/ miércoles 24 de enero de 2018

Vida Pública

Debe tomar una decisión estratégica. Tiene que definir, precisar y transmitir su posición en la elección; en otras palabras, tiene que comunicar claramente de qué se trata, o en qué consiste su campaña; dicho de otro modo ¿cuál es la misión que propone y a la que millones de electores deberíamos sumarnos y por qué?

El reto no es menor. Si la primera ley de la mercadotecnia electoral indica que todo candidato debe comenzar por asegurar su voto leal o "voto duro", eso no se logra en automático si una de las cualidades más mencionadas del personaje, incluso subrayadas por él mismo, es su neutralidad partidaria, pues su pureza ciudadana marca, inevitablemente, una distancia respecto del militante "de hueso colorado", al que se supone que Meade le habla, sobre todo, en esta etapa de precampaña. Resulta urgente adoptar un mensaje que entusiasme a la base priista más sólida; esa que aunque no es suficiente, es absolutamente indispensable para ganar.

Otro factor que hace imperioso que el precandidato priista precise su posición, y articule un discurso más pegajoso, deriva de que, ni siquiera en un país cuyo gobierno goce de muy aceptable popularidad, resulta atractivo que un candidato abandere la continuidad; aún en esos lugares donde las personas gozan de una extraordinaria calidad de vida, de manera natural, los electores siempre consideran que merecen algo mejor, a eso aspiran, y votarán por quien los haga sentir que puede proporcionarles mejoría. Es tan evidente que no abona hablar de logros alcanzados en el pasado reciente, como la necesidad de ofrecer algo mejor hacia adelante. Urge una expectativa de un futuro tan ambicioso como realista.

El precandidato del PRI debe precisar la narrativa de su campaña porque la actual indefinición, trae como consecuencia que, al parecer, sus planteamientos no tengan adherencia; no "peguen", no alcancen "memorabilidad", no se posicionen; o no "cojan calle", como sí lo han logrado otras fuerzas políticas, cuyas canciones promocionales, frases, expresiones, ya fueron adoptadas por la sociedad y lo mismo se bromea con ellas, se difunden "memes"; se baila en las madrugadas, o se analizan en las mesas de discusión. En contraste, si acaso existe, nadie parece recordar el slogan o la frase de ataque del precandidato tricolor, lo cual abona al rumor de que "la precampaña no prende", para expresarlo coloquial, pero dramática e ilustrativamente.

Así las cosas, no parece sencillo que anuncie no pertenecer al PRI y se lo crean los electores, si lo ven copado de priistas a quienes, sin embargo, necesita. Absurdo sería también siquiera suponer que pueda distanciarse del gobierno actual, del cual formó parte. Tampoco es sencillo que el priismo se le entregue entusiasta, si no observa entre los más cercanos colaboradores a priistas conspicuos como ellos.

¡Pero si hay una alternativa para que el precandidato Meade lance un mensaje atractivo, contagioso, incluyente, creíble y seductor, para mejorar su desempeño, remontar la campaña y ganar la elección! Dado que puede y debe defender los innegables y muy numerosos, aunque poco reconocidos, éxitos del gobierno en funciones, tiene la oportunidad de ofrecer: Más beneficios sociales. Y puesto que debe ser autocrítico, sin dejar de ser constructivo, tiene la oportunidad de comprometerse a ejercer: un mejor gobierno. “Más y mejor”, es una de las pocas opciones para un candidato como el del PRI. Que al ofrecer más, deje claro que valida lo bien hecho hasta ahora y al proponer mejor, reconozca que los mexicanos merecen mejoría. Más beneficios y mejores resultados. Más empleo y mejores condiciones para la inversión; más afiliados al IMSS y mejores hospitales; más empresas y mejores precios de gasolina; más beneficios y mejor transparencia; más policías y mejor preparados. “Más y mejor”, tres palabras forman una frase corta para que sea exitosa una campaña larga.

