/ miércoles 4 de octubre de 2017

Vida Pública

Pues qué esperaban quienes afirman: "los jóvenes tomaron el control en medio de la tragedia del sismo", si el nuestro es un país poblado mayoritariamente por jóvenes en plenitud y sí, además, la densidad poblacional de ese sector se condensa en las zonas más afectadas de la Ciudad de México, como las colonias Roma y Condesa.

Esa afirmación es un sofisma, un argumento falso con apariencia de verdad que, a fuerza de repetirse en las redes sociales, puede engañar nuestro entendimiento de lo que está ocurriendo. Por supuesto que los jóvenes tomaron el control, pero es que siempre lo han tenido en los asuntos de nuestra vida pública, como en la privada, pues ellos, quienes tienen entre 18 y 35 años de edad, son los protagonistas de la cultura, la economía y la política. En una palabra: de lo social. Otro sofisma es el que algunos han intentado viralizar, señalando que la situación de emergencia rebasó a las autoridades y que el gobierno fue superado por la calamidad. Eso no es cierto y, para no enlistar los muy abundantes ejemplos de que el gobierno de la República y la mayoría de los estatales y municipales sí reaccionaron a tiempo, tomemos en cuenta la medición que publicó el periódico El Universal que demuestra que la opinión pública, que no es lo mismo que la opinión publicada en redes sociales, percibe que las autoridades han estado a la altura de la situación y están trabajando, literal y literariamente, en cadena humana con la sociedad, sin abandonar a Oaxaca, Chiapas, Morelos, y sin desatender la capital del país, entre otras entidades. Todo eso en la más grave desgracia de la historia y, no obstante, lejos de paralizarse, la mayor parte de la Nación trabaja y vive con absoluta normalidad, impregnado por un muy positivo sentimiento de solidaridad y patriotismo.

De similar manera circulan abundantes rumores dañinos acerca del desempeño de los personajes y organizaciones que tienen como denominador común, tratar de sembrar discordia y generar desconfianza entre sociedad y gobierno mexicanos.

Ésa es también la intención de los apologistas de lo que llaman la "sociedad civil", para dar a entender una separación, casi un enfrentamiento con la "sociedad política". No se debe olvidar que todo político o servidor público es, antes que todo, ciudadano y, en tanto miembro de la sociedad, conoce, padece y vive lo mismo que los demás. Tan es así que en estos días, sociedad y gobierno, mucho más que una cadena humana, se han trenzado en un lazo de ayuda y cooperación.

Lo cierto es que, a partir de ahora, sería deseable que ese lazo se mantuviera para continuar atendiendo la crisis, y se extendiera a muchos campos de la vida en comunidad donde tanta falta hace.

Cierto es también que eso no ocurrirá como consecuencia del puro deseo compartido. Antes es preciso resolver pendientes y, ahí sí, las autoridades, el gobierno, empezando por el de la República y encabezado por el jefe del Estado mexicano, tiene la obligación política y el compromiso ético de poner el ejemplo para superar, al menos tres grandes problemas nacionales : la corrupción, la impunidad y la desigualdad social.

Estos días "postsismo", han abierto la oportunidad de emprender acciones en esos tres terrenos, a partir de los cuales el lazo de cooperación nacional se fortalezca y se extienda pero, sobre todo, se traduzca en la recuperación de la cooperación sin abuso y la confianza sin ingenuidad. Sería extraordinario que el gobierno la aproveche y la ciudadanía contribuya para que la solidaridad permanezca entre nosotros. @HuicocheaAlanis

Pues qué esperaban quienes afirman: "los jóvenes tomaron el control en medio de la tragedia del sismo", si el nuestro es un país poblado mayoritariamente por jóvenes en plenitud y sí, además, la densidad poblacional de ese sector se condensa en las zonas más afectadas de la Ciudad de México, como las colonias Roma y Condesa.

Esa afirmación es un sofisma, un argumento falso con apariencia de verdad que, a fuerza de repetirse en las redes sociales, puede engañar nuestro entendimiento de lo que está ocurriendo. Por supuesto que los jóvenes tomaron el control, pero es que siempre lo han tenido en los asuntos de nuestra vida pública, como en la privada, pues ellos, quienes tienen entre 18 y 35 años de edad, son los protagonistas de la cultura, la economía y la política. En una palabra: de lo social. Otro sofisma es el que algunos han intentado viralizar, señalando que la situación de emergencia rebasó a las autoridades y que el gobierno fue superado por la calamidad. Eso no es cierto y, para no enlistar los muy abundantes ejemplos de que el gobierno de la República y la mayoría de los estatales y municipales sí reaccionaron a tiempo, tomemos en cuenta la medición que publicó el periódico El Universal que demuestra que la opinión pública, que no es lo mismo que la opinión publicada en redes sociales, percibe que las autoridades han estado a la altura de la situación y están trabajando, literal y literariamente, en cadena humana con la sociedad, sin abandonar a Oaxaca, Chiapas, Morelos, y sin desatender la capital del país, entre otras entidades. Todo eso en la más grave desgracia de la historia y, no obstante, lejos de paralizarse, la mayor parte de la Nación trabaja y vive con absoluta normalidad, impregnado por un muy positivo sentimiento de solidaridad y patriotismo.

De similar manera circulan abundantes rumores dañinos acerca del desempeño de los personajes y organizaciones que tienen como denominador común, tratar de sembrar discordia y generar desconfianza entre sociedad y gobierno mexicanos.

Ésa es también la intención de los apologistas de lo que llaman la "sociedad civil", para dar a entender una separación, casi un enfrentamiento con la "sociedad política". No se debe olvidar que todo político o servidor público es, antes que todo, ciudadano y, en tanto miembro de la sociedad, conoce, padece y vive lo mismo que los demás. Tan es así que en estos días, sociedad y gobierno, mucho más que una cadena humana, se han trenzado en un lazo de ayuda y cooperación.

Lo cierto es que, a partir de ahora, sería deseable que ese lazo se mantuviera para continuar atendiendo la crisis, y se extendiera a muchos campos de la vida en comunidad donde tanta falta hace.

Cierto es también que eso no ocurrirá como consecuencia del puro deseo compartido. Antes es preciso resolver pendientes y, ahí sí, las autoridades, el gobierno, empezando por el de la República y encabezado por el jefe del Estado mexicano, tiene la obligación política y el compromiso ético de poner el ejemplo para superar, al menos tres grandes problemas nacionales : la corrupción, la impunidad y la desigualdad social.

Estos días "postsismo", han abierto la oportunidad de emprender acciones en esos tres terrenos, a partir de los cuales el lazo de cooperación nacional se fortalezca y se extienda pero, sobre todo, se traduzca en la recuperación de la cooperación sin abuso y la confianza sin ingenuidad. Sería extraordinario que el gobierno la aproveche y la ciudadanía contribuya para que la solidaridad permanezca entre nosotros. @HuicocheaAlanis