/ lunes 16 de octubre de 2017

#TodoComunica

La velocidad y oportunidad para “estar en contacto” con otra persona –incluso con cientos o miles- en cualquier parte del mundo, han aumentado. Es relativamente sencillo, teniendo un dispositivo móvil o un equipo de cómputo, contactar a alguien que se encuentre a kilómetros de distancia.

Ahora, en una sola mano, pueden tenerse herramientas que hace años eran equipos o insumos separados: cámara fotográfica, cámara de video, grabadora de audio, máquina de escribir, computadora, agenda, libreta de notas, calculadora, música, lámpara y… hasta teléfono.

La tecnología ha abierto, sin duda, enormes posibilidades para “contactarse” con otros y para “acercarnos” a quienes se encuentran lejos. Un mar infinito de posibilidades para crear, producir, para seguir trabajando –aún fuera de las oficinas o centros laborales-, para estar conectado todo el tiempo.

Los dispositivos “inteligentes” han hecho –para algunos- la vida más sencilla y productiva. Sin embargo, hay otro sector que considera que han provocado una invasión a la intimidad, a los espacios donde solamente se estaba con uno mismo o con alguien más. Ya no hay pretexto para no responder, ya no hay argumento para dejar de trabajar.

En esas circunstancias nuestra comunicación no necesariamente es de mayor calidad. El flujo de información, si bien es acelerado, prácticamente instantáneo, los mensajes no son mejores. El diálogo se ha perdido y la riqueza de una charla se reduce a un mensaje de dos líneas en una pantalla de cinco pulgadas, sin entonación y modulación de la voz, y sin mirar los gestos de la persona con quien “nos comunicamos” (a menos que sea una video-llamada).

Los estudios han demostrado los impactos de la denominada “heroína cibernética”, que es una adicción equiparable a la ludopatía (adicción a los juegos de azar) y provoca problemas como aislamiento, depresión, pérdida de autoestima, estrés y dificultades para relacionarse con otras personas.

Se ha hecho tan común el uso del celular que lo empleamos al conducir un auto de media tonelada. De acuerdo con la Coordinación de Protección Civil federal, en México 55 personas tienen un accidente vehicular diariamente y 24 mil son víctimas al año, por utilizar el celular al conducir un vehículo. Ya es la primera causa de accidentes viales.

Vale la reflexión que aquí te comparto ¿De qué forma esa tecnología nos ayuda a tener mayor calidad de vida, mejores relaciones humanas, más tiempo para sentir a quienes nos rodean, para saber cómo piensan y, sobre todo… para ser mejores personas?

*Percepción

El Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) amplió –por tercera ocasión- el plazo para el registro de aspirantes a consejeros electorales distritales y municipales, como parte de la organización de las elecciones de 2018. Los ciudadanos no se animan. ¿La desconfianza aumenta?

Twitter: @RJoyaC

La velocidad y oportunidad para “estar en contacto” con otra persona –incluso con cientos o miles- en cualquier parte del mundo, han aumentado. Es relativamente sencillo, teniendo un dispositivo móvil o un equipo de cómputo, contactar a alguien que se encuentre a kilómetros de distancia.

Ahora, en una sola mano, pueden tenerse herramientas que hace años eran equipos o insumos separados: cámara fotográfica, cámara de video, grabadora de audio, máquina de escribir, computadora, agenda, libreta de notas, calculadora, música, lámpara y… hasta teléfono.

La tecnología ha abierto, sin duda, enormes posibilidades para “contactarse” con otros y para “acercarnos” a quienes se encuentran lejos. Un mar infinito de posibilidades para crear, producir, para seguir trabajando –aún fuera de las oficinas o centros laborales-, para estar conectado todo el tiempo.

Los dispositivos “inteligentes” han hecho –para algunos- la vida más sencilla y productiva. Sin embargo, hay otro sector que considera que han provocado una invasión a la intimidad, a los espacios donde solamente se estaba con uno mismo o con alguien más. Ya no hay pretexto para no responder, ya no hay argumento para dejar de trabajar.

En esas circunstancias nuestra comunicación no necesariamente es de mayor calidad. El flujo de información, si bien es acelerado, prácticamente instantáneo, los mensajes no son mejores. El diálogo se ha perdido y la riqueza de una charla se reduce a un mensaje de dos líneas en una pantalla de cinco pulgadas, sin entonación y modulación de la voz, y sin mirar los gestos de la persona con quien “nos comunicamos” (a menos que sea una video-llamada).

Los estudios han demostrado los impactos de la denominada “heroína cibernética”, que es una adicción equiparable a la ludopatía (adicción a los juegos de azar) y provoca problemas como aislamiento, depresión, pérdida de autoestima, estrés y dificultades para relacionarse con otras personas.

Se ha hecho tan común el uso del celular que lo empleamos al conducir un auto de media tonelada. De acuerdo con la Coordinación de Protección Civil federal, en México 55 personas tienen un accidente vehicular diariamente y 24 mil son víctimas al año, por utilizar el celular al conducir un vehículo. Ya es la primera causa de accidentes viales.

Vale la reflexión que aquí te comparto ¿De qué forma esa tecnología nos ayuda a tener mayor calidad de vida, mejores relaciones humanas, más tiempo para sentir a quienes nos rodean, para saber cómo piensan y, sobre todo… para ser mejores personas?

*Percepción

El Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) amplió –por tercera ocasión- el plazo para el registro de aspirantes a consejeros electorales distritales y municipales, como parte de la organización de las elecciones de 2018. Los ciudadanos no se animan. ¿La desconfianza aumenta?

Twitter: @RJoyaC