México entra al grupo de países que han apostado al Transporte Ferroviario de Alta Velocidad como una estrategia que aproxima de manera inteligente a las ciudades. Proyectos como el Tren Interurbano México-Toluca y el Tren México-Querétaro, cancelado en 2014 y retomado por el presidente López Obrador, son obras que se inscriben en este modelo de desarrollo en materia de transporte.
La historia del desarrollo ferroviario en México se parece mucho a la de otros países en desarrollo, como por ejemplo Brasil, que alcanzó un destacado desarrollo de su red ferroviaria a principios del siglo XX, para posteriormente pasar a una etapa de estancamiento y de plano abandono, ante una política de Estado que favoreció la apertura y ampliación de carreteras en detrimento de sus trenes.
Podría decirse que México llega tarde a esta tendencia ya consolidada en varios países europeos, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y China, que aparecen como punteros en el desarrollo de extensas redes de trenes de alta velocidad. Sin embargo, si lo vemos en términos regionales, podría decirse que nuestro país se coloca junto a Brasil y Argentina, como naciones que están tomando en serio un modelo de Transporte Ferroviario de Alta Velocidad.
Esto viene a cuento porque hace apenas unos días fue inaugurada la primera etapa del Tren-Interurbano México Toluca que comprende los primeros 20 kilómetros a lo largo de las estaciones Zinacantepec, Toluca Centro, Metepec y Lerma, con un tiempo estimado de recorrido de 20 minutos y un beneficio potencial a medio millón de habitantes.
Se trata de un megaproyecto que ha tardado en ver la luz. Desde 2012 esta obra fue anunciada por el entonces presidente Peña Nieto, la cual comenzó a construirse en 2015, con altibajos de diversa índole, hasta que el presidente López Obrador se comprometió a concluirla durante su mandato.
No es casualidad que la inauguración de una parte de esta obra se haya dado a unas horas de que la Maestra Delfina Gómez tomara protesta como gobernadora del Estado de México. Resulta sin duda un mensaje poderoso el que un anuncio tan relevante en materia de transporte enmarque el arranque de una administración estatal que promete gobernar con sentido social, a favor de quienes menos tienen.
Colocar el tema de movilidad como una de las prioridades de gobierno traería beneficios directos para millones de mexiquenses que deben trasladarse diariamente dentro y fuera de este enorme estado, en un transporte público inseguro y caro. Como lo muestra la experiencia internacional el desarrollo de infraestructura en materia de transporte también es un motor para el crecimiento económico y una pieza clave en la generación de bienestar social.