/ miércoles 1 de noviembre de 2017

Vida Pública

El Partido del Trabajo (PT) y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se opusieron a la reforma educativa porque decían que con ella se iba a “privatizar la educación”. Lo que no dijeron es que nada más en febrero de este año el PT y AMLO privatizaron, para su provecho personal, cien millones de pesos que estaban destinados a la educación preescolar. Y es sólo una parte, falta saber cuánto más fluyó desde 2002 a la fecha. Empieza a salir a flote lo que parece ser la corrupción de la mafia del NO poder.

Trascendió que la organización Frente Popular Tierra y Libertad, vinculada al PT, ha recibido 4,162.8 millones de pesos por manejar Centros de Desarrollo Infantil (Cendis), que son guarderías y preprimarias administradas por particulares, pero que reciben dinero del gobierno.

Los Cendis del PT han venido operando desde hace 15 años. Pero esa organización también ha venido cobrando el servicio a los papás de los niños, no obstante que el gobierno sostiene a los centros casi totalmente. Por si fuera poco, el año entrante el PT recibirá 376 millones de pesos del INE. El manejo de escuelas particulares subsidiadas, demuestra que las prerrogativas son sólo una parte del negocio.

A diferencia de lo que suele declarar ante escándalos públicos, AMLO no ha exigido transparencia, legalidad y justicia para los dirigentes de PT y sus familiares, presuntos defraudadores, sino que ha salido a defenderlos, argumentando una ofensiva en su contra. Aunque muy explicable, esa reacción es, por supuesto, indebida.

La información del probable delito de fraude parece sólida y apunta directamente a la siempre misteriosa fuente de recursos públicos que explican el trabajo político y el éxito del partido Movimiento Regeneración Nacional y a su permanente dirigente que, paradójicamente, dice abanderar la "honestidad valiente".

Valiente o no, hoy está puesta a prueba la honestidad de López Obrador, la congruencia de sus seguidores y simpatizantes, la eficacia de las instituciones investigadoras y la solidez de nuestras prácticas democráticas.

@HuicocheaAlanis

 

El Partido del Trabajo (PT) y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se opusieron a la reforma educativa porque decían que con ella se iba a “privatizar la educación”. Lo que no dijeron es que nada más en febrero de este año el PT y AMLO privatizaron, para su provecho personal, cien millones de pesos que estaban destinados a la educación preescolar. Y es sólo una parte, falta saber cuánto más fluyó desde 2002 a la fecha. Empieza a salir a flote lo que parece ser la corrupción de la mafia del NO poder.

Trascendió que la organización Frente Popular Tierra y Libertad, vinculada al PT, ha recibido 4,162.8 millones de pesos por manejar Centros de Desarrollo Infantil (Cendis), que son guarderías y preprimarias administradas por particulares, pero que reciben dinero del gobierno.

Los Cendis del PT han venido operando desde hace 15 años. Pero esa organización también ha venido cobrando el servicio a los papás de los niños, no obstante que el gobierno sostiene a los centros casi totalmente. Por si fuera poco, el año entrante el PT recibirá 376 millones de pesos del INE. El manejo de escuelas particulares subsidiadas, demuestra que las prerrogativas son sólo una parte del negocio.

A diferencia de lo que suele declarar ante escándalos públicos, AMLO no ha exigido transparencia, legalidad y justicia para los dirigentes de PT y sus familiares, presuntos defraudadores, sino que ha salido a defenderlos, argumentando una ofensiva en su contra. Aunque muy explicable, esa reacción es, por supuesto, indebida.

La información del probable delito de fraude parece sólida y apunta directamente a la siempre misteriosa fuente de recursos públicos que explican el trabajo político y el éxito del partido Movimiento Regeneración Nacional y a su permanente dirigente que, paradójicamente, dice abanderar la "honestidad valiente".

Valiente o no, hoy está puesta a prueba la honestidad de López Obrador, la congruencia de sus seguidores y simpatizantes, la eficacia de las instituciones investigadoras y la solidez de nuestras prácticas democráticas.

@HuicocheaAlanis