/ lunes 16 de noviembre de 2020

#TodoComunica | ¿Qué será para enero?

“Lo que tenga que pasar, pasará”, “así tenía que ser”, “cuando te toca, aunque te quites y cuando no, aunque te pongas”, son expresiones que nos han acompañado como cultura y se escuchan a estas alturas de la pandemia, porque la curva de contagios por Covid-19 en México nunca descendió y las afirmaciones de que estaba controlada, no se han acreditado con los datos.

Parece que el agotamiento provocado por el confinamiento; la tensión por no tener certeza de cuándo acabará; la necesidad de ajustar nuestras rutinas para reducir la probabilidad de contagio; el impacto económico que ha provocado la enfermedad en millones de familias (se estima en casi 20 por ciento la caída de la actividad económica anual para 2002), además de la pérdida de seres queridos, sin tener la posibilidad de “despedirse” de ellos, y la incapacidad para superar las emociones negativas que se han generado al interior de las familias, nos han conducido a relajar –aún más- las medidas de confinamiento, higiene y sana distancia.

Este “fin de semana largo”, por la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, sumado al llamado “Buen fin” -que se organiza desde 2011 para incentivar la actividad económica-, hicieron que relajáramos las medidas de prevención y nos lanzamos a las playas del país; visitamos centros comerciales y los espacios públicos, para "despresurizarnos" de la tensión acumulada en tantos meses de pandemia.

Y así, en México ya superamos el millón de contagios: un millón 3 mil 253 casos, y estamos, quizá, a unas horas de superar las 100 mil muertes (98 mil 259 hasta este sábado), que en un principio la Secretaría de Salud federal descartó que pudieran alcanzarse. En buena medida este escenario ha sido por la pésima gestión de la pandemia que hicieron en el “Gobierno de México”; también porque somos una sociedad enferma, con malas prácticas de alimentación y ejercicio; pero -sobre todo- porque somos una sociedad indisciplinada.

Aun cuando es más frecuente saber de compañeros de trabajo, conocidos, amigos e incluso familiares que han perdido la vida por contagiarse de coronavirus, seguimos en la perspectiva popular de: “a morir venimos a esta vida”, y relajamos las medidas de prevención. Lamentablemente, en un par de semanas veremos el incremento de casos… a menos que la autoridad manipule las cifras.

Y habrá que mirar los datos para enero, porque si así ha sido en un fin de semana, ¿qué será en las festividades decembrinas?

PERCEPCIÓN

El equipo del presidente, Andrés Manuel López Obrador –o su olfato político- le hizo corregir su postura inicial con respecto a las inundaciones en su tierra natal: Tabasco, cuando hace unos días al preguntarle ¿por qué no visitaba las zonas siniestradas? respondió “porque tengo otras cosas que hacer”.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Facebook: ricardo.joya.94 / Twitter: @RJoyaC


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Ricardo Joya C



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“Lo que tenga que pasar, pasará”, “así tenía que ser”, “cuando te toca, aunque te quites y cuando no, aunque te pongas”, son expresiones que nos han acompañado como cultura y se escuchan a estas alturas de la pandemia, porque la curva de contagios por Covid-19 en México nunca descendió y las afirmaciones de que estaba controlada, no se han acreditado con los datos.

Parece que el agotamiento provocado por el confinamiento; la tensión por no tener certeza de cuándo acabará; la necesidad de ajustar nuestras rutinas para reducir la probabilidad de contagio; el impacto económico que ha provocado la enfermedad en millones de familias (se estima en casi 20 por ciento la caída de la actividad económica anual para 2002), además de la pérdida de seres queridos, sin tener la posibilidad de “despedirse” de ellos, y la incapacidad para superar las emociones negativas que se han generado al interior de las familias, nos han conducido a relajar –aún más- las medidas de confinamiento, higiene y sana distancia.

Este “fin de semana largo”, por la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, sumado al llamado “Buen fin” -que se organiza desde 2011 para incentivar la actividad económica-, hicieron que relajáramos las medidas de prevención y nos lanzamos a las playas del país; visitamos centros comerciales y los espacios públicos, para "despresurizarnos" de la tensión acumulada en tantos meses de pandemia.

Y así, en México ya superamos el millón de contagios: un millón 3 mil 253 casos, y estamos, quizá, a unas horas de superar las 100 mil muertes (98 mil 259 hasta este sábado), que en un principio la Secretaría de Salud federal descartó que pudieran alcanzarse. En buena medida este escenario ha sido por la pésima gestión de la pandemia que hicieron en el “Gobierno de México”; también porque somos una sociedad enferma, con malas prácticas de alimentación y ejercicio; pero -sobre todo- porque somos una sociedad indisciplinada.

Aun cuando es más frecuente saber de compañeros de trabajo, conocidos, amigos e incluso familiares que han perdido la vida por contagiarse de coronavirus, seguimos en la perspectiva popular de: “a morir venimos a esta vida”, y relajamos las medidas de prevención. Lamentablemente, en un par de semanas veremos el incremento de casos… a menos que la autoridad manipule las cifras.

Y habrá que mirar los datos para enero, porque si así ha sido en un fin de semana, ¿qué será en las festividades decembrinas?

PERCEPCIÓN

El equipo del presidente, Andrés Manuel López Obrador –o su olfato político- le hizo corregir su postura inicial con respecto a las inundaciones en su tierra natal: Tabasco, cuando hace unos días al preguntarle ¿por qué no visitaba las zonas siniestradas? respondió “porque tengo otras cosas que hacer”.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

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Ricardo Joya C



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