Ser acreedor la Medalla Belisario Domínguez, no es cualquier cosa, recibir el Galardón Nacional que solo se otorga a mexicanos que sirven o han servido a la Patria y a la humanidad, no es cualquier cosa, distinguirse de entre más de 120 millones de mexicanos, no cualquiera, decir que “de nada sirven las medallas y lo diplomas”, es mostrar desinformación e ignorancia. Una cosa es que el gobierno tiene la obligación de entregar el equipo necesario para trabajar y otra que el pueblo de México reconozca los méritos.
Porque el servidor público honesto, responsable y valiente, no solo necesita del sueldo que recibe, sino del reconocimiento que lo convierte en ejemplo y trasciende para su familia y para México, actitud y sentimiento del que también está hecha la humanidad.
El 3 de enero de 1953, siendo presidente de la República Adolfo Ruiz Cortines, se crea la Medalla de Honor Belisario Domínguez del Senado de la República, para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad.
Seguramente por las condiciones especiales debidas a la pandemia, este año no se entregó la Medalla Belisario Domínguez el día 7 de octubre, como cada año se hace, atendiendo al decreto correspondiente, para conmemorar el aniversario del sacrificio del” Mártir de la Democracia Doctor Belisario Domínguez”.
Este año, el Senado determinó que ese máximo galardón sería otorgado a los integrantes del Sistema Nacional de Salud, (por primera vez a un grupo de personas), El personal de salud representa a nivel nacional aproximadamente a más de un millón doscientas mil personas; ciento veinticinco mil son las más expuestas y tienen mayor riesgo de contagiarse, recordando que más de mil doscientos trabajadores de la salud, han muerto en esta pandemia
El Senado de la República determinará el formato de entrega de la medalla. A la ceremonia solemne, en que se hace entrega acude el Presidente de la República, representantes de la Cámara de Diputados, del Gabinete, de diferentes sectores de la sociedad mexicana. Ese día (que ahora se determinó fuera a principio del año que entra), se da lectura al discurso que el Senador Medico Belisario Domínguez pronunciara en el Senado. El 23 de septiembre de 1913
Discurso que fue sin duda, lo que motivo su asesinato el 7 de octubre de 1913.
Y dice en párrafos de su Discurso:
¿Qué debe hacer la Representación Nacional?
“Corresponder a la confianza con que la patria la ha honrado, decirle la verdad y no dejarla caer en el abismo que se abre a sus pies”
“La verdad es esta: Durante el gobierno de Victoriano Huerta no solamente no se ha hecho nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República es infinitamente peor que antes”.
“El pueblo mexicano no puede resignarse a tener por presidente de la República a Victoriano Huerta, al soldado que se amparó del poder por medio de la traición, y cuyo primer acto al subir a la presidencia fue asesinar cobardemente al presidente y vicepresidente……a quien Victoriano Huerta juro públicamente lealtad y fidelidad inquebrantable.”
“La Representación Nacional debe deponer de la Presidencia de la República a Victoriano Huerta” ……. “Me diréis señores que la tentativa es peligrosa, porque Victoriano Huerta es un soldado sanguinario y feroz, que asesina sin vacilación y escrúpulo a todo aquel le sirve de obstáculo. ¡No importa señores! La patria os exige que cumpláis con vuestro deber aun con el peligro y la seguid de perder la existencia”
Y el Senador médico Chiapaneco, termina el discurso con una nota: “Urge que el pueblo mexicano conozca este discurso……. ¡Ojalá hubiera un impresor honrado y sin miedo!
Este discurso fue impreso, en una hoja, por la señorita María Hernández Zarco, quien salió a repartirlo valientemente, (y a quien después de varios años se le otorgó la medalla Belisario Domínguez) ya que a los pocos días detuvieron al Senador y lo asesinaron. La muerte de Belisario Domínguez contribuyó a la caída del tirano Huerta.
El ejemplo de valentía de Belisario Domínguez sigue vivo y se recuerda al otorgar el máximo galardón a quienes sirven como él, a la Patria, Galardón de honor que siempre con orgullo deben llevar, y presumir los trabajadores de la salud mexicanos.
