/ lunes 17 de febrero de 2020

#TodoComunica | La Violencia... ¿Se origina en la familia?


La familia tendría que ser el núcleo en el que podemos encontrar un espacio de protección, cuidado, cariño y acompañamiento; en el caso de las niñas, niños y adolescentes, debería ser el entorno adecuado para el desarrollo de su personalidad y sus talentos; sin embargo, las estadísticas indican que en México se denuncian más de 500 casos de violencia intrafamiliar, cada día.

Hace poco más de un año, con jóvenes de la Universidad Autónoma del Estado de México, de la licenciatura de Medios Alternos y Solución de Conflictos que se imparte en la Facultad de Derecho, hicimos un ejercicio para identificar qué tipo de comunicación observaban en sus familias. Habría que distinguir tres estilos distintos: comunicación pasiva, comunicación agresiva y comunicación asertiva.

Fue revelador que en ocho de cada 10 familias las y los jóvenes identificaron estilos de comunicación agresiva, que es aquella en la no se consideran las perspectivas ni los derechos de quienes nos rodean, se habla con tonos de voz elevados (prácticamente gritando), la mayoría de las expresiones son para dar órdenes y –lo más importante- siempre se impone la voluntad de quien ejerce este estilo, pasando por encima de los intereses del resto de la familia.

En algunos casos la madre o el padre establecía ese modelo; en otros, ambos lo aplicaban y en algunos, más graves, el padre, la madre y hasta uno de los hermanos (incluyendo a los propios estudiantes) se comunicaban de manera agresiva. Lamentablemente fueron pocos los hogares donde había un estilo asertivo de comunicación; es decir, hablar respetando a los demás, incluso con cariño y amabilidad; expresando con claridad los intereses propios, y poniendo límites claros entre lo que se desea y lo que no.

Cuando revisamos las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y observamos que entre los años 2015 y 2019 se iniciaron un millón 14 mil 444 carpetas de investigación por “delitos contra la familia”, y que el año pasado las denuncias se incrementaron en más de 45 por ciento con respecto a 2015, inmediatamente deberían prenderse las alertas en el núcleo básico de la sociedad. ¿La violencia que observamos tendrá su origen en la familia?

Habría que analizar de qué forma nos comunicamos con quienes están a nuestro lado, y pensar si las políticas públicas actuales contribuyen al reconocimiento y respeto como sociedad, porque otorgar apoyos asistenciales nunca será suficiente para mejorar la condición de las familias y de la sociedad en su conjunto.

PERCEPCIÓN

Siempre abonará más construir a partir del respeto y el diálogo.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Twitter: @RJoyaC / Instagram: joya.ricardo11


La familia tendría que ser el núcleo en el que podemos encontrar un espacio de protección, cuidado, cariño y acompañamiento; en el caso de las niñas, niños y adolescentes, debería ser el entorno adecuado para el desarrollo de su personalidad y sus talentos; sin embargo, las estadísticas indican que en México se denuncian más de 500 casos de violencia intrafamiliar, cada día.

Hace poco más de un año, con jóvenes de la Universidad Autónoma del Estado de México, de la licenciatura de Medios Alternos y Solución de Conflictos que se imparte en la Facultad de Derecho, hicimos un ejercicio para identificar qué tipo de comunicación observaban en sus familias. Habría que distinguir tres estilos distintos: comunicación pasiva, comunicación agresiva y comunicación asertiva.

Fue revelador que en ocho de cada 10 familias las y los jóvenes identificaron estilos de comunicación agresiva, que es aquella en la no se consideran las perspectivas ni los derechos de quienes nos rodean, se habla con tonos de voz elevados (prácticamente gritando), la mayoría de las expresiones son para dar órdenes y –lo más importante- siempre se impone la voluntad de quien ejerce este estilo, pasando por encima de los intereses del resto de la familia.

En algunos casos la madre o el padre establecía ese modelo; en otros, ambos lo aplicaban y en algunos, más graves, el padre, la madre y hasta uno de los hermanos (incluyendo a los propios estudiantes) se comunicaban de manera agresiva. Lamentablemente fueron pocos los hogares donde había un estilo asertivo de comunicación; es decir, hablar respetando a los demás, incluso con cariño y amabilidad; expresando con claridad los intereses propios, y poniendo límites claros entre lo que se desea y lo que no.

Cuando revisamos las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y observamos que entre los años 2015 y 2019 se iniciaron un millón 14 mil 444 carpetas de investigación por “delitos contra la familia”, y que el año pasado las denuncias se incrementaron en más de 45 por ciento con respecto a 2015, inmediatamente deberían prenderse las alertas en el núcleo básico de la sociedad. ¿La violencia que observamos tendrá su origen en la familia?

Habría que analizar de qué forma nos comunicamos con quienes están a nuestro lado, y pensar si las políticas públicas actuales contribuyen al reconocimiento y respeto como sociedad, porque otorgar apoyos asistenciales nunca será suficiente para mejorar la condición de las familias y de la sociedad en su conjunto.

PERCEPCIÓN

Siempre abonará más construir a partir del respeto y el diálogo.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Twitter: @RJoyaC / Instagram: joya.ricardo11