/ lunes 20 de agosto de 2018

#TodoComunica


Mucho más que palabras

Pensamos que por saber hablar, sabemos comunicar. En realidad se trata de un proceso más complejo en el que intervienen elementos como aprendizaje, comportamiento, tiempo, circunstancias, estado de ánimo, personalidad y pautas culturales, por mencionar algunos. Por ello, “saber comunicar” es todo un reto… si se desea hacerlo de manera efectiva.

Desde la época de Aristóteles -con “La Retórica”-, la acción de comunicar ha sido objeto de estudio y se han desarrollado diferentes modelos que buscan comprender y explicar ese proceso, en el que alguien o algunos envían un mensaje a otra persona o a muchas personas (hablando de comunicación de masas), la forma como se recibe e interpreta y la reacción o efecto que se provoca.

Hablando de la comunicación interpersonal, cuando expresamos una idea, un sentimiento, un punto de vista, la manera como lo decimos es fundamental para determinar la forma como será recibido por otra persona, pero no es lo único; si la otra persona no lo escucha claramente o su estado de ánimo no es apropiado para ese mensaje, podría interpretarlo distinto e incluso hasta negativamente.

¿Cómo es una “comunicación efectiva”? Siendo muy sintéticos: es aquella que logra el efecto deseado y cuando se obtiene una respuesta al mensaje (definida como retroalimentación), que puede ser una reacción “positiva” o “negativa”.

Por ejemplo -con motivo del nuevo ciclo escolar 2018-2019-, un docente debe explicar su clase de manera clara, sencilla y dinámica, para que sus estudiantes comprendan el tema y despejen cualquier duda. Así ellos podrán aplicarlo en su formación.

La comprensión de los mensajes del profesor estará determinada por el aprendizaje previo de cada estudiante –e incluso del propio docente-. Si ambos pueden ver y escuchar bien, si desayunaron o no, si durmieron, si cuentan con los útiles y elementos necesarios para la clase, si conocen los términos que se emplean, si sus entornos -familiar y escolar- son armónicos, e incluso la actitud, son elementos que intervienen en la comunicación.

Así, podríamos enlistar una serie de condiciones y factores que influyen en el proceso y naturalmente la complejidad aumenta conforme intervienen más personas.

Es vital que seamos empáticos para conocer a quien recibirá nuestro mensaje y comprender la condición que vive en el momento de escucharnos, de lo contrario nuestro objetivo podría no cumplirse. Por ello, saber comunicar es mucho más que expresar palabras.


PERCEPCIÓN

Humberto Benítez Treviño, presidente de El Colegio Mexiquense, fue contundente al referir uno de los motivos que provocaron el enojo de los mexicanos y los resultados del primero de julio pasado: la soberbia para gobernar. ¿Se aprendió la lección?


Mucho más que palabras

Pensamos que por saber hablar, sabemos comunicar. En realidad se trata de un proceso más complejo en el que intervienen elementos como aprendizaje, comportamiento, tiempo, circunstancias, estado de ánimo, personalidad y pautas culturales, por mencionar algunos. Por ello, “saber comunicar” es todo un reto… si se desea hacerlo de manera efectiva.

Desde la época de Aristóteles -con “La Retórica”-, la acción de comunicar ha sido objeto de estudio y se han desarrollado diferentes modelos que buscan comprender y explicar ese proceso, en el que alguien o algunos envían un mensaje a otra persona o a muchas personas (hablando de comunicación de masas), la forma como se recibe e interpreta y la reacción o efecto que se provoca.

Hablando de la comunicación interpersonal, cuando expresamos una idea, un sentimiento, un punto de vista, la manera como lo decimos es fundamental para determinar la forma como será recibido por otra persona, pero no es lo único; si la otra persona no lo escucha claramente o su estado de ánimo no es apropiado para ese mensaje, podría interpretarlo distinto e incluso hasta negativamente.

¿Cómo es una “comunicación efectiva”? Siendo muy sintéticos: es aquella que logra el efecto deseado y cuando se obtiene una respuesta al mensaje (definida como retroalimentación), que puede ser una reacción “positiva” o “negativa”.

Por ejemplo -con motivo del nuevo ciclo escolar 2018-2019-, un docente debe explicar su clase de manera clara, sencilla y dinámica, para que sus estudiantes comprendan el tema y despejen cualquier duda. Así ellos podrán aplicarlo en su formación.

La comprensión de los mensajes del profesor estará determinada por el aprendizaje previo de cada estudiante –e incluso del propio docente-. Si ambos pueden ver y escuchar bien, si desayunaron o no, si durmieron, si cuentan con los útiles y elementos necesarios para la clase, si conocen los términos que se emplean, si sus entornos -familiar y escolar- son armónicos, e incluso la actitud, son elementos que intervienen en la comunicación.

Así, podríamos enlistar una serie de condiciones y factores que influyen en el proceso y naturalmente la complejidad aumenta conforme intervienen más personas.

Es vital que seamos empáticos para conocer a quien recibirá nuestro mensaje y comprender la condición que vive en el momento de escucharnos, de lo contrario nuestro objetivo podría no cumplirse. Por ello, saber comunicar es mucho más que expresar palabras.


PERCEPCIÓN

Humberto Benítez Treviño, presidente de El Colegio Mexiquense, fue contundente al referir uno de los motivos que provocaron el enojo de los mexicanos y los resultados del primero de julio pasado: la soberbia para gobernar. ¿Se aprendió la lección?