/ jueves 7 de diciembre de 2017

Subrayando

Terminó muy común en política para dar a conocer públicamente el nombre del precandidato o precandidatos para algún cargo de elección popular del partido político respectivo, unos meses antes de las elecciones, la fecha del “destape” se da a conocer en la convocatoria emitida por cada partido, respetando lo señalado en la normatividad electoral vigente.

Hasta hace algunos años fue usado el término “El Tapado” y generalmente se utilizaba sólo para dar a conocer públicamente el nombre del que seguramente sería el candidato a la presidencia de la Republica.

“El Dedazo”, otro término usado en épocas electorales, señalando el poder que el Presidente de la República tenía exclusivamente para elegir al candidato a la presidencia.

“Militancia partidista”, otro término político usado para distinguir a los afiliados a un partido que cumplan en forma sistemática, con lo señalado en los documentos básicos.

“Simpatizantes”, personas que sin estar afiliadas a algún partido político, simpatizan con sus documentos básicos, que contienen: la ideología, el programa de acción, estatutos y código de ética.

“Cuadros”, a los militantes que hubieren desempeñado cargos de dirigencia, o que hayan sido candidatos, o comisionados del partido, (entre otros).

“Voto duro”, precisamente los militantes de los partidos que tienen “tatuada” la camiseta respectiva y son fieles e inquebrantables devotos del partido político en el que creen. Pero que ahora aunque sean muchos, no le alcanzan a ningún partido para ganar.

“La cargada”, conjunto de personas que inmediatamente después del “destape”, averiguan en donde va a estar el “destapado” y corren para hacerse presentes, ahora hasta sacarse una foto para presumir que lo conocen.

Todos estos términos en las últimas elecciones, van cambiando en su significado, a conveniencia de los partidos políticos y de las circunstancias, pero forman parte, quiérase o no, de la historia política de ayer y de hoy y de siempre.

Así como quedaron los dichos políticos: “El que se mueve no sale”, dicho por don Fidel Velázquez, líder de la Confederación de Trabajadores Mexicanos, durante muchos años, y que generalmente era el “destapador” de los candidatos a la Presidencia de la República, con el dicho se refería a que los aspirantes a la candidatura estuvieran tranquilos y quietos respetando el momento de la decisión.

Dicho que al cabo de unos sexenios cambio a: “El que se mueve sí sale”, invitando a los aspirantes a que se movieran en las antesalas de los que tenían el poder de decisión. Dicho relacionado con “Santo que no es visto no es adorado”.

“La Caballada está flaca”, dicho por el gobernador en ese entonces de Guerrero, Rubén Figueroa, para referirse a que los mencionados y aspirantes a la candidatura a la Presidencia no llenaban los requisitos que se necesitaban en ese momento.

Y así se pueden recordar más, mucho más dichos, hechos y términos, porque la historia política del país está rica en ellos, y seguramente se seguirá enriqueciendo día a día, elección tras elección, formando parte también de la cultura y del argot político electoral mexicano.

Terminó muy común en política para dar a conocer públicamente el nombre del precandidato o precandidatos para algún cargo de elección popular del partido político respectivo, unos meses antes de las elecciones, la fecha del “destape” se da a conocer en la convocatoria emitida por cada partido, respetando lo señalado en la normatividad electoral vigente.

Hasta hace algunos años fue usado el término “El Tapado” y generalmente se utilizaba sólo para dar a conocer públicamente el nombre del que seguramente sería el candidato a la presidencia de la Republica.

“El Dedazo”, otro término usado en épocas electorales, señalando el poder que el Presidente de la República tenía exclusivamente para elegir al candidato a la presidencia.

“Militancia partidista”, otro término político usado para distinguir a los afiliados a un partido que cumplan en forma sistemática, con lo señalado en los documentos básicos.

“Simpatizantes”, personas que sin estar afiliadas a algún partido político, simpatizan con sus documentos básicos, que contienen: la ideología, el programa de acción, estatutos y código de ética.

“Cuadros”, a los militantes que hubieren desempeñado cargos de dirigencia, o que hayan sido candidatos, o comisionados del partido, (entre otros).

“Voto duro”, precisamente los militantes de los partidos que tienen “tatuada” la camiseta respectiva y son fieles e inquebrantables devotos del partido político en el que creen. Pero que ahora aunque sean muchos, no le alcanzan a ningún partido para ganar.

“La cargada”, conjunto de personas que inmediatamente después del “destape”, averiguan en donde va a estar el “destapado” y corren para hacerse presentes, ahora hasta sacarse una foto para presumir que lo conocen.

Todos estos términos en las últimas elecciones, van cambiando en su significado, a conveniencia de los partidos políticos y de las circunstancias, pero forman parte, quiérase o no, de la historia política de ayer y de hoy y de siempre.

Así como quedaron los dichos políticos: “El que se mueve no sale”, dicho por don Fidel Velázquez, líder de la Confederación de Trabajadores Mexicanos, durante muchos años, y que generalmente era el “destapador” de los candidatos a la Presidencia de la República, con el dicho se refería a que los aspirantes a la candidatura estuvieran tranquilos y quietos respetando el momento de la decisión.

Dicho que al cabo de unos sexenios cambio a: “El que se mueve sí sale”, invitando a los aspirantes a que se movieran en las antesalas de los que tenían el poder de decisión. Dicho relacionado con “Santo que no es visto no es adorado”.

“La Caballada está flaca”, dicho por el gobernador en ese entonces de Guerrero, Rubén Figueroa, para referirse a que los mencionados y aspirantes a la candidatura a la Presidencia no llenaban los requisitos que se necesitaban en ese momento.

Y así se pueden recordar más, mucho más dichos, hechos y términos, porque la historia política del país está rica en ellos, y seguramente se seguirá enriqueciendo día a día, elección tras elección, formando parte también de la cultura y del argot político electoral mexicano.