/ lunes 18 de octubre de 2021

#TodoComunica | Compartimos un destino común

“Si las oportunidades son en verdad las mismas para todos y todas, quienes quedan rezagados se merecen también la suerte que les ha tocado. Este modo de concebir el éxito dificulta mucho creer que <<todos estamos juntos en esto>>. Más bien invita a los ganadores a considerar que su éxito es obra suya e induce a los perdedores a pensar que quienes están arriba los miran por encima del hombro, con desdén”.

Así lo plantea Michael J. Sandel en su obra: “La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común?”, donde expone cómo la globalización ha roto nuestros lazos sociales y nos hemos deshecho del respeto mutuo, en un entorno en el que la pandemia ha sacudido las estructuras sociales del mundo.

A partir del caso estadounidense, Sandel explica que en las últimas décadas “el estallido de la desigualdad” ha permitido que quienes ya estaban en la cúspide consoliden sus ventajas y las transmitan a sus hijos. Advierte que la fe de: “si trabaja y tiene talento, cualquiera puede ascender socialmente, ya no encaja con los hechos observados sobre el terreno”, por lo que considera que la retórica de las oportunidades ha dejado de tener fuerza inspiradora. “La movilidad ya no puede compensar la desigualdad”, afirma.

Expone que al ensalzar el ideal “meritocrático” y convertirlo en el centro de un proyecto político promueve actitudes poco atractivas entre ganadores y perdedores: “Entre los primeros promueve la soberbia; entre los segundos, la humillación y el resentimiento”.

Y procuro la reflexión, ante la renovación de la Dirección de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Autónoma del Estado de México, donde compiten tres personas reconocidas en sus diferentes perfiles y donde surgirá un grupo ganador y, quizá (porque podría haber alianzas) un par que serán derrotados en la elección que realice el Consejo Universitario, luego de las evaluaciones cualitativa y cuantitativa que se efectúen en el espacio académico, pero la decisión final será del Consejo Universitario.

De quienes integramos la comunidad: personal administrativo, estudiantes y docentes, dependerá el realizar un proceso respetuoso y propositivo, para construir un proyecto que recupere y acreciente la proyección de la Facultad, sin promover la “soberbia meritocrática”, porque, como lo señala Sandel:

“Representa la petulante convicción de los de arriba de que se merecen el destino que les ha tocado en suerte y de que los de abajo se merecen también el suyo, y esta actitud es el complemento moral de la política tecnocrática”, además de disminuir la capacidad para concebirnos como “personas que compartimos un destino común”.

PERCEPCIÓN

De manera anacrónica, la Comisión Ampliada de Procesos Electorales impidió que quienes aspiran a la Dirección otorguen entrevistas a medios de comunicación o debatan entre sí… algo que enseñamos en la Facultad.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC

“Si las oportunidades son en verdad las mismas para todos y todas, quienes quedan rezagados se merecen también la suerte que les ha tocado. Este modo de concebir el éxito dificulta mucho creer que <<todos estamos juntos en esto>>. Más bien invita a los ganadores a considerar que su éxito es obra suya e induce a los perdedores a pensar que quienes están arriba los miran por encima del hombro, con desdén”.

Así lo plantea Michael J. Sandel en su obra: “La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común?”, donde expone cómo la globalización ha roto nuestros lazos sociales y nos hemos deshecho del respeto mutuo, en un entorno en el que la pandemia ha sacudido las estructuras sociales del mundo.

A partir del caso estadounidense, Sandel explica que en las últimas décadas “el estallido de la desigualdad” ha permitido que quienes ya estaban en la cúspide consoliden sus ventajas y las transmitan a sus hijos. Advierte que la fe de: “si trabaja y tiene talento, cualquiera puede ascender socialmente, ya no encaja con los hechos observados sobre el terreno”, por lo que considera que la retórica de las oportunidades ha dejado de tener fuerza inspiradora. “La movilidad ya no puede compensar la desigualdad”, afirma.

Expone que al ensalzar el ideal “meritocrático” y convertirlo en el centro de un proyecto político promueve actitudes poco atractivas entre ganadores y perdedores: “Entre los primeros promueve la soberbia; entre los segundos, la humillación y el resentimiento”.

Y procuro la reflexión, ante la renovación de la Dirección de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la Universidad Autónoma del Estado de México, donde compiten tres personas reconocidas en sus diferentes perfiles y donde surgirá un grupo ganador y, quizá (porque podría haber alianzas) un par que serán derrotados en la elección que realice el Consejo Universitario, luego de las evaluaciones cualitativa y cuantitativa que se efectúen en el espacio académico, pero la decisión final será del Consejo Universitario.

De quienes integramos la comunidad: personal administrativo, estudiantes y docentes, dependerá el realizar un proceso respetuoso y propositivo, para construir un proyecto que recupere y acreciente la proyección de la Facultad, sin promover la “soberbia meritocrática”, porque, como lo señala Sandel:

“Representa la petulante convicción de los de arriba de que se merecen el destino que les ha tocado en suerte y de que los de abajo se merecen también el suyo, y esta actitud es el complemento moral de la política tecnocrática”, además de disminuir la capacidad para concebirnos como “personas que compartimos un destino común”.

PERCEPCIÓN

De manera anacrónica, la Comisión Ampliada de Procesos Electorales impidió que quienes aspiran a la Dirección otorguen entrevistas a medios de comunicación o debatan entre sí… algo que enseñamos en la Facultad.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC