/ miércoles 12 de mayo de 2021

Subrayando | Un regalo especial del poeta Horacio Zúñiga

El día en que fue inaugurado, en Toluca, el primer monumento a la bandera a nivel Nacional, por el Presidente de México, Manuel Ávila Camacho (por los años cuarenta), el orador oficial fue el reconocido poeta, maestro y autor de la letra del Himno de la Universidad Autónoma del Estado de México: Horacio Zúñiga.

En agradecimiento por la invitación y apoyo, en sus nuevas actividades públicas, le dio un regalo muy especial al joven abogado y secretario particular del Gobernador Wenceslao Labra; Octavio Senties Gómez. El poeta Horacio Zúñiga escribió el poema, “El Romance de la niña bella” dedicado a la hija, recién nacida, de Don. Octavio; a: Yolanda Elisa Senties Echeverria. Y que dice:

ROMANCE A LA NIÑA BELLA

Horacio Zúñiga


En su palacio de trinos

despierta la primavera

y con su voz de hilos de oro

¡Borda los vientos de seda!


¡Oíd, oíd lo que dice!

¡Escuchad como gorjea,

Rosas, rosas, rosas blancas,

todas las rosas, violetas

y nardos y margaritas

y jazmines y gardenias.


¡Venid! Venid que ha llegado

de las flores la princesa,

la musa de las felibres,

de las aves, de las perlas,

preludio de margarita,

capullo de Dulcinea.


Yolanda la de los cisnes,

Elisa la de las gemas,

La que se duerme en hamacas,

de perfume de azucena.


Fruto encantado y prócer

de la gloria y la belleza,

por el padre roble y lira,

y la madre flor y estrella.


¡Venid ¡Venid los que cantan!

¡Venid! ¡Venid los que sueñan!

¡Venid que llegó la aurora,

bogando en su quimera!


Y las flores acudieron

en sus carrozas etéreas,

los pájaros llegaron,

en sus flotantes literas.


Y el agua se hizo de besos,

se hizo la roca de felpa.

Y nacieron ruiseñores,

En los antros de la pena.


¡Todo se bañó de dicha!

¡Todo se vistió de fiesta!

¡Hasta cascabeles puso,

el silencio a sus ovejas!


Y hasta el mar ¡hasta el mar mismo!

se volvió garza y sirena.


¡Oh niña! ¡Oh niña fragante!

Dios bendiga tu presencia,

y ya que al mundo viniste

de una nube o de una estrella.


¡Quédate aquí no te vayas!

Pues si aquí tu gracia albergas,

todo cuanto existe, todo

será un divino poema.


¡Por verte, la luz del día,

se hará paloma en tu alfeizar!

Alfombra de níveos nardos,

a tus pies se hará la tierra,

y porque lobos de sombra,

no chafen tus rosaledas,

blancos lebreles de luna

Se tenderán a tu puerta


¡Caperucita del cuento!

¡Blanca Nieves! ¡Cenicienta!

¡Hermanita de Sor Agua,

la de los pasos de seda!


El día en que fue inaugurado, en Toluca, el primer monumento a la bandera a nivel Nacional, por el Presidente de México, Manuel Ávila Camacho (por los años cuarenta), el orador oficial fue el reconocido poeta, maestro y autor de la letra del Himno de la Universidad Autónoma del Estado de México: Horacio Zúñiga.

En agradecimiento por la invitación y apoyo, en sus nuevas actividades públicas, le dio un regalo muy especial al joven abogado y secretario particular del Gobernador Wenceslao Labra; Octavio Senties Gómez. El poeta Horacio Zúñiga escribió el poema, “El Romance de la niña bella” dedicado a la hija, recién nacida, de Don. Octavio; a: Yolanda Elisa Senties Echeverria. Y que dice:

ROMANCE A LA NIÑA BELLA

Horacio Zúñiga


En su palacio de trinos

despierta la primavera

y con su voz de hilos de oro

¡Borda los vientos de seda!


¡Oíd, oíd lo que dice!

¡Escuchad como gorjea,

Rosas, rosas, rosas blancas,

todas las rosas, violetas

y nardos y margaritas

y jazmines y gardenias.


¡Venid! Venid que ha llegado

de las flores la princesa,

la musa de las felibres,

de las aves, de las perlas,

preludio de margarita,

capullo de Dulcinea.


Yolanda la de los cisnes,

Elisa la de las gemas,

La que se duerme en hamacas,

de perfume de azucena.


Fruto encantado y prócer

de la gloria y la belleza,

por el padre roble y lira,

y la madre flor y estrella.


¡Venid ¡Venid los que cantan!

¡Venid! ¡Venid los que sueñan!

¡Venid que llegó la aurora,

bogando en su quimera!


Y las flores acudieron

en sus carrozas etéreas,

los pájaros llegaron,

en sus flotantes literas.


Y el agua se hizo de besos,

se hizo la roca de felpa.

Y nacieron ruiseñores,

En los antros de la pena.


¡Todo se bañó de dicha!

¡Todo se vistió de fiesta!

¡Hasta cascabeles puso,

el silencio a sus ovejas!


Y hasta el mar ¡hasta el mar mismo!

se volvió garza y sirena.


¡Oh niña! ¡Oh niña fragante!

Dios bendiga tu presencia,

y ya que al mundo viniste

de una nube o de una estrella.


¡Quédate aquí no te vayas!

Pues si aquí tu gracia albergas,

todo cuanto existe, todo

será un divino poema.


¡Por verte, la luz del día,

se hará paloma en tu alfeizar!

Alfombra de níveos nardos,

a tus pies se hará la tierra,

y porque lobos de sombra,

no chafen tus rosaledas,

blancos lebreles de luna

Se tenderán a tu puerta


¡Caperucita del cuento!

¡Blanca Nieves! ¡Cenicienta!

¡Hermanita de Sor Agua,

la de los pasos de seda!