/ lunes 25 de mayo de 2020

#TodoComunica | Sí, somo hijos de...

“Un mexicano es un problema siempre, para otro mexicano o para sí mismo”. Así de contundente lo planteó Octavio Paz en su ensayo “Los hijos de la Malinche” (1950), en el que detalla algunas de nuestras características: “la desconfianza, el disimulo, la reserva cortés que cierra el paso al extraño, la ironía, todas, en fin, las oscilaciones psíquicas con que al eludir la mirada ajena nos eludimos a nosotros mismos”.

La reflexión del único mexicano premio Nobel de Literatura (1990) la recupero, porque en medio de la pandemia que nos ha obligado a modificar –a muchas personas- las rutinas diarias, nos damos cuenta de que a otro tanto más de mexicanos “nos vale” el contagio de Covid-19. Desde quienes realizan actividades sencillas hasta “altos funcionarios” que no aplican las reglas de protección recomendadas.

Por ello, no es gratuito que este fin de semana, México haya establecido un nuevo récord en el número de contagios: 3 mil 329 nuevos casos en 24 horas, es decir, un incremento de 5.32 %, lo que nos ubica en el lugar 16 del mundo por casos confirmados. El Estado de México es la entidad con más casos sospechosos, junto con la Ciudad de México.

Y en el centro de todo: la mexicana y el mexicano. Desde la perspectiva del maestro Paz, quien rechaza la explicación simplista basada solo en las circunstancias sociales e históricas del país, hay una expresión con múltiples significaciones, que “define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas”.

Cuando seguimos viendo a gente –de todas las condiciones económicas e incluso formaciones académicas- salir sin cuidado y hasta con descaro o burla contra quienes sí acatan las medidas, toma relevancia la reflexión de Octavio Paz: “Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, humillar, castigar y ofender. O la inversa. Esta concepción de la vida social como combate, engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles”. Donde Los fuertes son los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables.

Pareciera que buena parte de nosotros se quiere mostrar como “chingones”, sin miedo a la muerte, porque el Covid-19 no existe o porque no les pasa nada. En prácticamente todas las regiones del Estado de México existen casos donde la gente manifiesta no creer en el virus y califican a quienes sí las atienden, como “pendejos” o “idiotas” por sentir temor.

El hecho es que parece que la visión Octavio Paz en su obra “El laberinto de la soledad”, hace 70 años, tenía claro que los mexicanos sí somos hijos de… la malinche.

PERCEPCIÓN

Acertada acción de la Secretaría de Salud estatal al implementar el Programa de Informes Médicos de Pacientes COVID-19, a través de videollamada con familiares de pacientes hospitalizados.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Twitter: @RJoyaC / Instagram: joya.ricardo11

“Un mexicano es un problema siempre, para otro mexicano o para sí mismo”. Así de contundente lo planteó Octavio Paz en su ensayo “Los hijos de la Malinche” (1950), en el que detalla algunas de nuestras características: “la desconfianza, el disimulo, la reserva cortés que cierra el paso al extraño, la ironía, todas, en fin, las oscilaciones psíquicas con que al eludir la mirada ajena nos eludimos a nosotros mismos”.

La reflexión del único mexicano premio Nobel de Literatura (1990) la recupero, porque en medio de la pandemia que nos ha obligado a modificar –a muchas personas- las rutinas diarias, nos damos cuenta de que a otro tanto más de mexicanos “nos vale” el contagio de Covid-19. Desde quienes realizan actividades sencillas hasta “altos funcionarios” que no aplican las reglas de protección recomendadas.

Por ello, no es gratuito que este fin de semana, México haya establecido un nuevo récord en el número de contagios: 3 mil 329 nuevos casos en 24 horas, es decir, un incremento de 5.32 %, lo que nos ubica en el lugar 16 del mundo por casos confirmados. El Estado de México es la entidad con más casos sospechosos, junto con la Ciudad de México.

Y en el centro de todo: la mexicana y el mexicano. Desde la perspectiva del maestro Paz, quien rechaza la explicación simplista basada solo en las circunstancias sociales e históricas del país, hay una expresión con múltiples significaciones, que “define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas”.

Cuando seguimos viendo a gente –de todas las condiciones económicas e incluso formaciones académicas- salir sin cuidado y hasta con descaro o burla contra quienes sí acatan las medidas, toma relevancia la reflexión de Octavio Paz: “Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, humillar, castigar y ofender. O la inversa. Esta concepción de la vida social como combate, engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles”. Donde Los fuertes son los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables.

Pareciera que buena parte de nosotros se quiere mostrar como “chingones”, sin miedo a la muerte, porque el Covid-19 no existe o porque no les pasa nada. En prácticamente todas las regiones del Estado de México existen casos donde la gente manifiesta no creer en el virus y califican a quienes sí las atienden, como “pendejos” o “idiotas” por sentir temor.

El hecho es que parece que la visión Octavio Paz en su obra “El laberinto de la soledad”, hace 70 años, tenía claro que los mexicanos sí somos hijos de… la malinche.

PERCEPCIÓN

Acertada acción de la Secretaría de Salud estatal al implementar el Programa de Informes Médicos de Pacientes COVID-19, a través de videollamada con familiares de pacientes hospitalizados.

Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx.

Twitter: @RJoyaC / Instagram: joya.ricardo11