/ lunes 7 de septiembre de 2020

#TodoComunica | Más allá de los indicadores

El reto fundamental del nuevo ciclo escolar debería ser el aprendizaje y no sólo el cumplimiento de un determinado número de clases para los indicadores administrativos, que no necesariamente impactarán en que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes adquieran los conocimientos, aptitudes y actitudes necesarias para su desarrollo académico y, eventualmente, profesional.

Las diferencias que ya existían en el ámbito educativo, derivadas de las condiciones socio económicas, se acentuaron con la nueva modalidad “a distancia” y han hecho más evidentes las carencias -fundamentalmente tecnológicas- que ahora son imprescindibles para tener la posibilidad de aprender.

Para quienes ejercemos la docencia el reto no ha sido sencillo. Hemos tenido que adaptarnos rápidamente -muy rápidamente- al uso de plataformas y sistemas necesarios para la conexión con nuestras y nuestros estudiantes, además de pensar y elaborar contenidos que hagan más dinámico el proceso de enseñanza y mantengan la concentración.

Se estima que el tiempo de concentración está relacionado con la edad del estudiante. Como máximo es de 3 a 5 minutos por año de edad, por lo que las clases online deberían estar preparadas de acuerdo con la edad del alumnado. El tiempo máximo de concentración de una persona adulta se calcula en 45 minutos.

Las circunstancias sociales y familiares también juegan un papel fundamental e impactan en el aspecto emocional. El entorno más cercano del estudiantado: la organización familiar, los horarios, el trabajo de los padres, los recursos materiales como acceso a una conexión wifi, equipo de cómputo o dispositivos móviles (no es lo mismo trabajar en un celular o una computadora) y el número de miembros de la familia que deben usar esos recursos al mismo tiempo, son factores clave. Habría que sumar que, ahora, en el ambiente familiar recae la obligación de guiar o explicar los contenidos del modelo “Aprende en Casa II”.

Si en el salón de clase siempre hay diferentes tipos de aprendizaje, a distancia ese proceso se acentúa; cada estudiante tiene su ritmo de comprensión y asimilación de los contenidos, además de niveles de autodisciplina y organización personal distintos a los que pudieran promoverse en el aula. Todo ello impacta en su rendimiento escolar.

Creatividad, energía, dedicación, compromiso, flexibilidad y sensibilidad, tanto de docentes y estudiantes, como de las familias y autoridades, serán imprescindibles para lograr que estas generaciones aprovechen al máximo… aún en la distancia.


PERCEPCIÓN

Promover un regreso al modelo presencial de clases en las circunstancias actuales -con elevados contagios y decesos- sólo para aparentar “normalidad”, sería irresponsable e incrementaría el riesgo para toda la población.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx. Twitter: @RJoyaC / Facebook: ricardo.joya.94


El reto fundamental del nuevo ciclo escolar debería ser el aprendizaje y no sólo el cumplimiento de un determinado número de clases para los indicadores administrativos, que no necesariamente impactarán en que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes adquieran los conocimientos, aptitudes y actitudes necesarias para su desarrollo académico y, eventualmente, profesional.

Las diferencias que ya existían en el ámbito educativo, derivadas de las condiciones socio económicas, se acentuaron con la nueva modalidad “a distancia” y han hecho más evidentes las carencias -fundamentalmente tecnológicas- que ahora son imprescindibles para tener la posibilidad de aprender.

Para quienes ejercemos la docencia el reto no ha sido sencillo. Hemos tenido que adaptarnos rápidamente -muy rápidamente- al uso de plataformas y sistemas necesarios para la conexión con nuestras y nuestros estudiantes, además de pensar y elaborar contenidos que hagan más dinámico el proceso de enseñanza y mantengan la concentración.

Se estima que el tiempo de concentración está relacionado con la edad del estudiante. Como máximo es de 3 a 5 minutos por año de edad, por lo que las clases online deberían estar preparadas de acuerdo con la edad del alumnado. El tiempo máximo de concentración de una persona adulta se calcula en 45 minutos.

Las circunstancias sociales y familiares también juegan un papel fundamental e impactan en el aspecto emocional. El entorno más cercano del estudiantado: la organización familiar, los horarios, el trabajo de los padres, los recursos materiales como acceso a una conexión wifi, equipo de cómputo o dispositivos móviles (no es lo mismo trabajar en un celular o una computadora) y el número de miembros de la familia que deben usar esos recursos al mismo tiempo, son factores clave. Habría que sumar que, ahora, en el ambiente familiar recae la obligación de guiar o explicar los contenidos del modelo “Aprende en Casa II”.

Si en el salón de clase siempre hay diferentes tipos de aprendizaje, a distancia ese proceso se acentúa; cada estudiante tiene su ritmo de comprensión y asimilación de los contenidos, además de niveles de autodisciplina y organización personal distintos a los que pudieran promoverse en el aula. Todo ello impacta en su rendimiento escolar.

Creatividad, energía, dedicación, compromiso, flexibilidad y sensibilidad, tanto de docentes y estudiantes, como de las familias y autoridades, serán imprescindibles para lograr que estas generaciones aprovechen al máximo… aún en la distancia.


PERCEPCIÓN

Promover un regreso al modelo presencial de clases en las circunstancias actuales -con elevados contagios y decesos- sólo para aparentar “normalidad”, sería irresponsable e incrementaría el riesgo para toda la población.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx. Twitter: @RJoyaC / Facebook: ricardo.joya.94