponsable, atenido sólo a lo que le dan.

Todo eso no importa, mientras exista “Pan y Circo”, como política partidista (de cualquier partido). Sólo que no se olviden que en todos los rincones de México, siempre existirán fieles militantes que impotentes esperan la resurrección de políticas que prioricen la educación, la salud, la seguridad, el respeto a la ley, que no se burlen de la buena voluntad, que México tiene mujeres y hombres con valor, con dignidad, que no sólo juzgan, sino son capaces de aportar soluciones, aunque la soberbia tape los oídos y el entendimiento delas élites del poder.