 

@HuicocheaAlanis

 

Debe tomar una decisión estratégica. Tiene que definir, precisar y transmitir su posición en la elección; en otras palabras, tiene que comunicar claramente de qué se trata, o en qué consiste su campaña; dicho de otro modo ¿cuál es la misión que propone y a la que millones de electores deberíamos sumarnos y por qué?

El reto no es menor. Si la primera ley de la mercadotecnia electoral indica que todo candidato debe comenzar por asegurar su voto leal o "voto duro", eso no se logra en automático si una de las cualidades más mencionadas del personaje, incluso subrayadas por él mismo, es su neutralidad partidaria, pues su pureza ciudadana marca, inevitablemente, una distancia respecto del militante "de hueso colorado", al que se supone que Meade le habla, sobre todo, en esta etapa de precampaña. Resulta urgente adoptar un mensaje que entusiasme a la base priista más sólida; esa que aunque no es suficiente, es absolutamente indispensable para ganar.

Otro factor que hace imperioso que el precandidato priista precise su posición, y articule un discurso más pegajoso, deriva de que, ni siquiera en un país cuyo gobierno goce de muy aceptable popularidad, resulta atractivo que un candidato abandere la continuidad; aún en esos lugares donde las personas gozan de una extraordinaria calidad de vida, de manera natural, los electores siempre consideran que merecen algo mejor, a eso aspiran, y votarán por quien los haga sentir que puede proporcionarles mejoría. Es tan evidente que no abona hablar de logros alcanzados en el pasado reciente, como la necesidad de ofrecer algo mejor hacia adelante. Urge una expectativa de un futuro tan ambicioso como realista.

El precandidato del PRI debe precisar la narrativa de su campaña porque la actual indefinición, trae como consecuencia que, al parecer, sus planteamientos no tengan adherencia; no "peguen", no alcancen "memorabilidad", no se posicionen; o no "cojan calle", como sí lo han logrado otras fuerzas políticas, cuyas canciones promocionales, frases, expresiones, ya fueron adoptadas por la sociedad y lo mismo se bromea con ellas, se difunden "memes"; se baila en las madrugadas, o se analizan en las mesas de discusión. En contraste, si acaso existe, nadie parece recordar el slogan o la frase de ataque del precandidato tricolor, lo cual abona al rumor de que "la precampaña no prende", para expresarlo coloquial, pero dramática e ilustrativamente.

Así las cosas, no parece sencillo que anuncie no pertenecer al PRI y se lo crean los electores, si lo ven copado de priistas a quienes, sin embargo, necesita. Absurdo sería también siquiera suponer que pueda distanciarse del gobierno actual, del cual formó parte. Tampoco es sencillo que el priismo se le entregue entusiasta, si no observa entre los más cercanos colaboradores a priistas conspicuos como ellos.

¡Pero si hay una alternativa para que el precandidato Meade lance un mensaje atractivo, contagioso, incluyente, creíble y seductor, para mejorar su desempeño, remontar la campaña y ganar la elección! Dado que puede y debe defender los innegables y muy numerosos, aunque poco reconocidos, éxitos del gobierno en funciones, tiene la oportunidad de ofrecer: Más beneficios sociales. Y puesto que debe ser autocrítico, sin dejar de ser constructivo, tiene la oportunidad de comprometerse a ejercer: un mejor gobierno. “Más y mejor”, es una de las pocas opciones para un candidato como el del PRI. Que al ofrecer más, deje claro que valida lo bien hecho hasta ahora y al proponer mejor, reconozca que los mexicanos merecen mejoría. Más beneficios y mejores resultados. Más empleo y mejores condiciones para la inversión; más afiliados al IMSS y mejores hospitales; más empresas y mejores precios de gasolina; más beneficios y mejor transparencia; más policías y mejor preparados. “Más y mejor”, tres palabras forman una frase corta para que sea exitosa una campaña larga.

 

@HuicocheaAlanis