/ lunes 28 de diciembre de 2020

#TodoComunica | Optimismo responsable

La llegada de las vacunas contra el coronavirus es, sin duda, una buena noticia. Aún cuando apenas superen las 45 mil dosis, para una población superior a los 127 millones de personas, no debe soslayarse el hecho de que nuestro país, junto con Costa Rica y Chile, fue de las primeras naciones de América Latina en recibir las inmunizaciones.

Además, aplicar la vacunación -en primer lugar- a personal de salud que está en la línea de atención a pacientes con Covid-19 es acertado, porque de lo contrario se pondría en riesgo al sector más vulnerable y que es la esperanza real para evitar más fallecimientos, ya que, de continuar las muertes entre el personal de medicina, enfermería, laboratorios, ambulancias y limpieza e higiene, la catástrofe podría ser peor.

Hace unos meses, el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell, expresó que en México estaba descartada una situación catastrófica que -según sus cálculos-, ocurriría con 60 mil muertes… bueno, el escenario catastrófico es doble: hasta este fin de semana ya hubo más de 122 mil fallecimientos y 1.3 millones de contagios. México es el cuarto país con más muertes por Covid-19 y el décimo tercero por enfermos registrados.

Además, no habrá que perder de vista que en México es donde más personal del sector salud ha fallecido: 2 mil 330 trabajadores. En febrero iniciará la vacunación de la población en general, considerando su edad y nivel de riesgo; sin embargo, el proceso para controlar los contagios y evitar más muertes no será inmediato.

Y la llegada del primer cargamento fue oportunidad para el lucimiento político. Es evidente que un miembro del gabinete federal ya está en campaña para la elección presidencial de 2024: Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores, quien afirmó que la entrega de las primeras vacunas, significaban “el principio del fin de esta pandemia”.

Sin embargo -como ya es habitual en la comunicación federal-, el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, advirtió, en contrasentido de Ebrard: “no debemos dejarnos llevar por el exceso de optimismo o creer en la idea ingenua que la lucha contra el virus ha terminado”. Un mensaje más responsable que las porras del llamado “canciller” (la Ley de la Administración Pública federal no reconoce esa figura).

Como bien advirtió el titular de Salud: no debemos caer en el exceso de optimismo, así que sigamos siendo responsables y cuidémonos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, porque nos falta camino por recorrer.

PERCEPCIÓN

Que el nuevo año signifique nuestra gratitud por las lecciones aprendidas y la renovación de nuestra esperanza. Los seres humanos -afortunadamente- no somos un producto terminado, sino un proceso de continuo aprendizaje. Abrazo fraternal y mis mejores deseos para todas y todos.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC


La llegada de las vacunas contra el coronavirus es, sin duda, una buena noticia. Aún cuando apenas superen las 45 mil dosis, para una población superior a los 127 millones de personas, no debe soslayarse el hecho de que nuestro país, junto con Costa Rica y Chile, fue de las primeras naciones de América Latina en recibir las inmunizaciones.

Además, aplicar la vacunación -en primer lugar- a personal de salud que está en la línea de atención a pacientes con Covid-19 es acertado, porque de lo contrario se pondría en riesgo al sector más vulnerable y que es la esperanza real para evitar más fallecimientos, ya que, de continuar las muertes entre el personal de medicina, enfermería, laboratorios, ambulancias y limpieza e higiene, la catástrofe podría ser peor.

Hace unos meses, el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell, expresó que en México estaba descartada una situación catastrófica que -según sus cálculos-, ocurriría con 60 mil muertes… bueno, el escenario catastrófico es doble: hasta este fin de semana ya hubo más de 122 mil fallecimientos y 1.3 millones de contagios. México es el cuarto país con más muertes por Covid-19 y el décimo tercero por enfermos registrados.

Además, no habrá que perder de vista que en México es donde más personal del sector salud ha fallecido: 2 mil 330 trabajadores. En febrero iniciará la vacunación de la población en general, considerando su edad y nivel de riesgo; sin embargo, el proceso para controlar los contagios y evitar más muertes no será inmediato.

Y la llegada del primer cargamento fue oportunidad para el lucimiento político. Es evidente que un miembro del gabinete federal ya está en campaña para la elección presidencial de 2024: Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores, quien afirmó que la entrega de las primeras vacunas, significaban “el principio del fin de esta pandemia”.

Sin embargo -como ya es habitual en la comunicación federal-, el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, advirtió, en contrasentido de Ebrard: “no debemos dejarnos llevar por el exceso de optimismo o creer en la idea ingenua que la lucha contra el virus ha terminado”. Un mensaje más responsable que las porras del llamado “canciller” (la Ley de la Administración Pública federal no reconoce esa figura).

Como bien advirtió el titular de Salud: no debemos caer en el exceso de optimismo, así que sigamos siendo responsables y cuidémonos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos, porque nos falta camino por recorrer.

PERCEPCIÓN

Que el nuevo año signifique nuestra gratitud por las lecciones aprendidas y la renovación de nuestra esperanza. Los seres humanos -afortunadamente- no somos un producto terminado, sino un proceso de continuo aprendizaje. Abrazo fraternal y mis mejores deseos para todas y todos.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC