/ lunes 17 de diciembre de 2018

#TodoComunica


Nos vale...

Una parte deseaba que las cosas mejoraran, otros no decidían y el resto se opuso. Así pasaron los meses y los problemas no se resolvían, al contrario: se agravaron conforme transcurrió el tiempo. La propuesta era clara: todos hagamos algo, cooperemos para arreglar lo descompuesto.

Quienes estaban en la disposición inmediatamente aportaron; quienes siempre estaban ajenos ni siquiera opinaron y, obviamente, no dieron nada, y aquellos que no estaban dispuestos a hacer algo más -solo porque lo propusieron “los otros”- rechazaron la idea.

Pasaron los días, las semanas y se insistía en la urgencia de resolver los problemas, pero seguía el silencio de la mayoría, la indiferencia como si no sufrieran las mismas dificultades. Los amables llamados a participar, las amenazas y -en ocasiones- hasta los insultos, aparecieron. Casi siempre opinaban… los de siempre. El resto: silencio o rechazo sin argumentos.

Así siguieron los meses y alguien dijo: ¡Que ya no se haga nada! Y pidieron la devolución de su cooperación, porque no era justo que unos dieran y otros no. El tema es que los problemas no solo seguían, sino que aumentaban.

Así es como se deterioran muchos lugares donde vivimos. Ya no hay luz en el área común, la puerta de acceso no funciona bien y permanece abierta durante la noche, dando oportunidad a que los llamados “amantes de lo ajeno”, los delincuentes, hagan de las suyas –como ya lo han realizado en otras ocasiones.

Sencillamente la “no generosidad” y la indiferencia, han deteriorado muchos espacios donde vivimos, donde se encuentran nuestras familias, donde están nuestras hijas e hijos, donde tenemos nuestro patrimonio y todo por la jodida actitud: “que lo hagan otros”. Nadie se mueve.

El problema de fondo, creo, es que muchos mexicanos (una gran mayoría, porque siempre hay gratificantes casos particulares) no estamos educados para compartir en el día con día, a menos que ocurra una tragedia. Parece que solo en las tragedias nos mostramos como “el gran pueblo solidario”, pero el resto de los días, literalmente “nos vale…” hacer algo por nuestra comunidad.

Y ese es el gran riesgo ahora que estamos en etapa de cambios: Que quienes desean hacer las cosas mejor, no puedan hacerlo; que quienes nunca participan sigan así, sin importarles lo que ocurra, y que algunos bloqueen lo bueno que pudiera hacerse, solo porque lo propone su “rival”.

Insisto: No será asunto de una persona, ni de un pequeño grupo. Dejemos de culpar a los otros, mejor participemos… o todos -sin duda- tarde o temprano, pagaremos las consecuencias.

PERCEPCIÓN

O no saben cómo o no quieren o no los escuchan, el caso es que poco -muy poco- le ayudan al gobernador, Alfredo Del Mazo Maza.

@RJoyaC


Nos vale...

Una parte deseaba que las cosas mejoraran, otros no decidían y el resto se opuso. Así pasaron los meses y los problemas no se resolvían, al contrario: se agravaron conforme transcurrió el tiempo. La propuesta era clara: todos hagamos algo, cooperemos para arreglar lo descompuesto.

Quienes estaban en la disposición inmediatamente aportaron; quienes siempre estaban ajenos ni siquiera opinaron y, obviamente, no dieron nada, y aquellos que no estaban dispuestos a hacer algo más -solo porque lo propusieron “los otros”- rechazaron la idea.

Pasaron los días, las semanas y se insistía en la urgencia de resolver los problemas, pero seguía el silencio de la mayoría, la indiferencia como si no sufrieran las mismas dificultades. Los amables llamados a participar, las amenazas y -en ocasiones- hasta los insultos, aparecieron. Casi siempre opinaban… los de siempre. El resto: silencio o rechazo sin argumentos.

Así siguieron los meses y alguien dijo: ¡Que ya no se haga nada! Y pidieron la devolución de su cooperación, porque no era justo que unos dieran y otros no. El tema es que los problemas no solo seguían, sino que aumentaban.

Así es como se deterioran muchos lugares donde vivimos. Ya no hay luz en el área común, la puerta de acceso no funciona bien y permanece abierta durante la noche, dando oportunidad a que los llamados “amantes de lo ajeno”, los delincuentes, hagan de las suyas –como ya lo han realizado en otras ocasiones.

Sencillamente la “no generosidad” y la indiferencia, han deteriorado muchos espacios donde vivimos, donde se encuentran nuestras familias, donde están nuestras hijas e hijos, donde tenemos nuestro patrimonio y todo por la jodida actitud: “que lo hagan otros”. Nadie se mueve.

El problema de fondo, creo, es que muchos mexicanos (una gran mayoría, porque siempre hay gratificantes casos particulares) no estamos educados para compartir en el día con día, a menos que ocurra una tragedia. Parece que solo en las tragedias nos mostramos como “el gran pueblo solidario”, pero el resto de los días, literalmente “nos vale…” hacer algo por nuestra comunidad.

Y ese es el gran riesgo ahora que estamos en etapa de cambios: Que quienes desean hacer las cosas mejor, no puedan hacerlo; que quienes nunca participan sigan así, sin importarles lo que ocurra, y que algunos bloqueen lo bueno que pudiera hacerse, solo porque lo propone su “rival”.

Insisto: No será asunto de una persona, ni de un pequeño grupo. Dejemos de culpar a los otros, mejor participemos… o todos -sin duda- tarde o temprano, pagaremos las consecuencias.

PERCEPCIÓN

O no saben cómo o no quieren o no los escuchan, el caso es que poco -muy poco- le ayudan al gobernador, Alfredo Del Mazo Maza.

@RJoyaC