/ miércoles 29 de noviembre de 2017

Vida Pública

Si hoy fuera la elección presidencial, ganaría AMLO. Pero hoy no es la elección presidencial.

Nadie puede asegurar qué ocurrirá en ese proceso electoral pero, lógicamente, las cosas no se mantendrán como en este momento, durante los siete largos meses por venir.

Por ahora hay tres fuerzas políticas que groso modo poseen, cada una, un tercio de la intención de voto de los electores, según encuestas.

El PRI es el que tiene en voto leal más sólido y más grande. Aún sin candidato, la semana pasada ya se encontraba en segundo lugar y creciendo. Ahora presenta un aspirante, virtual abanderado, poco conocido por el gran público, lo cual, lejos de ser una desventaja, abre la gran oportunidad de construir una historia novedosa, hablar de él, sorprender y atraer la atención de la sociedad, si logra acuñar un poderoso mensaje, pues se trata de un futuro candidato de perfil ciudadano, que no parece priista, aunque puede contar con la fuerza territorial del priísmo, para competir y ganar. Hay mucho partido y un candidato con expectativa de crecer.

En contraste, otro candidato súper conocido y que, por tanto, poco tiene nuevo que ofrecer y, naturalmente, más difícil le resultará crecer en la simpatía de la gente, Andrés Manuel López Obrador parece ser mucho personaje con un partido todavía de incierto crecimiento, a pesar del sorprendente rendimiento que alcanzó en el proceso reciente en el Estado de México.

El tercer tercio parece tenerlo el galimatías político integrado por una fracción del PAN, lo que queda del PRD, y el PT. Cuya prueba de fuego está por venir, cuando definan a su abanderado pues esa decisión parece poner en riesgo el pacto que ahora los une.

Así, un partido fuerte con candidato desconocido, un candidato muy fuerte y conocido con un partido de inciertas dimensiones, y tres partidos unidos por su animadversión al gobierno son los protagonistas del momento histórico de México, acompañados por un pintoresco reparto de actores secundarios, candidatos sin partido -que no independientes- en una danza de locura que quizá ni ellos entienden.

Si el PRI (la organización) logra hablar, emocionar y movilizar al priismo (la gente) sus posibilidades crecerán. Si AMLO consigue ser el faro que anime a los ciudadanos a salir a votar, sin organización, hará efectivo el refrán que ya repite: "la tercera es la vencida", y si el llamado Frente Ciudadano sobrevive a la designación de su candidato, la elección será la más competida, dramática y delicada de la historia.

Todos, ciudadanos incluidos, tenemos la obligación de ser responsables, cuidadosos y mesurados en los meses por venir.

 

@HuicocheaAlanis

Si hoy fuera la elección presidencial, ganaría AMLO. Pero hoy no es la elección presidencial.

Nadie puede asegurar qué ocurrirá en ese proceso electoral pero, lógicamente, las cosas no se mantendrán como en este momento, durante los siete largos meses por venir.

Por ahora hay tres fuerzas políticas que groso modo poseen, cada una, un tercio de la intención de voto de los electores, según encuestas.

El PRI es el que tiene en voto leal más sólido y más grande. Aún sin candidato, la semana pasada ya se encontraba en segundo lugar y creciendo. Ahora presenta un aspirante, virtual abanderado, poco conocido por el gran público, lo cual, lejos de ser una desventaja, abre la gran oportunidad de construir una historia novedosa, hablar de él, sorprender y atraer la atención de la sociedad, si logra acuñar un poderoso mensaje, pues se trata de un futuro candidato de perfil ciudadano, que no parece priista, aunque puede contar con la fuerza territorial del priísmo, para competir y ganar. Hay mucho partido y un candidato con expectativa de crecer.

En contraste, otro candidato súper conocido y que, por tanto, poco tiene nuevo que ofrecer y, naturalmente, más difícil le resultará crecer en la simpatía de la gente, Andrés Manuel López Obrador parece ser mucho personaje con un partido todavía de incierto crecimiento, a pesar del sorprendente rendimiento que alcanzó en el proceso reciente en el Estado de México.

El tercer tercio parece tenerlo el galimatías político integrado por una fracción del PAN, lo que queda del PRD, y el PT. Cuya prueba de fuego está por venir, cuando definan a su abanderado pues esa decisión parece poner en riesgo el pacto que ahora los une.

Así, un partido fuerte con candidato desconocido, un candidato muy fuerte y conocido con un partido de inciertas dimensiones, y tres partidos unidos por su animadversión al gobierno son los protagonistas del momento histórico de México, acompañados por un pintoresco reparto de actores secundarios, candidatos sin partido -que no independientes- en una danza de locura que quizá ni ellos entienden.

Si el PRI (la organización) logra hablar, emocionar y movilizar al priismo (la gente) sus posibilidades crecerán. Si AMLO consigue ser el faro que anime a los ciudadanos a salir a votar, sin organización, hará efectivo el refrán que ya repite: "la tercera es la vencida", y si el llamado Frente Ciudadano sobrevive a la designación de su candidato, la elección será la más competida, dramática y delicada de la historia.

Todos, ciudadanos incluidos, tenemos la obligación de ser responsables, cuidadosos y mesurados en los meses por venir.

 

@HuicocheaAlanis