/ lunes 29 de enero de 2018

#TodoComunica

¿Exactamente para qué soy bueno?, ¿Cuáles son mis talentos?, ¿Qué se me facilita?, ¿Qué me apasiona como para hacerlo durante 10 horas continuas?, ¿Cómo podré subsistir? Son algunas de las preguntas que deben responderse a los 17 años, cuando llega el momento para elegir los estudios de nivel superior, en un país donde solamente 3 de cada 10 jóvenes puede ingresar a la universidad.

Actualmente, miles de egresados de bachillerato están en condiciones de buscar una oportunidad para acceder a los estudios de educación superior. En el caso de nuestro país, solamente 17% de los mexicanos, con edades entre 25 y 64 años, logran estudios universitarios.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indica que México se ubica en los últimos lugares entre los países miembros del organismo, cuyo promedio es de 37%, de acuerdo con el estudio Panorama de la Educación 2017. Solamente Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica, se ubican por debajo de México.

Las familias mexiquenses desean que sus hijas e hijos puedan acceder a estudios superiores, porque es una condición para lograr mejores condiciones económicas. De quienes tienen estudios de educación superior, 80% logran obtener un trabajo remunerado.

Los ingresos -de acuerdo con la OCDE- también están relacionados con el nivel de estudios. Poseer un título de educación superior permite obtener el doble de ingresos, que quienes solamente tienen estudios de nivel medio superior. Quienes concluyen estudios de técnico superior universitario, pueden ganar hasta 30% más con respecto a las personas con bachillerato.

Por ello, la enorme expectativa de lograr un espacio en el nivel superior. Una gran aspiración, para quienes desean estudiar y para sus familias. La pregunta es ¿los jóvenes llegan en la mejor condición para decidir “a qué se dedicarán en su vida”? Su aprendizaje depende de muchos factores, entre ellos: la calidad de los maestros, de los materiales, de los planes de estudio, del conjunto de elementos del sistema educativo en general.

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) dio a conocer (noviembre 2017) que casi la totalidad de planteles de Educación Media Superior en México cuenta con una adecuada infraestructura física; sin embargo, una proporción significativa carece de laboratorios, salas de maestros, servicios básicos de agua y energía eléctrica, y presenta problemas de mantenimiento.

Una gran cantidad de escuelas no cuenta con computadoras, internet y acervos biblio-hemerográficos, fundamentales en la formación de los estudiantes, y aún prevalecen –en gran número de maestros- estilos de enseñanza verticales y herramientas tradicionales de evaluación, a pesar de que el entorno se ha modificado sustancialmente.

Se estima que hasta un 40 por ciento de los estudiantes se equivoca al momento de elegir una carrera, y más allá de analizar sus aptitudes, talentos o competencias, se ven motivados por cuestiones económicas, de prestigio o la presión de padres y amigos, lo que provoca –al momento de cursar su licenciatura- frustración, deserción escolar y subocupación laboral.

Al cierre de 2017, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del INEGI, indica que la ocupación alcanzó un nivel promedio de 59.3 %, que es la menor proporción de personas en el mercado laboral en 13 años, y seis de cada 10 trabajadores subsisten en la informalidad.

Es así que no se trata de un asunto menor para quienes están por decidir qué estudiar en el nivel superior… si están entre los afortunados para hacerlo, porque en México, solamente tres de cada 10 jóvenes, entre 18 y 22 años de edad, pueden asistir a la universidad.

En las familias debería fortalecerse el diálogo con los jóvenes y romper aquel paradigma de que “aún no están maduros para decidir” y por ello, su familia elige. Lo mejor será acercarles la información más adecuada para orientarles -a partir de sus talentos, aptitudes y hasta actitudes-, porque en México, de cada 10 estudiantes que ingresan a la universidad, solamente dos la concluyen.

Es urgente, también, que las autoridades fortalezcan los mecanismos llamados de “orientación vocacional” y se constituyan en “descubrimiento de vocación” desde el nivel básico y hasta medio superior, porque la deserción nos cuesta 18 mil millones de pesos al año, según el INEGI.

 

PERCEPCIÓN

En el Estado de México arrancaron dos estrategias pertinentes del gobierno estatal: el programa piloto “Padres Educadores” (aunque los más ausentes en el hogar somos los padres) en 240 planteles del nivel básico, para fortalecer el vínculo de las familias con los centros escolares, y la Expo Orienta Vitual de Educación Media Superior 2018, para difundir las alternativas de estudio en ese nivel.

 

VOTO 2018 PERCEPCIÓN

Ahora se conocen más detalles personales y profesionales de José Antonio Meade, a partir de pequeños videos en formato de entrevista y con ediciones dinámicas. En breve se conocerá su resultado en la opinión pública... Andrés Manuel López Obrador se nota más asentado en su papel… Ricardo Anaya metido en las universidades y con formatos menos rígidos. Sigue la batalla de 2018.

