/ lunes 26 de marzo de 2018

#TodoComunica


Los jóvenes en busca de sentido

Curiosamente –desde el primero de febrero a la fecha-, he sabido de jóvenes universitarios con problemas relacionados con su vida personal y, consecuentemente, con un impacto negativo en su desempeño académico. Ante esa circunstancia, autoridades de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) han tomado medidas.

El lamentable suicidio de un joven –desde el monumento a Adolfo López Mateos, en Ciudad Universitaria de la capital mexiquense- fue un hecho, a partir del cual, el tema de la depresión y el estado emocional de los jóvenes ha tomado visibilidad en la institución.

La semana pasada –en la Facultad de Derecho de la UAEMéx- realizaron un taller de “Logoterapia”, que es una vertiente de la Psicoterapia que se centra en encontrar el significado de la existencia humana. Es la lucha por encontrarle sentido a la vida tal como es, más allá de las adversidades que se enfrenten. Uno de sus principales exponentes fue Víctor Frankl, quien sobrevivió en un campo Nazi de concentración, durante la Segunda Guerra Mundial y que narró en su obra: “El hombre en busca de sentido”.

La directora de la Facultad de Derecho, Inocenta Peña Ortiz y otros colegas de ese plantel, me compartieron que el taller de Logoterapia fue muy intenso, porque en la dinámica, los jóvenes expresaron emociones que normalmente no se conocen. Una compañera profesora me explicó que un par de jóvenes –mujer y hombre, que regularmente son muy agresivos en clases- lloraron sin contenerse cuando hicieron el ejercicio, consistente en que uno de los dos hacía el papel de “papá” o “mamá” de su compañero, quien debía expresarle un sentimiento, el que fuera. Muchos fueron dolorosos.

Otro caso que me preocupó y que conocí directamente, es el de una alumna que –tristemente- fue golpeada por su padre alcoholizado. Con valentía –pero muy lastimada emocionalmente- levantó su acta ante el Ministerio Público. El caso sigue su curso.

Uno más: un joven, quien desde mi perspectiva es responsable, comprometido y talentoso, nos compartió que quizá abandonaría sus actuales estudios, porque no sentía que eso era lo suyo, pero tenía temor de que sus padres no lo apoyaran en la decisión, para aprender lo que le apasiona. Se le notaba muy consternado.

Seguramente habrá quien diga que son casos aislados, pero insistiría: deben atenderse ¿o esperamos hasta que los números aumenten? Son situaciones que poco se visibilizan, pero no por ello poco importantes.

Reconocimiento para las autoridades universitarias que se ocupan de sus comunidades, pero ahora estamos en periodo de descanso y reflexión –con motivo de la Semana Santa-, ojalá que nos hagamos conscientes de que la tarea y responsabilidad no es exclusiva de los directivos y docentes; al contrario, la responsabilidad central está en cada familia.


Los jóvenes en busca de sentido

Curiosamente –desde el primero de febrero a la fecha-, he sabido de jóvenes universitarios con problemas relacionados con su vida personal y, consecuentemente, con un impacto negativo en su desempeño académico. Ante esa circunstancia, autoridades de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) han tomado medidas.

El lamentable suicidio de un joven –desde el monumento a Adolfo López Mateos, en Ciudad Universitaria de la capital mexiquense- fue un hecho, a partir del cual, el tema de la depresión y el estado emocional de los jóvenes ha tomado visibilidad en la institución.

La semana pasada –en la Facultad de Derecho de la UAEMéx- realizaron un taller de “Logoterapia”, que es una vertiente de la Psicoterapia que se centra en encontrar el significado de la existencia humana. Es la lucha por encontrarle sentido a la vida tal como es, más allá de las adversidades que se enfrenten. Uno de sus principales exponentes fue Víctor Frankl, quien sobrevivió en un campo Nazi de concentración, durante la Segunda Guerra Mundial y que narró en su obra: “El hombre en busca de sentido”.

La directora de la Facultad de Derecho, Inocenta Peña Ortiz y otros colegas de ese plantel, me compartieron que el taller de Logoterapia fue muy intenso, porque en la dinámica, los jóvenes expresaron emociones que normalmente no se conocen. Una compañera profesora me explicó que un par de jóvenes –mujer y hombre, que regularmente son muy agresivos en clases- lloraron sin contenerse cuando hicieron el ejercicio, consistente en que uno de los dos hacía el papel de “papá” o “mamá” de su compañero, quien debía expresarle un sentimiento, el que fuera. Muchos fueron dolorosos.

Otro caso que me preocupó y que conocí directamente, es el de una alumna que –tristemente- fue golpeada por su padre alcoholizado. Con valentía –pero muy lastimada emocionalmente- levantó su acta ante el Ministerio Público. El caso sigue su curso.

Uno más: un joven, quien desde mi perspectiva es responsable, comprometido y talentoso, nos compartió que quizá abandonaría sus actuales estudios, porque no sentía que eso era lo suyo, pero tenía temor de que sus padres no lo apoyaran en la decisión, para aprender lo que le apasiona. Se le notaba muy consternado.

Seguramente habrá quien diga que son casos aislados, pero insistiría: deben atenderse ¿o esperamos hasta que los números aumenten? Son situaciones que poco se visibilizan, pero no por ello poco importantes.

Reconocimiento para las autoridades universitarias que se ocupan de sus comunidades, pero ahora estamos en periodo de descanso y reflexión –con motivo de la Semana Santa-, ojalá que nos hagamos conscientes de que la tarea y responsabilidad no es exclusiva de los directivos y docentes; al contrario, la responsabilidad central está en cada familia.