/ miércoles 31 de marzo de 2021

Subrayando | La tristeza oculta de los padres

El año pasado,2020, solamente el 8 % de los padres que llamaron al Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, atreviéndose a quejarse del maltrato de los hijos, quisieron denunciar, y eso porque los vecinos los animaron al ver en varias ocasiones como los hijos golpeaban a sus padres.

Aun así, los padres llenos de tristeza, pensaban que ”el hijo al maltratarlo o maltratarla no tenía mala intención”, “que era bueno”, “que pasaba por un mal momento”, “que ella o él , tenía la culpa”,” que seguramente ya no lo volvería hacer””, que denunciarlo nunca, pues sufriría mucho”.

Pensar en que un hijo pueda ser un agresor hacia los padres, es algo que es difícil imaginar, desde que los padres con gran ilusión esperan a que nazca, lo ven crecer, y se hacen ilusiones de que sea buen hombre o mujer

Es más, ni siquiera saben que maltrato es cuando los agrede física o emocionalmente, cuando los hijos se desentienden de ayudar a sus padres en las enfermedades, en la alimentación, cuando lo presionan para que decida lo que le conviene al hijo, sobre todo económicamente.

Cuántas veces los hijos obligan a firmar documentos comprometedores a los padres, con mucha palabrería, con mentiras, dejándolos abandonados, pobres y a veces olvidándolos en una casa de asistencia, o declarándolos dementes en complicidad con falsos” profesionistas”.

De las máss de mil trecientas, atenciones brindadas por el Consejo Ciudadano el año pasado, el 55% son cometidas por los hijos, y no se diga en esta época de pandemia porque los casos han aumentado, el 67 % de los reportes por maltrato han sido contra las madres de familia mayores de 70 años.

Y si la denuncia que se hizo con mucho esfuerzo y cargo de conciencia por los padres, no es atendida por las autoridades, con la impunidad, el hijo refuerza su agresión y los padres, suman a la tristeza el miedo.

Ojalá, que, así como se convocó a los ancianos a vacunarse, el gobierno, no solo a través de la ley, y los programas “asistenciales” sino también de la educación, de la justicia, del apoyo legal; multiplique y abarque a todos y cada uno de los que ahora se reunieron para vacunarse y a los que todavía no, porque cada uno, es un mexicano con historia y necesidad de apoyo y atención permanente, por el gobierno, la familia, y la sociedad.

*Con el permanente recuerdo y reconocimiento al compañero, periodista y gran amigo: Inocente Peñaloza García

El año pasado,2020, solamente el 8 % de los padres que llamaron al Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, atreviéndose a quejarse del maltrato de los hijos, quisieron denunciar, y eso porque los vecinos los animaron al ver en varias ocasiones como los hijos golpeaban a sus padres.

Aun así, los padres llenos de tristeza, pensaban que ”el hijo al maltratarlo o maltratarla no tenía mala intención”, “que era bueno”, “que pasaba por un mal momento”, “que ella o él , tenía la culpa”,” que seguramente ya no lo volvería hacer””, que denunciarlo nunca, pues sufriría mucho”.

Pensar en que un hijo pueda ser un agresor hacia los padres, es algo que es difícil imaginar, desde que los padres con gran ilusión esperan a que nazca, lo ven crecer, y se hacen ilusiones de que sea buen hombre o mujer

Es más, ni siquiera saben que maltrato es cuando los agrede física o emocionalmente, cuando los hijos se desentienden de ayudar a sus padres en las enfermedades, en la alimentación, cuando lo presionan para que decida lo que le conviene al hijo, sobre todo económicamente.

Cuántas veces los hijos obligan a firmar documentos comprometedores a los padres, con mucha palabrería, con mentiras, dejándolos abandonados, pobres y a veces olvidándolos en una casa de asistencia, o declarándolos dementes en complicidad con falsos” profesionistas”.

De las máss de mil trecientas, atenciones brindadas por el Consejo Ciudadano el año pasado, el 55% son cometidas por los hijos, y no se diga en esta época de pandemia porque los casos han aumentado, el 67 % de los reportes por maltrato han sido contra las madres de familia mayores de 70 años.

Y si la denuncia que se hizo con mucho esfuerzo y cargo de conciencia por los padres, no es atendida por las autoridades, con la impunidad, el hijo refuerza su agresión y los padres, suman a la tristeza el miedo.

Ojalá, que, así como se convocó a los ancianos a vacunarse, el gobierno, no solo a través de la ley, y los programas “asistenciales” sino también de la educación, de la justicia, del apoyo legal; multiplique y abarque a todos y cada uno de los que ahora se reunieron para vacunarse y a los que todavía no, porque cada uno, es un mexicano con historia y necesidad de apoyo y atención permanente, por el gobierno, la familia, y la sociedad.

*Con el permanente recuerdo y reconocimiento al compañero, periodista y gran amigo: Inocente Peñaloza García