¿Exactamente para qué soy bueno?, ¿Cuáles son mis talentos?, ¿Qué se me facilita?, ¿Qué me apasiona como para hacerlo durante 10 horas continuas?, ¿Cómo podré subsistir? Son algunas de las preguntas que deben responderse a los 17 años, cuando llega el momento para elegir los estudios de nivel superior, en un país donde solamente 3 de cada 10 jóvenes puede ingresar a la universidad.

Actualmente, miles de egresados de bachillerato están en condiciones de buscar una oportunidad para acceder a los estudios de educación superior. En el caso de nuestro país, solamente 17% de los mexicanos, con edades entre 25 y 64 años, logran estudios universitarios.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indica que México se ubica en los últimos lugares entre los países miembros del organismo, cuyo promedio es de 37%, de acuerdo con el estudio Panorama de la Educación 2017. Solamente Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica, se ubican por debajo de México.

Las familias mexiquenses desean que sus hijas e hijos puedan acceder a estudios superiores, porque es una condición para lograr mejores condiciones económicas. De quienes tienen estudios de educación superior, 80% logran obtener un trabajo remunerado.

Los ingresos -de acuerdo con la OCDE- también están relacionados con el nivel de estudios. Poseer un título de educación superior permite obtener el doble de ingresos, que quienes solamente tienen estudios de nivel medio superior. Quienes concluyen estudios de técnico superior universitario, pueden ganar hasta 30% más con respecto a las personas con bachillerato.

Por ello, la enorme expectativa de lograr un espacio en el nivel superior. Una gran aspiración, para quienes desean estudiar y para sus familias. La pregunta es ¿los jóvenes llegan en la mejor condición para decidir “a qué se dedicarán en su vida”? Su aprendizaje depende de muchos factores, entre ellos: la calidad de los maestros, de los materiales, de los planes de estudio, del conjunto de elementos del sistema educativo en general.

El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) dio a conocer (noviembre 2017) que casi la totalidad de planteles de Educación Media Superior en México cuenta con una adecuada infraestructura física; sin embargo, una proporción significativa carece de laboratorios, salas de maestros, servicios básicos de agua y energía eléctrica, y presenta problemas de mantenimiento.

Una gran cantidad de escuelas no cuenta con computadoras, internet y acervos biblio-hemerográficos, fundamentales en la formación de los estudiantes, y aún prevalecen –en gran número de maestros- estilos de enseñanza verticales y herramientas tradicionales de evaluación, a pesar de que el entorno se ha modificado sustancialmente.

Se estima que hasta un 40 por ciento de los estudiantes se equivoca al momento de elegir una carrera, y más allá de analizar sus aptitudes, talentos o competencias, se ven motivados por cuestiones económicas, de prestigio o la presión de padres y amigos, lo que provoca –al momento de cursar su licenciatura- frustración, deserción escolar y subocupación laboral.

Al cierre de 2017, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del INEGI, indica que la ocupación alcanzó un nivel promedio de 59.3 %, que es la menor proporción de personas en el mercado laboral en 13 años, y seis de cada 10 trabajadores subsisten en la informalidad.

Es así que no se trata de un asunto menor para quienes están por decidir qué estudiar en el nivel superior… si están entre los afortunados para hacerlo, porque en México, solamente tres de cada 10 jóvenes, entre 18 y 22 años de edad, pueden asistir a la universidad.

En las familias debería fortalecerse el diálogo con los jóvenes y romper aquel paradigma de que “aún no están maduros para decidir” y por ello, su familia elige. Lo mejor será acercarles la información más adecuada para orientarles -a partir de sus talentos, aptitudes y hasta actitudes-, porque en México, de cada 10 estudiantes que ingresan a la universidad, solamente dos la concluyen.

Es urgente, también, que las autoridades fortalezcan los mecanismos llamados de “orientación vocacional” y se constituyan en “descubrimiento de vocación” desde el nivel básico y hasta medio superior, porque la deserción nos cuesta 18 mil millones de pesos al año, según el INEGI.

 

PERCEPCIÓN

En el Estado de México arrancaron dos estrategias pertinentes del gobierno estatal: el programa piloto “Padres Educadores” (aunque los más ausentes en el hogar somos los padres) en 240 planteles del nivel básico, para fortalecer el vínculo de las familias con los centros escolares, y la Expo Orienta Vitual de Educación Media Superior 2018, para difundir las alternativas de estudio en ese nivel.

 

VOTO 2018 PERCEPCIÓN

Ahora se conocen más detalles personales y profesionales de José Antonio Meade, a partir de pequeños videos en formato de entrevista y con ediciones dinámicas. En breve se conocerá su resultado en la opinión pública... Andrés Manuel López Obrador se nota más asentado en su papel… Ricardo Anaya metido en las universidades y con formatos menos rígidos. Sigue la batalla de 2018.