/ lunes 14 de septiembre de 2020

#TodoComunica | La nueva realidad educativa

La pandemia por el COVID-19 obligó el cierre de las escuelas para evitar contagios. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), entre marzo y abril hasta el 91.2 por ciento de los alumnos -matriculados en 193 países- dejaron de acudir a la escuela, lo que significó una afectación para casi mil 600 millones de estudiantes.

El sitio de UNESCO muestra que hasta el 12 de septiembre había cierre de actividades escolares en 50 países, con impacto en poco más de 868 millones de estudiantes, quienes representan casi el 50 por ciento del total de alumnos inscritos en el mundo.

Sin embargo, la reapertura de planteles se ha convertido en un riesgo. Países como Cuba, Corea del Sur, China y Francia -donde reiniciaron las actividades escolares presenciales-, han cerrado nuevamente sus centros educativos por los rebrotes de COVID-19.

En ese contexto, México instrumentó el “Aprende en Casa II” a través de la Televisión –pública y privada-, y diferentes Instituciones de Educación Superior han retomado sus actividades “a distancia”, con apoyo de plataformas digitales, aunque –como han documentado diferentes medios periodísticos- se ha provocado tensión en el entorno familiar, porque madres y padres de familia –o abuelos y hermanos-, no tienen el conocimiento y la aptitud para guiar el aprendizaje.

¿Cuál es el riesgo? Eduardo Andere –especialista en política educativa, educación y aprendizaje, y educación comparada- advierte que los niños que viven tensión en el hogar difícilmente pueden concentrarse, poner atención, almacenar nuevos conocimientos y aprender. “Un niño es educable (…) si tiene salud, está bien criado, se desenvuelve bien, no sufre pobreza ni discriminación o segregación, vive relajado y seguro”, enfatiza Andere.

Además, a pesar de la distancia, seguimos con formas “presenciales”: clases de 2 y hasta 4 horas sin considerar el agotamiento físico y mental que significa estar sentado tanto tiempo, mirando una pantalla, y sin contenidos que mantengan la atención y despierten la creatividad.

Los especialistas señalan que los estudiantes pueden estar concentrados por dos o tres minutos seguidos, por lo que las clases no deben mantener un mismo “ritmo” durante más de 40 minutos; lo que obliga a cambiar el estilo, método y práctica de manera frecuente –cada 10 minutos- para estimular el aprendizaje.

Urge adaptarnos a la nueva realidad educativa.

PERCEPCIÓN

El contralor de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Victorino Barrios Dávalos –electo por unanimidad de votos en la Legislatura-, tiene en su historial haber sancionado al menos a 50 diputados locales, incluyendo a un asesor jurídico de la Presidencia de la República, y suspendido a dos presidentes municipales.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC

La pandemia por el COVID-19 obligó el cierre de las escuelas para evitar contagios. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), entre marzo y abril hasta el 91.2 por ciento de los alumnos -matriculados en 193 países- dejaron de acudir a la escuela, lo que significó una afectación para casi mil 600 millones de estudiantes.

El sitio de UNESCO muestra que hasta el 12 de septiembre había cierre de actividades escolares en 50 países, con impacto en poco más de 868 millones de estudiantes, quienes representan casi el 50 por ciento del total de alumnos inscritos en el mundo.

Sin embargo, la reapertura de planteles se ha convertido en un riesgo. Países como Cuba, Corea del Sur, China y Francia -donde reiniciaron las actividades escolares presenciales-, han cerrado nuevamente sus centros educativos por los rebrotes de COVID-19.

En ese contexto, México instrumentó el “Aprende en Casa II” a través de la Televisión –pública y privada-, y diferentes Instituciones de Educación Superior han retomado sus actividades “a distancia”, con apoyo de plataformas digitales, aunque –como han documentado diferentes medios periodísticos- se ha provocado tensión en el entorno familiar, porque madres y padres de familia –o abuelos y hermanos-, no tienen el conocimiento y la aptitud para guiar el aprendizaje.

¿Cuál es el riesgo? Eduardo Andere –especialista en política educativa, educación y aprendizaje, y educación comparada- advierte que los niños que viven tensión en el hogar difícilmente pueden concentrarse, poner atención, almacenar nuevos conocimientos y aprender. “Un niño es educable (…) si tiene salud, está bien criado, se desenvuelve bien, no sufre pobreza ni discriminación o segregación, vive relajado y seguro”, enfatiza Andere.

Además, a pesar de la distancia, seguimos con formas “presenciales”: clases de 2 y hasta 4 horas sin considerar el agotamiento físico y mental que significa estar sentado tanto tiempo, mirando una pantalla, y sin contenidos que mantengan la atención y despierten la creatividad.

Los especialistas señalan que los estudiantes pueden estar concentrados por dos o tres minutos seguidos, por lo que las clases no deben mantener un mismo “ritmo” durante más de 40 minutos; lo que obliga a cambiar el estilo, método y práctica de manera frecuente –cada 10 minutos- para estimular el aprendizaje.

Urge adaptarnos a la nueva realidad educativa.

PERCEPCIÓN

El contralor de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Victorino Barrios Dávalos –electo por unanimidad de votos en la Legislatura-, tiene en su historial haber sancionado al menos a 50 diputados locales, incluyendo a un asesor jurídico de la Presidencia de la República, y suspendido a dos presidentes municipales.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC